“Es, por tanto, una de las necesidades de nuestro tiempo vigilar y trabajar con todo esfuerzo para que el cinematógrafo no siga siendo escuela de corrupción, sino que se transforme en un precioso instrumento de educación y de elevación de la humanidad”

S.S. Pío XI



“Que el cine sea ordenado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, y sirva eficazmente para la extensión del Reino de Cristo sobre la Tierra”.

S. S. Pío XII

viernes, 26 de noviembre de 2010

CRITICA - EL ORIGEN



EL ORIGEN

Dirección: Christopher Nolan – 2010

LA IMAGINACIÓN AL PODER


Cuesta ponerse a escribir sobre esta película, cuando es tan fácil, y saludable, olvidarla por completo.

Pero los medios de difusión y unos cuantos espectadores la han engalanado con su apoyo, por lo que debemos prestarle alguna atención.

Los críticos mediáticos elogian todo lo que debe venderse, y esta película, en la jerga periodística, es un “tanque”. Como tal no puede ser desdeñada.

El público mayoritario, cliente al cual está destinado este tipo de películas, apabullado como está por la era tecnológica, ya no desea sino un frenesí grandioso que le evite tener que pensar.

Al hombre moderno no le basta con la realidad, porque en ella no encuentra ningún misterio. No lo encuentra formulado estéticamente en las obras de arte. Las religiones falsas tampoco se lo proveen, la Religión católica verdadera está restringida por obra del modernismo persecutor que todo lo falsifica.

Como este hombre ya no se aguanta a sí mismo y su nada (esa nada que ahora ha incorporado a su vocabulario), se escapa de la realidad para ir hacia los paraísos artificiales de las drogas, la bebida, el sexo, los sueños y las ilusiones virtualmente suscitadas. La principal de ellas, el cine.

Este cine de hoy ya no busca mediante el artificio y la aventura darle un plus al hombre para que vuelva a la (su) realidad comprendiendo e intensificando su vida.

Los relatos ayudaban a sostener la sanidad mental del hombre, vinculándolo o restituyéndolo a sus orígenes y sus semejantes. La sabiduría se nos había entregado mediante relatos. La imaginación era libre dentro de unas coordenadas dadas por el sentido común del hombre y el sentido del misterio que no puede explicarse pero todo lo explicaba. Y ese misterio era una revelación. Y la revelación, la Verdad que un culto manifestaba.

Ahora la imaginación, importantísima para el conocimiento de la verdad, pero debajo de la razón, se coloca por encima de todo como virtud “creativa” y, a través de la imparable evolución tecnológica, va detrás de estos medios de expansión de sus límites, tomándolos por fines. Los grandes artistas no son grandes por su imaginación, decía Castellani, sino por su inteligencia. Todo lo contrario de lo que afirman los pseudocríticos que han ensalzado esta película por la frondosa imaginación de su director. Recuerdo cuando Chesterton elogiaba al “Robinson Crusoe” porque celebraba “la poesía de las limitaciones”. Hoy el hombre quiere olvidar las limitaciones porque no quiere asumir que es un ser que debe limitarse. El hombre de hoy lo quiere todo. Por eso nada debe ser secreto y no hay barreras que lo limiten. Todo se lo permite.

Durante dos horas y veinte minutos vemos cómo un grupo de personas le lavan el cerebro a un hombre ingresando a su mente a través de los sueños. Esto que allí le llaman “incepción” (el título original del film es “Inception”, lo contrario de concepción, tal vez el título adecuado del film debería ser “Maculada incepción”), vendría a ser el hecho de infundirle una idea a la persona durante su sueño, de tal manera que cuando despierte crea que esa idea le ha venido espontáneamente y es enteramente suya. El objetivo es que esa idea termine apoderándose de su mente.

El procedimiento, propio más bien de la experimentación de los centros psiquiátricos soviéticos, es diabólico. Al protagonista, interpretado por Leonardo Di Caprio, por usar tal método con su esposa, ésta, no sabiendo al fin distinguir la realidad del sueño, terminó suicidándose. El personaje de Di Caprio quiere redimirse de ese “error” y perdonarse a sí mismo, para poder rehacer su vida, todo a través de este operativo y de su propio sueño. El bien final justifica un medio maligno.

Con ser una trama siniestra, la película es un torbellino de sueños dentro de sueños interminables, tediosos y delirantes (parece que los actores tuvieron que leer varias veces el guión para entender de qué se trataba), con fondo de música constante y diseño y efectos que nos recuerdan más de una publicidad de autos japoneses. Los actores hablan casi siempre, como es de rigor ahora, susurrando. Tal vez para dar a entender así que algún conflicto interior los inquieta. Más bien nos parece que así se pretende dotarlos de una personalidad que no tienen. Recuerde el espectador cómo hablaban los hombres y mujeres en el cine clásico, y notará la diferencia.

Creemos que en el fondo lo que se plantea a través de este film es el lavado de cerebro al espectador, ahora víctima que, al salir del cine, termina aplaudiendo a sus victimarios sin saber bien por qué. Sólo porque le han “incepcionado” esa idea, especialmente desde los medios de difusión.

“El alma de un hombre –escribió Chesterton- está llena de voces, como un bosque. Hay allí diez mil lenguas, como las lenguas de todos los árboles. Fantasías, locuras, memorias, excentricidades, temores misteriosos, más misteriosas esperanzas. Todo el ordenamiento y sano gobierno de la vida consiste en llegar a la conclusión de que algunas de esas voces tienen autoridad y otras no”. El problema es que el hombre ha reemplazado la autoridad de Dios por la conciencia personal, entonces de manera caprichosa, subjetiva, sentimental, decide dentro de sus delirios y ensoñaciones cuál voz debe seguir y cuál no.

El hombre que no sabe cuáles voces tienen autoridad y cuáles no, no se halla lejos del delirio y la perdición, porque hay voces interiores que vienen de aquel tentador que vive para perder a las almas espirituales que son obra de Dios.

La ocasión nos sugiere tener presentes las reglas para el discernimiento de espíritus, que nos ha legado San Ignacio en sus cada vez más necesarios “Ejercicios Espirituales”. Ello nos enseñará más y mejor a estar alertas contra, entre otras cosas, esta clase de películas.

NOTA ACLARACION

ACLARACIÓN PARA QUIENES CREEN TENER TODO CLARO

Consultado una vez Antonio Caponnetto sobre la tendencia de su filosofía, éste contestó: “Una vez le preguntaron a Chesterton si él era un escritor católico. Dijo: “no; soy católico, cuando escribo se me nota”. Parafraseando a Chesterton yo diría: soy católico, cuando filosofo se me nota; y si no se me nota me voy al infierno, por no dar testimonio de la Verdad”.

