“Es, por tanto, una de las necesidades de nuestro tiempo vigilar y trabajar con todo esfuerzo para que el cinematógrafo no siga siendo escuela de corrupción, sino que se transforme en un precioso instrumento de educación y de elevación de la humanidad”

S.S. Pío XI



“Que el cine sea ordenado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, y sirva eficazmente para la extensión del Reino de Cristo sobre la Tierra”.

S. S. Pío XII

martes, 9 de noviembre de 2010

AGORA

DESMONTANDO LAS MENTIRAS DE LA PELÍCULA “AGORA” E HYPATIA


Tomado del blog maestrocolegio.blogspot.com

El cine es un maravilloso medio para contar la Historia, pero tiene sus limitaciones. Los realizadores de «El Código da Vinci» pretendieron convertir a Magdalena en diosa y se pasaron. Amenábar pretende, nada más y nada menos, contar una historia a partir de la cual «el mundo cambió para siempre». Y se ha vuelto a pasar cuatro pueblos más.Es una pena, porque la película contaba con todos los mimbres: un gran director, una generosa producción, una preciosa actriz, un maravilloso decorado y una perfecta ambientación. Pero lo que pretenden es inyectar en una pastilla los siguientes mensajes:

Primero, que las religiones generan odio y violencia.

Segundo, que el cristianismo es la más talibán de todas.

Tercero, que los mundos de la filosofía y la ciencia son incompatibles con el de la religión.

Cuarto, que el cristianismo al principio fue misericordioso, pero la jerarquía eclesiástica y la Iglesia son por definición intolerantes y fundamentalistas.Y que el cristianismo es la causa de la caída del Imperio Romano, de la desaparición de la sabiduría grecolatina, de la subordinación y dominación de la mujer por parte del hombre y de todos los males.Demasiado para una sola película. Y la cosa continúa porque, según declara el director, «es increíble cómo se parece a la situación actual».

Ahora la cosa va directamente contra la religión y particularmente contra el cristianismo.Lo malo de la trama que cuenta la película es que es mentira desde el principio hasta el final. Forma parte de la estrategia de reescribir la Historia a la que es tan aficionada nuestra izquierda.

-Hipatia no fue asesinada siendo una joven tan hermosa como Rachel Weisz, de 38 años, sino que murió en el año 415 y tenía 61.

-No fue famosa por sus dotes de astronomía por más que en la película se empeñen terca y cansadamente, sino porque era una «divina filósofa» platónica.

-El obispo, a quien en la película se le hace traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, así que es imposible que tuviera nada que ver con su muerte.

-Ella fue virgen hasta el final, pero no vivió la castidad como ha dicho la protagonista, que se ha declarado feminista radical, «para ser igual que un hombre». Lo hizo porque, coherente con su filosofía, ejercía la Sofrosine, es decir el dominio de uno mismo a través de las virtudes entendidas como el control de los instintos y las pasiones.

-Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría,

-Ni ésta fue destruida por los talibanes cristianos. La biblioteca fue incendiada por Julio César, saqueada junto con el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297.

-Es verdad que en el año 391 fue destruido lo que quedaba del templo del Serapeo después de la destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y también el repaso que le pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña, puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya que él era el símbolo de las persecuciones que sufrieron durante trescientos años.

-El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Y el neoplatonismo siguió floreciendo, hasta que lo recuperó el renacimiento cristiano. Por cierto, que yo sepa, su más brillante exponente se llamaba San Agustín, coetáneo de Hipatia.«Ágora: Cirilo» (y II)La película de Amenábar recoge casi todos los ingredientes de esta leyenda:Hipatia es símbolo de mujer libre que representa el fin de la cultura grecolatina y el comienzo del oscurantismo cristiano, asesinada por unos fanáticos talibanes cristianos al mando del obispo Cirilo.¿De dónde surge esta leyenda?

El primero que narró la historia fue un letrado al servicio del patriarca de Constantinopla, Nestorio, enemigo del patriarca de Alejandría, Cirilo.Pero la atribución directa de la autoría del asesinato fue cosa del escritor pagano Damascio, que escribió la «Vida de Isidoro», que es una apología del paganismo durante el final del siglo V y principios del VI.

-No obstante, la auténtica leyenda surge con la obra de John Toland en 1720. Éste era un irlandés, hijo ilegítimo de un sacerdote católico, que se hizo protestante y posteriormente activo militante del ateísmo en la Gran Logia de Londres. Después vino Voltaire; después, el historiador Edward Gibbon, quien, para argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la causa interna de la decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de Hipatia y declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallaron en Alejandría en el siglo V.

-Otra de las grandes mentiras de la historia que se quiere propagar es que la mujer fue libre en Grecia y en Roma hasta que llegó el cristianismo y la sometió a la sujeción del hombre. La auténtica verdad es que en Grecia la mujer era considerada una cosa más de la casa, y en Roma, no era una «sui iuris», es decir, titular de derechos, sino que era considerada «capiti diminutio», como un niño o un incapacitado y, por tanto, estaba sometida a la tutela o la «manus» del padre o del marido.

