viernes, 19 de julio de 2013
CRÍTICA - MAN OF STEEL
EL
HOMBRE DE ACERO
Dirección:
Zack Snyder - 2013
TEMPESTADES
DE ACERO
“No hay salvación en ningún otro. Pues no
se ha dado a los hombres otro nombre debajo del cielo, por el cual debamos
salvarnos”.
Hechos de los Apóstoles, 4, 12.
No intentamos hacer un estudio exhaustivo de
esta película, pero sí queremos dar algunos pocos puntos de referencia para
escudriñar su sentido general. Para completar mayores detalles incluimos al
final algunos links donde se puede abrevar con interés.
Como hemos venido explicando hace ya bastante
tiempo, la ofensiva gnóstica anticristiana por parte de los medios masivos de
difusión es vehiculizada por el cine hollywoodense –cada vez con mayor
protagonismo- mediante su puesta en escena “salvacionista” que involucra al
mundo entero. En este caso lo hace a través de una super-producción que puede
ser considerada, en el argot vulgar del periodismo, un “tanque” (atmosférico,
agregamos), que vuelve a traernos al “salvador” por excelencia de la pueril
mentalidad yanqui-judía, que es “Superman”. ¿Hace falta acaso decir que es un
superhéroe judío? Ellos mismos así lo manifiestan (puede ampliarse en nuestro
estudio sobre Hollywood),
ya desde la propia mención de su nombre, pues todos lo que terminan en “man”,
como afirman, lo son: Burman, Liberman, Goldman, Bergman…Superman.
Lo novedoso en este caso es que ya no se teme en
hacer explícita la blasfemia (¿acaso porque los católicos adormecidos en
especial hoy con el “francisquismo” son incapaces de entenderla?), involucrando
directamente a N. S. Jesucristo en tan portentosa falsificación, con vistas a
moldear (entreteniéndolas) a las masas soporizadas de los shoppings-mall.
Es esta constante mención crística la que ha
hecho que los periodistas (no decimos críticos) de los medios masivos recelaran
un tanto de esta película (al menos en Argentina), donde lo único que querían
encontrar era una estúpida y pasatista aventura estrafalaria, y no signos de otra cosa que tuviera que hacerlos
pensar, misión imposible a estas alturas.
Por supuesto que tampoco se escucharán voces
condenatorias por parte de los hombres de la iglesia conciliar, muy ocupados en
no desagradar al mundo. Pero lo cierto es que el cine de Hollywood está
llegando a unos extremos en que cada vez se hace más explícita su onerosa
contribución al servicio del futuro Anticristo y la instauración de un Nuevo
Orden Mundial. Para esto también se hace campaña a través de la instalación en
la mentalidad moderna de la posible existencia de seres de otros planetas (dos
enlaces al respecto al pie de esta nota).
Destacaremos los siguientes nudos de sentido que
nos parecen ineludibles:
-“Man of Steel” comienza con una escena muy
significativa: la madre de Superman dándolo a luz, en -según se dice
explícitamente- el único nacimiento natural que ha habido en Krypton desde hace
muchísimo tiempo. Su madre tiene un parto natural y sufre mucho, como una mujer
más. El resto de los nacimientos se producen sin intervención de la mujer, de
manera artificial. ¿Es esto una condenación de la fecundación artificial, como
quisieron ver algunos? Nos parece claro que no. Este parto puede –y la economía
simbólica siniestra de la película pide- dos sentidos. Allí en ese otro
planeta, fuera de la tierra, como si estuvieran en el cielo y fueran ángeles (a
pesar de su corporeidad), los habitantes son fecundados sin intervención
natural de hombre y mujer. Es decir que en algún sentido vienen a la vida del
mismo modo como lo hicieron Adán y Eva. No hay relación sexual. En cambio, el
primer nacimiento natural, cuando la mujer debió parir con dolor, ya fuera del Paraíso,
fue el de Caín, el hijo del pecado. El nacimiento de Superman (llamado en
realidad Kal-el, el sufijo “el” lo vincula a Dios, así como los ángeles se
llaman Mika-el, Rafa-el, Gabri-el y…Luzb-el) lo separa del resto. Por otra
parte, al ser Kal-el el futuro Salvador de la tierra, debe vincularse su
nacimiento al de Jesucristo, que fue todo lo contrario: el primer parto sin dolor
pues no fue “natural”. De tal manera que la madre de Superman cumple un doble
papel: da a luz a Caín que es, a la vez, el Salvador. Una afrenta a la
Santísima Virgen, madre del Salvador. Es notorio, además, el semblante judío de
la actriz: pero es que precisamente la actriz que interpreta a la madre, Ayelet Zurer, no solamente es judía, sino
además nacida en Tel Aviv, Israel. Con lo cual cierra perfectamente el sentido
de su personaje y de que la película abra con tal escena. El nuevo Mesías, el
nuevo Salvador victorioso, que es hijo del pecado, es judío.