Del mismo modo sostenemos que este no es un blog de cine católico, sino un blog católico de cine y otros temas de interés, tal como hay sitios y blogs católicos de doctrina, blogs católicos de noticias, blog católicos de exégesis bíblica, blogs católicos sobre política, blogs católicos sobre espiritualidad, etc.

Se engaña a sí mismo quien, desconociendo el dogma de la religión católica, las verdades de nuestra fe, encuentra en este “dogmatismo” una limitación a la hora de analizar los films por nosotros considerados. El dogmatismo sólo oscurece u obnubila cuando es un dogmatismo equivocado. Quien ve las cosas desde afuera piensa que el dogma oprime al pensamiento, al ponerle límites, cuando lo que hace (cuando es el dogma de la única verdadera fe) es precisamente iluminar y encaminar al pensamiento para que éste no se extravíe. Como ya dejamos asentado en la presentación de este espacio de reflexión, es posible que se vea en tal cobijo en el dogma católico un “encerrarse” en un determinado esquema mental excluyente. Pues bien, lo importante es establecer primero si ese dogma o ese credo es verdadero, y en segundo lugar cómo y de qué manera se relaciona con la realidad en sus diversas manifestaciones, en este caso, artística.

Citemos a alguien que sabía mucho sobre estas cosas:
“El hombre no puede definirse, como hizo Carlyle, como animal que fabrica herramientas; las hormigas y los castores, así como muchos otros animales, fabrican herramientas, en el sentido de que se valen de aparatos. El hombre, en cambio, sí puede definirse como ser que crea dogmas. A medida que acumula doctrina tras doctrina y conclusión tras conclusión, en la formación de un asombroso plan filosófico y religioso, se convierte, en el único sentido legítimo del que la expresión es capaz, en un ser cada vez más humano.
“Y cuando abandona doctrina tras doctrina, dominado por su refinado escepticismo, cuando rechaza atarse a un sistema, cuando asegura haber superado las definiciones, cuando dice que no cree en la finalidad, cuando, en su propia imaginación, se erige en Dios sin abrazar ninguna forma ni credo, sino contemplándolos a todos, entonces lo que hace es retroceder hacia la vaguedad de los animales errantes, hacia la inconsciencia de la hierba. Los árboles carecen de dogmas. Los nabos son excepcionalmente amplios de miras. Si, insisto, ha de existir el avance mental, entonces debe tratarse de un avance mental que se dé en la construcción de una filosofía de vida cierta. Y esa filosofía de vida ha de estar en lo cierto, y las demás filosofías han de equivocarse. Y el caso es que, de todos –o casi todos- los dotados escritores modernos a los que he estudiado brevemente en este libro, resulta especialmente cierto, afortunadamente, que todos ellos poseen una visión del mundo constructiva y afirmativa, y que se la toman en serio y nos piden que la tomemos en serio nosotros también.
“No hay nada meramente escéptico en el progresismo de Rudyard Kipling. No hay nada amplio de miras en Bernard Shaw. El paganismo de Lowes Dickinson resulta más serio que cualquier forma de cristianismo. Incluso el oportunismo de H. G. Wells es más dogmático que cualquier idealismo. Creo que alguien recriminó a Matthew Arnold que estuviera volviéndose tan dogmático como Carlyle, y él respondió: “Tal vez sea cierto, pero usted ha pasado por alto una diferencia obvia: yo soy dogmático y tengo razón, mientras que Carlyle es dogmático y se equivoca”. Lo humorístico del comentario no debe llevarnos a perder de vista su indudable seriedad y sentido común. Nadie debería escribir nada, ni siquiera decir nada, a menos que creyera que está en posesión de la verdad y los demás hombres, equivocados.
De manera análoga, yo defiendo que soy dogmático y tengo razón, mientras que Shaw es dogmático y se equivoca” (G. K. Chesterton, Conclusiones sobre la importancia de la Ortodoxia, “Herejes”).

Un ateo materialista –lo mismo si es liberal o socialista- cree que el dogma católico es algo limitado porque ellos sienten que éste los limita. Y tienen razón en pensar así, lo que no entienden es que esos límites son necesarios como lo son los límites que nos impone la naturaleza o la biología. ¿Necesarios para qué? Necesarios para ser hombres con la capacidad de elevarnos por sobre nuestra condición caída con la gracia sobrenatural, y de esa manera conocer la Verdad. De lo contrario, al “liberarnos” de esos límites o restricciones caeremos en una verdadera prisión, la de los dogmas falsos.

A pesar de que la naturaleza le demuestra que no es libre de hacer lo que quiera, el ateo se cree libre de pensar lo que quiera. Sin embargo, yo no soy libre de pensar que el pasto es azul o que las ballenas no existen. La verdad se impone a mi pensamiento, y a partir de esta verdad puedo pensar. Cuando el asunto tratado excede la simple observación empírica, en el orden de lo trascendente, debo aceptar la verdad revelada que no contradice a la razón. La mirada, entonces, estará iluminada, esclarecida, cuando se somete a la verdad, a partir de la cual podrá libremente comprender. Sin el dogma que contiene las verdades que se deben creer y que forman la propia filosofía de vida, el hombre falible creerá ser libre cuando su libertad será algo sin firmeza, maleable por las corrientes de la opinión y el error. El ateo llamará dogmática a toda aquella afirmación absoluta que no lo conforme, pues, según él, no hay verdad absoluta. Pero si todo es relativo, ¿no lo es también la afirmación de que “no hay verdad absoluta”? Contrariamente a lo que piensa el ateo, la afirmación absoluta del dogma cristiano no se cierra al misterio que rodea nuestra vida, sino que más bien lo afirma. No oscurece sino que ilumina los misterios que no por ello dejan de ser misterios. Quien no cree en este dogma se cierra a cualquier misterio, o lo tecnifica y falsifica, en una cárcel que pretende explicarlo todo por la vía natural o pretende que nada tiene explicación. En ese encierro, desde ese pequeño lugar confortable, desde su pequeña ventana, en la seguridad de escuchar siempre las mismas voces halagüeñas, el ateo teme que un dogma lo limite porque, en definitiva, eso sería llevarlo a pensar que se rige por un dogma que no es verdadero, y en tal situación debería abrir la puerta de su cárcel y tendría que salir a un mundo hostil. En definitiva, el “libre pensador” teme ser liberado porque ser de verdad libre implica lucha, dolor y renunciamientos, es decir, límites. Y el primer renunciamiento será tal vez el más difícil: el renunciar al “propio” pensamiento que se cree libre pero en verdad está hecho de prejuicios, vanidades y errores.