-Por el contrario, fue el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer iguales en naturaleza, pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y prueba de ello es que las primeras manifestaciones de mujeres libres autodeterminándose, pese a la voluntad de sus padres o del estado, fueron las primeras mártires cristianas víctimas de las persecuciones romanas, tales como Inés Ágata o Cecilia.

-Y precisamente la explicación fundamental en torno al odio a Cirilo está en esta cuestión. Es precisamente Cirilo quien más ha exaltado en la historia de la humanidad la condición femenina, pues a él se debe la expresión «Theotokos», palabra griega que significa madre de Dios.El personaje del que hablamos, al que la película presenta con caracteres parecidos a Bin Laden para luego dejar en letras la explicación de que a ese «energúmeno» que ustedes han visto, la Iglesia católica lo hizo Santo y León XIII lo declaró doctor de la Iglesia, efectivamente es San Cirilo de Alejandría.Él fue el que derrotó a la herejía Nestoriana en el Concilio de Éfeso del 431. En esencia, la disputa consistía en si María era madre de Cristo o madre de Dios. De la respuesta a esta cuestión surge algo muy importante: la doble naturaleza divina y humana en una persona llamada Cristo.Cirilo consiguió que se convocase un concilio en Éfeso, puesto que era el lugar donde vivió sus últimos años la Virgen María, y logró que la Iglesia declarase el primer dogma mariano de la historia: María, Madre de Dios.Hasta aquel momento nadie en la historia había conseguido colocar a un ser humano mujer por encima de cualquier hombre.

¿Es casualidad que desde julio hasta el estreno de la película se hayan publicado más de cuatro biografías sobre Hipatia, paradigma de las cuales es la de Clelia Martínez Maza, financiada por la Dirección General de Ciencia y Tecnología?Más de 10 novelas, ejemplo de las cuales es la escrita por el hermano de Carmen Calvo, ex ministra de Cultura, además de multitud de estudios de historia sobre la época.Y todo ello con el mismo mensaje. Que todo salga al mismo tiempo no puede ser casualidad.

Una vez más, nos encontramos con un ataque ideológico perfectamente orquestado, del cual, por cierto, Amenábar suele ser pistoletazo de salida, como lo fue con la eutanasia en «Mar adentro»Por eso todo esto huele excesivamente a podrido.

Lo peor del asunto "Ágora" y de su campaña propagandística es el nulo respeto a la verdad y la intención evidente e indecente de adoctrinar a los mentalmente más débiles, procurando inyectarles fanatismo y odio al cristianismo. Por esos caminos, caminamos hacia el desastre. Una sociedad que vive en el engaño sin esforzarse en corregirlo, con independencia de lo que presente, es una sociedad que está condenada al más terrible de los fracasos.


LOS CRISTIANOS, ESOS “HIJOS DE P...”

Tomado de revista Tradición Católica Nº 223, España, Septiembre-octubre 2009.

Alejandro Amenábar lleva filmadas cinco películas, y ya nos gustaría decir que son malas, pero la verdad es que no son malas. Insufriblemente lentas, sí (el mal endémico del cine español cuando se pone tremendo), pero no malas. Técnicamente, claro. Porque en contenido, las tres últimas son a cual peor: Los otros (2001), de terror, la interpretó Nicole Kidman, que se declara católica, pero el film ataca nada menos que la existencia del cielo; Mar adentro (2004), premiada con un Oscar, es una proclama a favor de la eutanasia; y ahora llega Ágora (2009), que “relata ese momento en el que los cristianos dejan de ser perseguidos para convertirse en perseguidores”, según explicó el director –reconocido homosexual, por cierto- a Juan José Millás (El País, 5 de mayo de 2009). La película se ha estrenado en octubre, y según le confesó Pablo Motos a Amenábar en El Hormiguero (Cuatro), tras el primer pase privado “todo el mundo dijo la siguiente frase: “hay que ver qué hijos de p...que eran los cristianos”. Afortunadamente ha habido quien ha puesto los puntos sobre las íes sobre la verdadera historia de Hipatia y su enfrentamiento con San Cirilo en la Alejandría del siglo V, un conflicto más político que religioso a pesar de que el mensaje de la película es convertir el “caso Hipatia” en un segundo “caso Galileo” que muestre a los cristianos como enemigos de la razón y de la ciencia. Vale la pena leer, en este sentido, el completo artículo sobre Hipatia que Alberto Royo Mejía publicó en su blog de Religionenlibertad.com, o el artículo de Jesús Trillo-Figueroa en La Razón el 6 de octubre, donde señala, por ejemplo, que Amenábar convierte en cómplice de la muerte de Hipatia al obispo Sinesio de Cirene, única fuente coetánea sobre los hechos, que la llama “madre, hermana, maestra, benefactora mía”...y que murió dos años antes que ella.