-Como en “Avatar”, hay dos civilizaciones de
planetas diferentes que se enfrentan a muerte. Y hay un “salvador” mesiánico
que llega de un planeta distante para convertirse en el “salvador” del otro. En
ambas películas, hay una exaltación del Hombre (abstracto) y una denigración de
los hombres (concretos). Parece contradictorio, pero ese es el juego del
diablo. Le hace creer al hombre que es como un dios, pero a la vez lo manipula,
lo odia y lo envilece. En Superman, por ejemplo, a la vez que éste se hace
humano adoptivo y aprende de los hombres exaltando esta condición, las masas
son presentadas como hormigas manipulables e indefensas ante los poderes de los
titanes de Krypton (con la excepción de una élite inteligente: el científico,
el periodista). Si el hombre en general es bueno, necesita a Superman para
vencer a los invasores extranjeros. Pero los hombres no son impotentes porque
han pecado, sino porque todavía no han alcanzado un desarrollo científico
suficientemente alto para elevarse más a sí mismos. De hecho la ciencia –a
través de un personaje, el científico- juega un papel importantísimo en la película, al contrario que la religión.
-Precisamente hay otra escena muy breve pero muy
importante, que es cuando Clark Kent, después que el Gral. Zod ha exigido que
se entregue a cambio de no destruir el planeta, va a consultar a un pastor
protestante. En la imagen puede observarse perfectamente detrás de “Superman”,
la imagen de Jesucristo en un vitral de la capilla. Cristo está detrás, en
segundo plano, porque el personaje de veras importante es Kent/Superman, en
primer plano. Explícitamente se hace mención de Cristo detrás de este nuevo
“Mesías”, por lo cual, no se niega a Cristo, se lo niega en cuanto a ser el
Mesías esperado por los judíos. Aquel ya pasó, éste que tenemos ahora ante
nuestros ojos es el que necesitamos. Esto queda claro puesto que “no se ha dado
a los hombres otro nombre debajo del cielo, por el cual debamos salvarnos”, y
sin embargo allí tenemos a alguien más, a otro nombre, a otro hombre-dios que
va a salvarnos. De esto se hace mención muchísimas veces en la película: muchos
personajes dicen de Superman que es “nuestro salvador” o “él me salvó”, etc. Sigamos
con esta escena. Ante la consulta de Clark Kent, el pastor le dice que siga lo
que le diga su corazón (el corazón no puede equivocarse, claro…), y antes de que
Clark Kent abandone el templo no del todo convencido, el pastor le dice una
cosa tremenda: que antes de tener convicción para hacer algo, hay que hacer un
acto de fe. ¿Fe en qué? Puesto que Kent le había manifestado que tenía aún
dudas de si los hombres no lo iban a traicionar, de lo que se trata –y es
aquello en que él se debate- es de tener fe en el hombre, fe en el Hombre con
mayúsculas y no en Dios o en los “dioses” o los “ángeles” que vienen desde el
otro planeta. No, por supuesto, en el Dios trinitario, no en Jesucristo. Terrible
falsificación, ya que Cristo vino a salvar a los hombres por amor al Padre y
los amó con ese amor. Será precisamente uno de los ardides del Anticristo
hablar del amor al Hombre y a la Humanidad, deificados mientras se odia a Dios.
Definitivamente, Dios aquí no tiene nada que ver y la inclusión de esa mención
“cristiana” se debe al sólo objeto de convencer al ciudadano de Kansas City
(los Kent son granjeros de allí) como a los ingenuos protestantes
norteamericanos, que la cosa no es contra Cristo ni contra Dios. El
protestantismo ha sido el gran vehículo utilizado por la Sinagoga para disolver
la Religión Católica y a caballo suyo el liberalismo ha permitido y propiciado
la descristianización y la judaización del catolicismo en el mundo moderno. Pero,
como decíamos antes, ese subalterno papel le cabe a la religión en el film,
pues no tiene más respuestas para enfrentar ese peligro que el de afirmar que
hay que tener fe en el hombre. El papel estelar le corresponde a la ciencia y…a
la prensa.
-Agreguemos este hecho: Kal-el/Superman sólo tiene super-poderes cuando está en la
tierra, según se explica, debido a las condiciones propias de la atmósfera de
nuestro planeta. Cuando Superman es llevado a la nave de Zod que reproduce la
atmósfera del planeta Krypton, allí Superman pierde sus fuerzas. Es decir que Superman
es agraciado, recibe la gracia que lo “diviniza” en la Tierra y no allá en el
Cielo. La gracia, la divinidad, y en consecuencia el mesianismo le son dados
por la Tierra donde habita el Hombre. Quiere decir que sin este planeta del
Hombre Superman no sería Superman, es decir, el “Salvador” no sería “Salvador”
sino uno más entre tantos.