NOVEDAD EDITORIAL


viernes, 19 de noviembre de 2010

ANIVERSARIO

LA VUELTA DE OBLIGADO


Este 20 de noviembre del 2010 se cumplen 165 años de la batalla de la Vuelta de Obligado. La gloriosa y memorable fecha no les pertenece a quienes hoy oficialmente la festejan. Tampoco al partido que representan, ni a los agentes regiminosos que alrededor de ese partido medran y lucran corruptamente. Rosas no admite comparación con sus ídolos populistas, ni cuadra su presencia en ninguna galería de próceres latinoamericanos, a más de uno de los cuales hubiera lanceado a campo traviesa.

Las celebraciones gubernamentales son ultraje y mentira. El Rosas que reivindican no existió. El Rosas que existió los habría fusilado.

Nada de esto ya importa. Vencedor del tiempo y del espacio —como los héroes genuinos— los argentinos cabales rinden tributo a su memoria, a quienes cayeron en la Vuelta de Obligado, y a quienes —cuando hacerlo supuso riesgos fieros— reivindicaron la verdadera talla del Ilustre Restaurador de las Leyes.

Quieran hacer justicia los versos que enhebramos:

Ni cuzcos ladradores ni doctores me traigan,
ni tibios lomos negros de chiripá o levita,
que no vengan logistas a hollar estas barrancas,
donde el duelo y la sangre supieron darse cita.

Auséntense los torvos, cismáticos o flojos,
espadas sin cabeza, sin blasón ni coraje,
esta Vuelta del río reclama en sus orillas
la vieja aristocracia del sufrido gauchaje.

Ninguna voz rendida se escuche en el remanso
del Paraná poblado de recuerdos fecundos,
ninguno se presente de los que han hocicado,
una vez y por siempre los he llamado inmundos.

Que no lleguen tampoco los que enturbiaron nombres
de patriadas antiguas galopando en montón,
ni los profanadores de la historia se acerquen,
sólo quiero a los fieles de la Federación.

¡Encadene el oleaje, mi General Mansilla,
atenace torrentes, eslabone los vientos,
que silven los boyeros, y en las cañas tacuaras
flameen los pendones amarrados con tientos!

¡Usted, Coronel Thorne, desenvaine cañones,
camarada Quiroga: honre al padre que hereda,
Capitán Tomás Craig, ancle el buque al pellejo
y usted, Ramón Rodríguez, con su furia proceda!

Si la tierra trepida sabrán los extranjeros,
que las almas batallan con leal veteranía
invisible y perenne como un yelmo de plata
como ajorca que enlaza la fiel soberanía.

Comandante Barreda, Artillero Palacios,
alumbren las estrellas de este patrio noviembre,
y en el último ataque que cada puño sea
la semilla que labre, que coseche y que siembre.

Nada importa esta tarde que la proa invasora
nos aventaje en fuego de metrallas filosas,
mis mazorqueros tienen bayonetas caladas
y me sigo llamando Don Juan Manuel de Rosas.

Resistí a los falsarios, la conjura de escribas,
en mil páginas negras que fraguó belcebú,
venceré a los que intenten torcer mi empuñadura,
yo soy el heredero del sable de Maipú.

Mañana cuando lleguen las horas más aciagas,
aunque ni un ceibo quede en mi pampa plantado,
Señor, se alce una boca para gritar de nuevo:
No han de pasar por esta Vuelta de Obligado.


Antonio Caponnetto


NOTICIA

Gorecki

El pasado 12 de noviembre murió el maestro polaco Henryk Gorecki, uno de los grandes músicos contemporáneos, a quien, como otros compositores polacos de su generación, conocimos gracias al cine. La célebre Sinfonía Nº 3 sirvió de banda sonora en manera extraordinaria a la escena fundamental del film “Fearless” (1994) de Peter Weir. Asimismo conocimos a Penderecki –colaborador de varios films de Wajda- gracias a “El Exorcista” (1973) de William Friedkin, y a Wojciech Kilar con su banda original sonora para el “Drácula” (1992) de Francis Cóppola. Más allá de la disparidad de los filmes, el aporte y el acierto convocante del cine sirvió para ampliar el auditorio de grandes compositores del siglo XX.

Pero fue Gorecki el que más trascendió con su profundo y ascético sentido religioso, incubado detrás de la cortina de hierro en una Polonia que parece haber sabido conservar hasta nuestros días –pese al modernismo del papa Wojtyla- la unidad de la tradición religiosa en la unidad como Nación. Esta amalgama ha dado frutos auténticos que lejos de inspirar nostalgia, hacen de lo místico una realidad presente, que llega a conmovernos a través de la gravedad y el misterio de la música.

Destacamos, además de la Sinfonía Nº 3 (Op. 36, 1976, en la grabación de Upshaw y Zinman), Beatus Vir (Op. 38, 1977), Tres piezas en estilo antiguo (1963), Totus Tuus (Op. 60, 1987), Miserere (Op. 44, 1981) y Amen (Op. 35, 1974).

Debajo las crónicas periodísticas:

Coetáneo de Krzysztof Penderecki, desde principios de los años sesenta una de las principales figuras del conjunto de compositores polacos, Henryk Mikolaj Gorecki debe su fama mundial al éxito comercial de la III Sinfonia - Sinfonía de Cantos Fúnebres (1976) a principios de los años noventa.

Un periodo particular en la creatividad de Gorecki ha sido determinado por las obras surgidas entre 1971 (
Ad Matrem) y 1980 (Concierto para clavecín). Además de las dos obras mencionadas surgieron entonces tan sólo cinco composiciones esenciales: II Sinfonía (Copernicana) para soprano, barítono, coro y orquesta (1972); la famosa III Sinfonia - (Cantos Fúnebres) para soprano y orquesta; el salmo Beatus Vir (1979) para barítono, coro y orquesta y solo para coro Euntes ibant et flebant (1973) y Amen (1974).

A principio de los anos noventa la III Sinfonía de Gorecki llegó a ser, gracias a las emisoras radiofónicas comerciales británicas, que emitían (en fragmentos) su nueva grabación con Dawn Upshaw bajo la dirección de David Zinman, una de las obras de música contemporánea más conocidas y más vendidas en el terreno discográfico. Siguiendo la suerte de la III Sinfonía, han llegado a ser un verdadero éxito en el mercado fonográfico el
Concierto para clavecín y los dos primeros cuartetos para cuerda de Gorecki - Ya está anocheciendo y Quasi una fantasía.

