jueves, 9 de mayo de 2013
Por el niño que no ha nacido
Si los árboles fueran altos y corta la yerba,
como en algún cuento de locos,
si aquí y allí hubiera un mar azulado
más allá de la tierra.
Si colgara fija en el aire una hoguera
para darme calor todo el día,
si un pelo verdoso sobre los montes creciera,
ya sé bien lo que haría.
En la oscuridad me encuentro: soñando
ojos grandes, amables o fríos,
y calles sinuosas y puertas calladas
y tras ellas hombres bien vivos.
Vengan las tormentas: prefiero una hora,
y libertad para que luche y llore,
a todas las edades en que he gobernado
los imperios de la noche.
Si me concedieran permiso
para vivir en el mundo,
me portaría muy bien todo el día
que pasara en esa tierra de hadas.
Jamás escucharían de mi boca
una palabra de egoísmo o desprecio,
si tan sólo pudiera dar con la puerta,
si tan sólo naciera.
G. K. Chesterton, tomado de “El amor o la fuerza del sino”.
Selección de textos de Álvaro de Silva.