-Como ya se ha dicho y resulta muy obvio, como
N.S. Jesucristo, Clark Kent/Superman pasa casi toda su vida junto a sus padres
(es único hijo) hasta que debe asumir su misión pública. Y a los 33 años se
ofrece en “sacrificio” por la humanidad para luego salvarla de un enemigo
super-poderoso de los hombres como Satanás. También aparece Superman con los brazos abiertos en cruz en más de una oportunidad: una muy notoria cuando se lanza en el espacio para ir a salvar el mundo.
-Como Cristo, Superman asume la naturaleza
humana, con esta gran diferencia: Cristo se hizo débil, pequeño, humilde, de
barro; Superman al llegar a la tierra, debido -según ya dijimos- a las
características de la atmósfera terrestre, ve sus condiciones naturales
crecidas hasta el punto de llegar a ser super-fuerte, super-veloz, super-resistente,
de acero. Cristo asume nuestros pecados; al hacerse el Verbo hombre, se hace
débil. Superman asume nuestra orgullosa naturaleza; al hacerse hombre, se
potencia.
-Como Cristo, Superman es capaz de hacer
curaciones “milagrosas” a través de sus super-poderes. Cura a una mujer (Louise
Lane) que tiene una hemorragia interna.
-Superman aparece en el primer tramo de la
película como pescador en un barco, en medio de una terrible tormenta: lleva
barba como Cristo y logra salvar a los pescadores de una muerte segura. Luego
cae al agua con los brazos en cruz. Otra innegable referencia crística que más
bien apunta a esto: Superman es el nuevo Mesías, o el Mesías que esperan los
judíos, el Mesías que ellos querían en lugar de Cristo. De hecho esa imagen
mesiánica de Kent barbado –que no puede detener la tormenta- termina bajo el
agua. Luego, al asumir su verdadero mesianismo ya no usará la barba y vestirá
no ropas humildes, sino un disfraz de superhéroe.
-Los padres de Kent (en la película Kevin
Costner y Diane Lane) llevan el papel de San José y la Virgen María. Humildes
granjeros de Kansas que crían a su hijo sabiendo que éste es distinto a los
demás, “venido de las estrellas”. Otra vez, se muestran dos cosas muy malas:
Clark Kent deja morir a su padre en medio de un tornado pudiendo salvarlo, y lo
hace por obediencia porque éste no quiere que muestre sus super-poderes hasta
que el mundo esté listo para comprenderlo y aceptarlo. Y para eso se necesita
una mayor comprensión científica y menos prejuicios. Culpa de los hombres Kent
debe dejar que su padre muera. Su madre viuda, mostrará en otro momento una
gran debilidad frente al General Zod y los invasores alienígenas.
Contrariamente a la figura de la Santísima Virgen, a quien más le teme el
diablo, aquí esta madre del nuevo salvador es zarandeada y arrojada al piso, e
incluso en su debilidad delata a su hijo.
-El mal en esta película está representado por
un militar golpista y genocida: el General Zod (como en “Avatar”, es un militar
caricaturesco el malo y una mujer científica la buena, en este caso el bien se
reparte entre un científico y una periodista). La película muestra este detalle
interesante: en Krypton los gobernantes demócratas han llevado el planeta a su
autodestrucción por ineptitud. En esto están de acuerdo Zod y el padre de
Superman (Russel Crowe), que es un científico. Ambos coinciden en su
diagnóstico pero difieren en la solución. El Gral. Zod quiere exterminar a los
no aptos y Jor-el cree que es mejor mudarse de planeta. No se descarta,
entonces, el brazo fuerte de las armas, sino su mala utilización, que deben
estar gobernadas bajo la guía de la ciencia. Por otra parte, podría
interpretarse a Zod como al líder de un pueblo orgulloso de sí mismo (el judío)
que quiere extenderse a otras tierras sin importar las consecuencias. Superman,
su contrario, cree en cambio que debe “asimilarse”. De hecho la mayoría de los
judíos viven fuera de Israel. Pero lo cierto es que se ve muy bien que al
“asimilarse” en otra tierra Superman no sólo no pierde, sino que sale ganando:
se hace un líder fuerte y super-poderoso, amado por los otros hombres
inferiores a él. El asunto es el siguiente: en la película se dice que Superman
porta en su cuerpo el “códex” de su raza, esto es, podría continuar
genéticamente a todo su pueblo en la tierra, creadas previamente unas
determinadas condiciones ambientales. Es decir que el Mesías Superjudío (o
Anticristo) lleva en sí la posibilidad de reproducir a su pueblo en otras
tierras. Un planteo que presumimos se verá desarrollado en las dos próximas
películas que se tiene previsto realizar de este “Hombre de acero”.