La moda estética del postmodernismo musical ha reaccionado contra la creatividad de Henryk Mikolaj Gorecki. El público de Occidente está acostumbrado a la música repetitiva norteamericana al estilo de Steve Reich y Philipp Glass y a su variante británica de Michael Nyman. La repetitividad ascética y obstinada de la música de Gorecki ha calado en la conciencia de los oyentes con hábitos estéticos asimilados, abriéndoles a una perspectiva distinta y extraña de las obras del compositor polaco. Esta perspectiva se debe a la expresión religiosa de la música de Gorecki, que se suma en cierta totalidad cultural a la expresión de la música de Arvo Pärt, el cual desarrolla su forma musical basándose en el "nuevo medievo" y en la música de John Tavener, que desarrolla su forma musical del "nuevo Bizancio", y además con las experiencias casi religiosas de la corriente new age. Lo folclórico de la música de Gorecki puso de moda la "música del mundo", creando el interés por el exotismo de las tradiciones populares, independientemente de su procedencia. Gorecki ha creado una moda que va mucho más lejos de los límites trazados por los festivales de música contemporánea.

El músico polaco falleció en un hospital de Katowice (sur de Polonia) a los 76 años de edad. Henryk Górecki había nacido el 6 de diciembre de 1933 en Czernica, al suroeste de Katowice. Se graduó en composición en la Escuela de Música de esta ciudad, de la que fue director. Los años de estudio coinciden con el moderno resurgir de la música polaca. Gorécki participa de él con una de las obras más experimentales del momento «Scontri» (1960). Un año después gana el primer premio de la Bienal de Jóvenes de París por su «Sinfonía núm. 1. 1959» y, en 1970 recibe el premio de la Unión de Compositores Polacos compartido con Penderecki.

Hasta entonces, había utilizado múltiples técnicas, si bien se hace ya evidente que lo expresivo prevalece sobre lo especulativo. Lo explicaba en 1962: «Para mi el arte es una manifestación de la vida». Inmediatamente, asoman las «Tres piezas en estilo antiguo» (1963) y, con ellas, un estilo meditativo del que surgen piezas con claro protagonismo vocal. A este período pertenece la «Segunda sinfonía. Copernicana» (1972), «Beatus vir» (1979) y, especialmente, la famosísima «Tercera sinfonía. De la lamentaciones» (1976).

Considerada, tras el estreno, ingenua y reaccionaria, la tercera sinfonía proclamó su éxito en 1992, con la grabación de la soprano Dawn Upshaw, junto a la London Sinfonietta dirigida por David Zinman: «Me desconcierta, por qué esta melancólica sinfonía ha enviado a la gente a las tiendas de discos» (Michael Kennedy, Sunday Telegraph), es «una carga de lóbregos disparates» (Auberon Waugh, Evening Standard), «sin música que llevar al oído» (David Mellor, The Guardian). Pero Górecki copa las listas de ventas mientras se distribuyen cerca de 14.000 copias diarias. Es el triunfo del neomisticismo que alimentó a una buena porción del arte del fin de siglo.

Marcado por este hecho, Górecki se concentrará en la composición de pequeñas piezas, canciones y obras religiosas. Siempre en cercanía a la música popular polaca, las tradiciones religiosas, y la admiración a Chopin y Beethoven. Sin duda, Górecki quería vivir al margen del fenómeno, disfrutar de la vida tranquila, del aire puro de la región de Podhale y de las montañas de Tatra. Siempre incapaz de reconocerse llegó a decir: «Gran éxito, sí; agradezco a Dios que me lo diera, pues es como si otro hubiera escrito la obra.»

Música de Gorecki:

Henryk Gorecki


lunes, 15 de noviembre de 2010

CRITICA - TETRO



TETRO
Director: Francis Ford Cóppola – 2009


CUESTA ABAJO

“Caída libre” es una expresión asaz contradictoria, porque viene a explicar una caída no controlada y, por lo tanto, sujeta por completo a factores donde la propia libertad nada puede hacer para evitarla. Una caída, valga aclararlo, no es un descenso, sino un derrumbe.

¿Por qué ocurren los derrumbes? Salvo circunstancias exteriores como explosiones, demolición o temblores de tierra, los edificios se vienen abajo, como recientemente lo pudo comprobar la ciudad de Buenos Aires, por una falla estructural en sus cimientos.

Los cimientos de un artista son su visión del mundo, su conocimiento del hombre y la sabiduría práctica del arte que tiene entre manos.

La visión del mundo, el conocimiento del hombre y de la realidad –es decir, su filosofía-, están determinadas por la religión que tiene y profesa y vive el hombre. Si no la tiene la sociedad se encargará de abastecerlo de una religión de repuesto. En el shopping del mundo hay una para cada cual, para que todos terminen “pensando como viven” y ya no “viviendo como piensan” a partir de la Verdad.

Penoso y ejemplar es el caso de Francis Ford Cóppola (Detroit, USA, 1939). Reconocido su talento desde sus comienzos, premiado y entronizado por el mundo, prestigiado y ensalzado por el conglomerado mediático mundial y los críticos de una punta a la otra, llamado siempre “artista” además de director (un crítico entre nosotros llegó a llamarlo “el genio del cristianismo”), este hombre dotado como pocos de un talento que sabía reinventarse a sí mismo con cada nuevo y diferente film, este magnífico director autor de clásicos imborrables como “El Padrino, “Apocalipse Now”, “La conversación” y “Tucker”, este hombre exageradamente encomiado por el mundo, este director, decimos, ha expirado.

Acaso esto haya ocurrido, crecidas sus raíces en una tierra inadecuada y sin la gracia fecundante de Dios, por des-ubicación, y acaso se haya convertido en un nuevo avatar, descolorido y más exitoso, de Orson Welles, otro artista llamado “genio” malogrado por diversas razones.

Recordemos: Welles se ubicó en el lugar del “genio maldito” e incomprendido por la industria del cine, luego de haber tenido un enorme suceso en la misma. No sin razón, mas haciendo de sí mismo un gigante a la manera de Kane, Orson se refugió en Europa, filmando aquí y allá dificultosamente, con su fama a cuestas y su voluntad de poder sin el debido reposo.

