“Refugiaos del Diluvio de pecados de hoy día en la vida interior, en el cuidado de vuestra salvación, haced todo lo que podáis porque venga mi Reino, a pesar del poder del Reino de Satán; todos los demás asuntos vuestros, incluso el asunto temeroso de vuestra salvación, dejadlos por mi cuenta, yo respondo de todo. O sea, amadme sinceramente, imitad mi modo de ser, escondeos en mi Corazón y echad de vosotros todo temor. Yo soy el Principio y el Fin, el Alfa y el Omega: todo el que se confía a Mí no puede perecer”.
R. P. Castellani, Domingueras Prédicas II, págs. 188-189.