Habría que referirse también a la estructuración
simbólica que intenta imponer el
gnosticismo, como ya lo señaláramos en nuestro trabajo sobre “Avatar”, y el esquema
elaborado por Joaquín de Fiore a fines del siglo XII para arribar a una nueva
era en la historia del mundo, que se sintetiza en cuatro símbolos o vectores:
1-Una tercera fase en la Historia Universal,
superadora de las anteriores. En este caso la superación de las religiones
devendrá por la comprensión cósmica obtenida a través de la ciencia y unos
conocimientos que nos son donados por seres de otro planeta. Esa tercera fase
se está gestando desde hace cientos de años y hoy lleva el nombre de
Globalización o Nuevo Orden Mundial.
2-Un caudillo o líder que da comienzo a esta
nueva etapa. Un “Mesías” y “Salvador”. Será el Anticristo. En la película, es Superman.
3-Este “Mesías” tiene un precursor. Así como N.
S. Jesucristo tuvo a San juan Bautista. En la película el papel está otorgado a
una mujer, Louise Lane, que también lleva el papel de co-redentora (por eso se
entrega junto con Superman a sus enemigos, donde el superhéroe es “crucificado”
en la nave de Zod).
4-Las instituciones –en especial las religiosas-
están subordinadas a la comunidad que encabeza este Caudillo. No hay mediación
de una Iglesia, por ejemplo. Ya no hace falta. Como dice Eric Voegelin: “El cuarto símbolo es el de la fraternidad
entre personas autónomas. La tercera edad de Joaquín, en virtud de la nueva
venida del Espíritu Santo, transformará a los hombres en miembros del nuevo
reino sin la mediación sacramental de la gracia. En esta tercera Era dejará de
existir, porque los dones carismáticos necesarios para la vida de perfección le
llegarán al hombre sin necesidad de la administración de los sacramentos.
Aunque el propio Joaquín concebía la organización de la nueva edad
concretamente como una orden monástica, la idea de una comunidad formada por
los que habían alcanzado la perfección espiritual y que podían convivir sin
necesidad de autoridad institucional quedó entonces formulada en principio. Esta
idea era capaz de variaciones infinitas. Se la puede hallar en diversos grados
de pureza tanto en sectas medievales y del renacimiento como en las iglesias
puritanas de los Santos; en su forma secularizada ha llegado a ser un
componente formidable del credo democrático contemporáneo…” (“Nueva ciencia de la política”, cit. por
Stan Popescu en Democratización de la
cultura, Editorial Euthymia, Bs. As., 1992). Hemos visto en la película que
el único que recibe la gracia que lo eleva por encima de sí mismo, es Superman.
Esta gracia y esta misión las recibe a través de la figura de su padre (Jor-el)
muerto, es decir, a través del "espíritu santo" que se le comunica a través de
una avanzada tecnología. Este "espíritu santo" que incluso lo “revive” en la nave
de Zod, luego es “desconectado” por éste. Con lo cual, a no ser que en las
propias entregas de este engendro cinematográfico se lo “reviva”, ya no tendría
razón de ser. Quedaría solamente el nuevo Caudillo, Salvador o Mesías
super-poderoso, en gracia y rigiendo el mundo.
Vemos entonces cómo se impone la ideología del
judío talmúdico que prepara los “tiempos mesiánicos” donde ha de darse su
triunfo universal, aplastando el cristianismo.
En cuanto al estilo de película en el cual se
vierte este programa gnóstico, hay que decir que muy probablemente debido a las
expectativas ampliamente masivas que se debían satisfacer con esta historia, su
director Snyder no pudo caer en tanta afectación ampulosa como en “300”, pero
es indudable que tiene vocación para lo exagerado y el “non plus ultra” en lo
que hace a llevar más allá de lo necesario los recursos estilísticos que
resaltan la violencia y el histrionismo bélico, en una especie de paroxismo que no redunda en fecundas reflexiones del espectador, sino en contorsiones de
historieta muy bien animadas. O, para decirlo tal vez más adecuadamente, su
afición al titanismo le ha dado la historia perfecta para llevar a cabo lo que
no es sino un signo de estos tiempos (recientemente se estrenó otra película
que se llama “Titanes del Pacífico”): el atronador triunfo de la técnica por
sobre el espíritu. Fue Jünger quien habló hace ya bastante tiempo de los “titanes
venideros”, en consonancia con Hölderlin. Y con su reconocida clarividencia,
manifestaba el centenario alemán: “En
esta edad venidera el poeta deberá aletargarse. Los actos serán más importantes
que la poesía que los canta y que el pensamiento que los refleja. Será una edad
muy propicia para la técnica, pero desfavorable para el espíritu y para la
cultura” (Los titanes venideros, península, 1998). Ese futuro que se
adivinaba en el horizonte, es ahora.
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