Cóppola afirmó alguna vez en Buenos Aires que su sueño era ser un poeta, agregando: “No quiero hacer cine comercial, sino de arte”. Llevado por el ocaso del cine según el concepto sostenido en Estados Unidos desde el período clásico, y ante la encerrona de tener que someterse a las reglas del actual y decadente cine de Hollywood, Cóppola ha venido a caer en la disputa dialéctica (falsa, desde luego) y en esa caída llega a afirmar a las claras este nuevo concepto que ha adoptado. Alguien podrá pensar que se trata de un disfraz para tácticamente mejor ubicarse en su desplazamiento de la centralidad donde supo estar. Pero a las pruebas nos remitimos y “por el fruto se conoce el árbol”.

Si los directores del período clásico hacían exteriormente un “cine comercial” sabiendo interiormente que también podían estar haciendo un “cine de arte”, Cóppola afirma ahora que él hace “cine de arte” independiente en oposición al industrial “cine comercial”. Expresión sostenida por los mediocres directores europeos y argentinos de los años ’60 y ’70 para justificar sus tropelías y tropezones estilísticos, cuando no el tedio provocado por sus films.

Des-ubicación. Estar fuera de lugar. Cóppola siente que está fuera del lugar que le corresponde en la industria –y que, convengamos, siempre asumió a regañadientes-, entonces justifica esa des-ubicación dando sentido a ese nuevo y propio lugar de ubicación como productor y realizador independiente (desde luego que independiente de las grandes productoras, que no de otros factores, inclusive políticos, que lo condicionan): el lugar del “cine de arte”.

Esta postura de Cóppola en realidad no es nueva. Desde hace por lo menos 25 años su vida se define en esos términos, los de alguien que vive y piensa y negocia como “artista”. Unos términos que el mundo siempre ha aceptado gustoso. “El arte nunca duerme” (Art Never Sleeps) es el título de un libro editado por la Escuela Internacional de Cine creada por Fidel Castro en la Cuba comunista, frase que el propio Cóppola escribió en graffiti en sus muros en uno de sus repetidos pasos por la escuela, y que García Márquez, director de la misma, tomó para titular el libro.

Des-ubicación. Como la que tuvo en sus frecuentes visitas a la Argentina, en viajes de negocios y placer, fotografiado alternativamente junto a (y usado por) Macri y Heller en sus respectivas campañas electorales, o siendo recibido por la Presidente Cristina Kirchner cuando el país ardía en medio del conflicto con el campo y la “presidenta” no recibía a nadie. Ubicuo para aparecer posando con su hija en la pampa argentina en una publicidad de Louis Vuitton (la afamada marca de carteras que usa la Presidente), o figurar junto a los rentables y funestos Scorsese, Spielberg y Lucas en una entrega de los Oscars, o ser uno de los speakers del Seminario Expomanagement en la Rural de Palermo, Cóppola parece haber creído poder compatibilizar toda esta exitosa actividad mundana, todo este rédito al mundo, con su actitud vital de “artista” independiente. Ser hombre de mundo y ser artista es algo incompatible. Alguno de los dos ha de resentirse. He allí el eterno conflicto, el conflicto que todos los directores de cine han tenido que afrontar. Esa clase de nueva ubicación ha producido en Cóppola esta des-ubicación en el terreno artístico. Cóppola no será despedazado como Mel Gibson porque su cine no molesta a nadie. Es inofensivo.

Des-ubicación. Quien es del mundo es de todas partes, y por lo tanto de ningún lugar. Cóppola filma en Rumania, República Checa y Argentina, como Welles filmaba en España, Marruecos o Italia. Falto de una ecumene que sólo puede dar el sentido universal, es decir, católico, Cóppola hace de sí mismo el centro de su interés, lo que le impide hablar un lenguaje universal. Cuanto más excéntrico de Hollywood es un director, más universal debe ser su film. Esto lo hemos comprobado con “Apocalypto” y “La Pasión de Cristo”. Puesto que desde Hollywood se expende un falso ecumenismo o universalismo, esa verdadera universalidad en la visión del mundo debe ser dada por el artista (católico) excéntricamente, pero sin tratar de distinguirse afirmando que lo suyo es “cine arte” y no “cine comercial”.

Cóppola, sin embargo, ha asumido la actitud europea: el particularismo, la intimidad de lo “pequeño” o el nihilismo que, como no decide nada, prescinde del símbolo, vehículo de expresión que busca unir con lo trascendente o una forma de ver las cosas que las trasciende. Orson Welles no perdió del todo el sentido de la verdadera grandeza, no perdió el sentido de la universalidad asumido en parte en Hollywood, por eso en Europa filmó Otelo, Falstaff, el Quijote o Arkadin. Cóppola parece haber creído ser otro Welles itinerante con su corte de aduladores, pero termina siendo, casi, otro Woody Allen.

“Tetro”. Tras su anterior, bochornosa y exótica “Juventud sin juventud”, Cóppola, como miles de turistas extranjeros fascinados por la Babel porteña, recaló en Buenos Aires.

Ha tenido el mérito de haberse adaptado bien a esta ciudad, tanto es así que el suyo no parece un film extranjero, sino argentino. En otras palabras, su película es tan mala como si fuera argentina. Eso sí, probablemente sea una de las mejores películas argentinas de los últimos años. O quizás ni eso.

“Tetro” cuenta la historia de una familia ítalo-norteamericana dividida o más bien destruida. Un joven a punto de cumplir dieciocho años llega a Buenos Aires a buscar a su hermano varios años mayor Angelo Tetrocini (Tetro, el actor Vincent Gallo), que ha roto hace muchos años con su familia. Tetro es, según la mujer española que vive con él en La Boca, un “genio incomprendido”, que habiendo salido de una internación en el Borda ahora trabaja con un grupo teatral independiente. El hermano menor busca saber cosas que Tetro prefiere dejar ocultas, con su pasado. La muerte de su padre, un famoso director de orquesta de Nueva York (pero nacido en Buenos Aires) desencadenará una serie de revelaciones que definirán el futuro de la familia.

Si la historia tiene aristas interesantes (la frustrante relación de Tetro con su exitoso y opresivo padre; la posibilidad del arte como salvación de la locura; la búsqueda de la verdad sobre el origen), Cóppola ofrece una visión reducida de todos los aspectos que giran en torno de lo que es una familia. Si apuesta por la familia, nos preguntamos, una familia ¿qué tan sana? Esta pregunta debe hacerse ya que hoy cualquier cosa es aceptada como familia y en este terreno se ven involucradas cuestiones religiosas y morales que deben ser consideradas. Cóppola ha aceptado las innovaciones corruptoras de la familia que en estas materias ha introducido e impuesto el liberalismo en todo el mundo: divorcio, anticoncepción, concubinato. Concluyente por demás al respecto es la vida y obra cinematográfica lincenciosa de su hija directora de cine. “Tetro” lleva la marca de tales licencias de una falsa libertad para, a pesar de ello, querer rescatar el sentido familiar. Contradicción liberal.

