“¡Ah! Ahora comprendo que la caridad perfecta consiste en soportar los defectos de los demás, en no escandalizarse de sus debilidades, en sacar edificación de los menores actos de virtud que se les ve practicar”.
“No creamos poder amar sin sufrir, sin sufrir mucho. Nuestra pobre naturaleza está ahí, y está para algo. Ella es nuestra riqueza, nuestro instrumento de trabajo, nuestro medio de vida (...) La santidad no consiste en decir grandes cosas, ni siquiera en pensarlas, ni en sentirlas: consiste en aceptar el sufrimiento”.