Otro nombre para la Hemeroteca Nacional
Ayer fue bautizada Ezequiel Martínez Estrada el cambio había sido pedido hace décadas
"El prolífico escritor Martínez Zuviría fue durante un cuarto de siglo director de la Biblioteca Nacional y, durante todo ese período, impartió vehementes opiniones militantes de carácter discriminatorio. Su antisemitismo de combate fue notorio y no se limitó a sus novelas", explicó el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González.
En el acto estuvieron presentes la subsecretaria de Gestión Cultural de la Nación, Marcela Cardillo, y el director nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi; la subdirectora de la biblioteca, Elsa Barber; el director de Cultura, Ezequiel Grimson; el director de la Hemeroteca, José Luis Boquete; el director del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Horacio Verbitsky; el filósofo León Rozitchner; el editor y fundador de Ediciones de la Flor, Daniel Divinsky, la representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, y el filósofo y escritor José Pablo Feinmann, entre otros.
Desde ayer la Hemeroteca lleva el nombre de Ezequiel Martínez Estrada. "Escritor universalista de la condición argentina, inventor de formas narrativas y ensayísticas emancipadas, autor de estudios decisivos sobre el Martín Fierro, la pampa y la ciudad, Kafka y Montaigne, y la turbada historia nacional, también partidario de una teoría de la lectura que se entrelaza con las más modernas perspectivas de la crítica literaria actual", expresó González.
"El máximo tótem del antisemitismo argentino, expuesto como señal conmemorativa, ofende finalmente a quienes buscan de todas las formas posibles los nuevos cimientos para reconstruir una democracia avanzada, igualitaria y no discriminativa en la Argentina", indicó González.
El cambio fue celebrado por un centenar de trabajadores de la biblioteca y representantes de la cultura que se acercaron a la inauguración.
Verbitsky relató distintos ejemplos de la vida pública e intelectual de Martínez Zuviría que hacían necesario el cambio. "Es una decisión profundamente saludable para la cultura argentina", enfatizó.
"Se saca un nombre que se inscribe en la aniquilación política para suplantarlo por un modelo humano", reconoció Rozitchner, al tiempo que destacó "la osadía y el valor" de González por llevar adelante un viejo reclamo.
La representante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora señaló que el cambio constituía un "acto de memoria, verdad y justicia", mientras que Hamawi concluyó: "La Biblioteca Nacional se transforma en un ámbito de libertad, creación e integración".

“Si el mundo os aborrece, sabed que me aborreció a mí primero que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, sino que yo os escogí del mundo, por esto el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os dije: No es el siervo mayor que su señor. Si me persiguieron a mí, también a vosotros os perseguirán”
Jn 15,18 -19, 20
Decía el Padre Castellani:“El medio de digerir la injusticia es un secreto del cristianismo. Es la actitud heroica, y aparentemente imposible a las fuerzas humanas de devolver bien por mal, de bendecir a los que nos maldicen”. Por esto les damos las gracias a nuestros enemigos, que nos muestran a las claras que no desean tener nada en común con Cristo y con quienes son de Cristo y no del mundo. Su actitud muestra el poder de la Verdad , siempre vigente, siempre victoriosa, que no puede ser tapada aunque se quiten nombres de lugares públicos, se prohíban libros o se mate con las armas o la indiferencia y el silencio. Esa verdad que está siempre ahí para recordarles que no puede vivirse en paz sin ella, y que está siempre dispuesta –gracias a su permanente recuerdo- a recibir a todo aquel que arrepentido quiera conocerla.
También nos recuerdan nuestros enemigos nuestros deberes y nuestra identidad de cristianos, y lo hacen mucho mejor que los traidores y apóstatas que permanecen dentro de la Iglesia , que ahora como siempre serán “perros mudos” que buscan “el diálogo y el consenso sin crispaciones”. Es aquello que muy bien dijo y por lo que peleó y sufrió ese mártir que fue Kierkegaard:
“No se debe traficar, no se debe alterar el cristianismo. No se debe exasperarlo con persistir en un puesto equivocado, sino vigilar sólo que siga siendo lo que era: escándalo para los judíos, locura para los griegos. Y no una tontería cualquiera de la que ni los judíos ni los griegos se escandalicen, sino del que se sonríen y se irritan por el hecho de que se lo defiende”
Y ese escandalizar consiste, no en hacer mal a nadie, sino en predicar -como enseñó San Pablo- a Jesucristo crucificado, por lo cual aquellos mismos que no lo aceptan se sienten "discriminados" y, entonces, "discriminan". Mejor entonces que la distinción o discriminación siga existiendo: la luz y las tinieblas no se mezclan.