Segundo problema: Cóppola con su “cine de arte no comercial” se ha olvidado –tal como hace siempre el cine argentino, ¡vaya coincidencia!- del espectador. Su película (como la anterior “Juventud sin juventud”) parece estar filmada sólo para sí mismo, para darse el gusto de incluir sus intereses y obsesiones sin involucrar al espectador, al cual, sin ser llevado nunca a compartir el punto de vista de ninguno de los personajes, le tiene sin cuidado la suerte que éstos puedan correr. De allí que el film no suscite suspenso y, por lo tanto, emoción. Y la emoción es el componente fundamental a través del cual se manifiesta la obra de arte en el contemplador. Emoción que ni siquiera la belleza de las imágenes nos da.

Primer problema, entonces, de “Tetro”, la filosofía que la inspira, o su falta absoluta de sentido religioso, en un director nacido en el seno de una familia católica pero que, evidentemente, ha perdido la fe.

Segundo problema, no involucra al espectador en lo que cuenta, a quien todo –por más cercano en la geografía- le resulta ajeno.

Tercer problema: el modo expresivo y los intérpretes elegidos. Aquí nos encontramos con lo peor de la película: el film es estéticamente muy feo.

Por momentos “fellinesca”, por otros “almodovariana”, hasta “scorsesiana” y, si se quiere, “pinosolanesca”, Cóppola parece competir con su oscarizada hija para ver quién filma cosas más feas. Tener que aguantar a toda una cáfila de actores y actrices argentinos más propios de los usufructos televisivo-prostibularios de un Sofovich o un Tinelli, como son la siempre sobreactuante Leticia Brédice (aquí haciendo streap-tease), Mike Amigorena (marica que suele cantar en faldas, aquí completamente travestido), Silvia Pérez (semi-desnuda), la hija de Moria Casán (esta pobre hija de su madre, que también aparece desnuda en un menage a trois, declaró en aquellos días en que se filmaba esta película al periódico Perfil que “Si existiera un Dios no tendría forma de hombre, sería una cucaracha” (sic) y que “Para mí es un lujo estar con gente que me enseña, como fue Fernando Peña, Eliseo Subiela o Francis Ford Cóppola”), entre otras viles criaturas del espectáculo nacional, más la insufrible “chica Almodóvar” Carmen Maura, todo esto entre las exaltaciones “cómicas” de Rodrigo de la Serna, la intolerable música de León Gieco, y hasta la presencia de Susana Giménez haciendo de sí misma...Tener que ver esto, decimos, en un cambalache “artístico” firmado por Cóppola, nos lleva a pensar en la evidente y progresiva degradación que tarde o temprano invade a todo aquel que se ha quedado sumergido en el estadio estético. En fin, que si todo esto fuera exhibido como una dependencia frívola del infierno, en rotundo contraste con todos aquellos valores (empezando por los estéticos y siguiendo por los morales y religiosos) que se le oponen, podría tener cierta justificación. Pero más bien el protagonista acepta sumergirse en ese ambiente y lo festeja con su mujer, pese al repudio final que se mezcla con la escabrosa historia familiar en una delirante escena con un hacha, ya que el protagonista, pese a la confusa y rebuscada salida final, no hace sino quedarse sumergido en aquel ambiente como Willard se quedó sumergido en el horror de Apocalipse Now. Tetro, a lo largo de toda la película, parece sentirse a gusto en la sordidez de los bajos fondos porteños, mugre que al fin parece ser lo único que Cóppola ha sabido mostrar de los argentinos, pues todas las mujeres son prostitutas y los hombres grotescas caricaturas.

“Si arrastré por este mundo/la vergüenza de haber sido/y el dolor de ya no ser”, dice el tango que da título a nuestra nota. A Cóppola le gusta el tango y el vino. Compartimos el gusto por el vino. Por eso, preferimos pasar de largo cuando el prestigioso bodeguero californiano, cuesta abajo en su rodada, nos viene a vender un repelente tetra-brick llamado “Tetro”.

EL DEMOCRATICO

Año 27 de la Democracia – Número 8


EL DEMOCRÁTICO®


“Haz lo correcto. Dí lo correcto. Sé correcto”.



Boletín de la Asociación Amigos del


INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS DEMOCRÁTICAS



Fundador, Director y Responsable Inscripto:


Pánfilo Democracio, t.d. y o.p.a.



Editorial:


La Democracia™ ha recibido otro duro golpe. Esta vez no fue por parte de golpistas desestabilizadores (ya sean hombres de las fuerzas armadas o del campo). Esta vez el implacable destino se ha llevado, como antes a Raúl Alfonsín, ahora a Néstor Kirchner. Otro Presidente de la Democracia que nos deja a la intemperie cuando más lo necesitábamos. Nos quedan sólo dos, el Dr. Menem y el Dr. De la Rúa, a quienes, más allá de las banderías políticas, debemos venerar como adalides que son de una Democracia que llegó para quedarse, a pesar de tan rudos contratiempos.


Consternado, apabullado, triste, afligido, pesaroso, inconsolable como millones de argentinas y argentinos, acudí presto a rendir honores al mártir de la Democracia. El Salón de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa Rosada, cubiertas sus paredes con los retratos de caracterizados demócratas como Perón, Allende o Ernesto “Che” Guevara (que, aunque algunos no lo quieran admitir, peleó por la Democracia, para que los pueblos pudieran acudir a las urnas libremente, como hoy se verifica en Cuba y en nuestra Latinoamérica), se pobló de un pueblo argentino, de un país todo que quiso rendirle personalmente un último homenaje a un luchador por los Derechos Humanos, la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, al mayor Héroe de los Trabajadores después de Juan Domingo Perón.


Lamentablemente siempre hay algunos fachistas que no lo quieren admitir y, envidiosos, critican toda buena obra por razones ideológicas. Pero la realidad está allí para verla por televisión o leerla en los diarios, que no nos dejan mentir: el pueblo aprobó su gestión democrática, más allá de su modus operandi, más allá de la corrupción, de los delitos y de las injusticias cometidas, porque esas son cosas que ninguna democracia del mundo ha podido solucionar. ¿Se pretende que nuestra joven Democracia logre lo que ni pudieron las más avanzadas del planeta? ¿Eh?


Pero volvamos al momento inolvidable de la despedida. La Señora Presidenta con toda la fuerza le hizo frente al momento con la indeclinable decisión de mantener firme el rumbo del barco, pese a las tempestades, pese a las olas inclementes del destino. Acompañada de la plana mayor del gobierno nacional y popular, del pueblo más democrático y de figuras caracterizadas de nuestro país, la emoción embargó a todos los presentes. Allí estaban democráticos mandatarios extranjeros de indudable prestigio como Evo Morales, Hugo Chávez, Rafael Correa, Sebastián Piñera y Pepe Mujica, que en tono lastimero y tanguístico expresó sabiamente “Cómo se nos va la vida”. Allí estaban condolidos Maradona y la abuela Carlotto (equivocadamente con un pañuelo blanco en la cabeza, cuando debió haber sido negro, qué error de su asesora de imagen!), allí estaban Marcelo Tinelli y Chacho Álvarez, Bilardo y el Checho Batista. Allí estaban Louis Vuitton y Luis D’elía, Jean Cartier y el Presidente de Boca, el Rabino Bergman y Monseñor Casaretto, Ray Ban y Monseñor Laguna, Nacha Guevara y Antonio Cafiero, más una gran cantidad de personalidades de los ambientes artístico actoral y surrealista, agradeciendo las dádivas del régimen democrático a quien el occiso había servido hasta dar su vida.


No me quedan palabras tras tan agotadoras y lacrimosas jornadas. Sólo he de repetir un saludo que se escuchó repetidamente en consonancia con la marcha fúnebre sollozante del pueblo de la Democracia: “Hasta la victoria siempre”, “Viva la Democracia”.




ANUNCIO:


Queremos darles a conocer que, como la Democracia está viva y en tanto en ella rige la libertad de pensamiento, acaba de fundarse una nueva corriente de pensamiento político-filosófica integrativa, denominada: macrismo-leninismo. La misma según nos informa el diario La nación, 6 de noviembre de 2010, ha sido inventada por los cerebros del PRO Alejandro Rozitchner, Hernán Lombardi y Mariano Narodowski. Le damos la bienvenida.



IMÁGENES:




En Democracia los Obispos, como cualquier ciudadano, tienen que someterse a las reglas de la convivencia democrática. Celebramos el ejemplo dado por Monseñor Laguna, a quien vemos en la fotografía besar untuoso la mano de la Presidenta.




Un obituario muy especial, para condolerse del deceso del Dr. Kirchner.



CITA:


“La democracia representativa y la economía de mercado son los componentes esenciales de la sociedad abierta, al igual que los mecanismos de regulación de los mercados –en particular de los mercados financieros- junto a otras disposiciones para preservar la paz, el orden y la ley a escala mundial”.


George Soros, super-archi-recontra-multimillonario financista internacional, en la obra “La crisis del capitalismo mundial”, 1998.



NUESTRO COLUMNISTA:


Dr. Orvieta de Curdella:


“Con Democracia se toma, se bebe y se chupa. ¡Hic!”



SABIDURÍA ROCKERA:


“La historia y el pueblo sabrán valorar la dignidad de Néstor Kirchner, que se partió el corazón por nosotros, el que enfrentó al imperio vampiro pagando nuestras deudas”. (Andrés Calamaro. La Nación, 28 de octubre de 2010)



Todo va mejor con Democracia





APRENDIENDO DEMOCRACIA



Por el Dr. Federico Pineral, fundador del PPP (Partido Popular Progresista).





Hay palabras que todo ciudadano de la democracia debe manejar fluidamente en su lenguaje cotidiano, para poder ser verdaderamente un ciudadano, y no un simple habitante. Estas son algunas:


Dignidad humana – Derechos Humanos – Libertad – Diálogo – Desarrollo sustentable – Mayoría – Asamblea – Justicia social – Pueblo – Paz – Dialogar – Consenso – Debate – Popular – Democratización – Instituciones – No discriminación – Gobernabilidad – Libertad de prensa – Transparencia – Memoria – Cambio – Inclusión – No represión – Gestión – Sesiones – Elecciones – Igualdad – Género – Modelo – Progreso – Futuro – Diálogo.



LOS AFORISMOS DE TITO GARGARAL:


El mundo es como lo vemos. Por eso hay que ser optimista.


Para ser optimista, empieza por sonreír.


En los asuntos de la vida, ni preocuparse, ni condenar, ni comprender: sonreír.


Cuida tus dientes: el optimismo empieza por una buena sonrisa.


Las buenas noticias están dentro tuyo, ¿qué esperas para difundirlas?


Ser optimista es vivir en paz con todo el mundo. He allí la solución a las guerras.


Un mundo mejor es posible, si todos sonreímos. Empieza hoy.


Todo va mejor con una sonrisa.


Sonríe: vives en democracia.



SORPRENDENTE:




Dinosaurios en Polonia: A pesar de que la infausta época de los reyes ya se acabó con la Revolución Francesa, en Polonia, país que se dice democrático, acaban de erigir la estatua de un Rey. La comunidad internacional tendrá que tomar cartas en el asunto, ante tamaño mal ejemplo. ¡Hoy nadie tiene coronita (excepto dentro de la boca)!




HECHOS:


El Instituto Superior de Ciencias Democráticas nos informa que, debido a los disturbios causados por un energúmeno fascistoide que se hacía pasar por estudiante, se han suspendido las clases hasta la semana que viene.


El ISCD nos ha hecho llegar un examen rendido por el sujeto, a través del cual se puede entender la patología paranoica, retrógrada y violenta de su psique. Tras su expulsión, el ISCD estudia mejorar el test de examen para evitar tener que encontrarse con nuevas y desagradables sorpresas.



ASIGNATURA: Introducción a la Democracia I.


PROFESOR: Alfredo L. Chozas.


ALUMNO: D. Socrático.


(Alumno del primer año en el “Instituto Superior de Ciencias Democráticas”, aplazado y expulsado, procesado por causar disturbios en el buffet y escribir consignas fascistoides antidemocráticas en las paredes del baño del Instituto).



Composición tema: La democracia


Todo se le disculpa a la democracia. Todo se le disculpa a quienes se llaman a sí mismos democráticos.


Si una persona muere asesinada en la calle, la democracia no puede cargar con ese crimen de “inseguridad”, antes al contrario, ello ocurre porque no hay suficiente democracia, o porque la democracia es todavía “joven” e “inmadura”.


Si a esa persona la matan durante un gobierno que, aunque se defina como demócrata y liberal, es encabezado por una junta de militares, entonces ese crimen es premeditado por una dictadura, y se trata de terrorismo de estado.


Si un niño muere de hambre en una remota y olvidada provincia, no es culpa de la democracia, si no tal vez de la burocracia, o de la desaprensión de sus padres.


Si ese niño muere durante la etapa de un gobierno militar, entonces se trata de un atroz genocidio.


Si un país se endeuda con usureros internacionales durante una “dictadura militar”, la deuda es oprobiosa.


Si esa deuda la soporta un gobierno democrático, la deuda debe ser honrada.


Si un hombre roba portando un uniforme, debe ser encarcelado.


Pero si ese que roba es un político democrático que viste de saco y corbata, será honrado el día de su muerte porque, a pesar de esos defectos, era un hombre “de la democracia”, ésa que tanto nos costó conseguir.


Si Usted es un desocupado no le eche la culpa a la democracia, ya que ésta, con la mejor buena voluntad, hace lo que puede por Usted. Tenga en cuenta la crisis internacional.


Si Usted está desocupado durante una “dictadura militar”, es evidente que usted es una víctima de una política de hambreamiento para con el pueblo. Usted entonces tiene derecho a sublevarse.


No hay dudas de que es mejor y más ventajoso ser ultrajado, robado, hambreado, secuestrado en democracia, porque al menos si eso nos ocurre nos queda el consuelo de que somos libres para protestar, organizar una marcha en reclamo de justicia y volver a casa sabiendo que lo podemos contar. Nadie nos hará desaparecer, y si eso ocurre ello se debe a que no hay suficiente democracia, culpa de este pueblo que no se mete en política.


Al llegar a casa, como no existe la censura fascista, podremos ver espectáculos subidos de tono en la TV, que enerven nuestras pasiones más bajas, ya que somos adultos y nadie nos tutela lo que podemos o no podemos ver. Para eso se nos ha dado la libertad de expresión, garantizada en la Constitución Nacional.


Criticar a la democracia es ser anti-democrático, un crimen que no tiene perdón.


Buscar una relación entre las calamidades que ocurren a diario y la democracia es ser desestabilizador, destituyente, golpista, es querer volver atrás, a un tiempo oscuro que nunca más debe regresar.


Dictadura significa represión, democracia significa libertad. Sólo un malvado elige la represión en desmedro de la libertad.


No importa que esa libertad absoluta les permita a los criminales hacer grandes fortunas, a los jóvenes morir drogados, a los adolescentes delinquir, a las mujeres prostituirse y a los pobres ser marginados. Son los efectos colaterales que hay que aceptar, pues vienen junto con la libertad, que algunos no saben usar. Allá ellos. Es eso o la dictadura represora.


El bien individual no puede ser coercionado por el bien de la sociedad. Los Derechos Humanos no se negocian y son para todos, siempre y cuando acepten la democracia.


Dentro de la democracia, todo. Fuera de la democracia, nada.


“Fuera de la democracia no hay salvación”.


“Democracia para siempre”.


“Más democracia”.


“Libertad, Igualdad, Fraternidad”.


Para que haya fraternidad debe haber igualdad, y para que haya igualdad debe haber libertad.


Así, la democracia nos da la libertad absoluta, porque todos hemos nacido libres e iguales.


Libertad de prensa (para decir “cien millones de mentiras” como afirmó la Presidenta); libertad de enseñanza (“lo mismo un burro que un gran profesor”); libertad de cultos (“¡todo es igual, nada es mejor!”); y libertad de culos (“en el mismo lodo todos manoseaos”).


La libertad es irrestricta, o no es nada.


Libertad para elegir –dentro de la democracia- al partido político o candidato que más nos guste.


En democracia cada cuatro años se renueva la esperanza.


Tenemos esperanza porque somos libres.


Somos libres porque vivimos en democracia.


Vivir y morir en democracia, donde la soberanía la tiene el pueblo soberano en las urnas, donde no hay privilegiados, aristocracia, monarcas ni dictadores, donde todos somos iguales y podemos manifestar nuestro disenso en las calles, siempre respetando la opinión de la mayoría, que es lo más importante.


La mayoría no se equivoca, por eso quiere la democracia.


En democracia la mayoría tiene la razón: tantos no pueden estar equivocados.


En democracia es fácil estar en lo correcto: basta seguir la corriente.


La democracia es un sentimiento.


Hay que sentir con la democracia.


Los buenos son democráticos, y cuanto más democráticos, mejores son.


Los malos son de derecha, autoritarios, fachistas, oligárquicos.


La democracia con la luz de su progreso aclara las cosas, la democracia nos señala el camino, el ancho y espacioso camino que conduce a la libertad suprema, a la felicidad sobre la tierra. La democracia educa gratuitamente a las masas para que cada vez sean más democráticas.


No hay valores que no sean democráticos.


En democracia no hay religión de estado, pues hay libertad religiosa. Para la democracia todas las religiones son iguales: todas son respetadas, todas son toleradas, mientras no quieran imponerle sus dogmas a la democracia.


La democracia no tiene ningún dogma ni verdad absoluta: deja a los ciudadanos pensar y decir libremente lo que quieran. Excepto que la democracia es mala.


La democracia no impone mandamientos, su razón de ser es garantizar los derechos humanos de los ciudadanos.


Esos derechos humanos son inalienables, indiscutibles, sagrados.


La democracia es la única garante y dispensadora de esos derechos. Por lo tanto, la democracia es sagrada.


Para que la democracia se profundice y llegue a ser del todo una democracia, hay que creer en ella.


Hay que creer en la democracia.


Hay que tener fe en la democracia.


“Santificado sea tu nombre”,

Democracia.

“Venga a nosotros tu gobierno”,

Democracia.

“Hágase tu voluntad mayoritaria en toda la tierra”,

Democracia.

”El pan y circo de cada día, dánoslo hoy”,

Democracia.

“Perdona nuestras prácticas no democráticas, nuestra crispación, nuestra falta de diálogo y de consenso”,

Democracia.

“No nos dejes caer en la tentación de la dictadura”,

Democracia,

“Y líbranos del mal de la represión, la censura y los golpes de estado”,

Democracia.

“Así es y así será”,

Democracia.




Cátedra Peppone





¿Qué debemos responderles a los que critican a la Democracia?



¡¡¡Fachistas!!!