“Es, por tanto, una de las necesidades de nuestro tiempo vigilar y trabajar con todo esfuerzo para que el cinematógrafo no siga siendo escuela de corrupción, sino que se transforme en un precioso instrumento de educación y de elevación de la humanidad”

S.S. Pío XI



“Que el cine sea ordenado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, y sirva eficazmente para la extensión del Reino de Cristo sobre la Tierra”.

S. S. Pío XII

jueves, 21 de julio de 2011

BASURA DE HOLLYWOOD: AÑOS '60

BASURA DE HOLLYWOOD: AÑOS '60

Como explicáramos en nuestro reciente ensayo sobre Hollywood: (leer acá) , fue en los años ’60 cuando, a la par de otros fenómenos mediáticos que explotaron en la sociedad occidental, el cine sacó a la superficie toda la suciedad moral que hasta entonces permanecía latente, debajo de la superficie, por la acción contradictora de los católicos que todavía tenían cierto grado de influencia en la sociedad norteamericana y por lo tanto en lo que el público demandaba a sus artistas. Caído ese factor de poder –debido al empuje vertiginoso que las cosas tomaron a partir del orden instaurado luego de la segunda guerra mundial, en especial por la acción planificada de la Escuela de Frankfurt, creadora y promotora de la contracultura-, eliminada la barrera de la censura, viciadas las masas con la televisión, la música rock y las drogas, el cine dejó surgir los peores instintos del poder que quedó  a cargo de la industria de Hollywood, sin frenos de ningún tipo. Decía el Padre Castellani, que siempre fue generoso con los judíos, en uno de sus escritos: “Un judío puede llegar a ser hombre de ciencia, difícil hombre de cultura. La cultura entraña una tradición, y el judío es esencialmente el hombre sin tradición patria. (No digo sin tradición racial y religiosa)” (“Oro”, Crítica literaria). Su breve pero enjundioso estudio, muy informado, no parece una caprichosa opinión, pues se basa en testimonios de autores judíos. Como sea, con la defección o derrota de unos y su omisión (los católicos) y la acción de otros y su ofensiva (los judíos que quedaron a cargo en solitario de los estudios de Hollywood), el cine a partir de los años ’60 (aunque preparó el terreno ya desde fines de los ’40 o incluso antes) descendió a niveles donde lo único que parecía contar era la sexualidad provocativa, la permisividad moral y la burla sistemática a la Iglesia católica y los valores cristianos que edificaron la sociedad occidental. Como bien dice un historiador: “El fin de la segunda guerra mundial supuso una explosión de fuerzas contenidas y ningún freno para contenerlas: la década del 60 del siglo XX es el quiebre total a nivel social.  La revolución sexual, el surgimiento de movimientos sociales anti-familiares como los hippies, la música estructurada en acordes indefinidos creadores de un estado de ánimo melancólico y violento, la rebelión de los jóvenes contra sus padres, la revolución psicoanalítica trayendo a la conciencia individual y social las oscuridades del subconsciente, la estandarización de la vestimenta, la relajación en el lenguaje y la creación de neologismos o el vaciamiento de conceptos de su tradicional significado para llenarlo con uno nuevo y más acorde a los vientos que corren, en definitiva, la relativización moral y la norteamericanización de la cultura mundial”. (www.actualidadehistoria.blogspot.com).
Pondremos algunos ejemplos mediante los afiches de films característicos de aquella época:



Bésame tonto, Billy Wilder, 1964.


Una Eva y dos adanes, Billy Wilder, 1959.


El graduado, Mike Nichols (Michael Igor Peschkowsky), 1967. Préstese atención al sutil y procaz mensaje en la sombra de una vela, en el extremo superior izquierdo. Corrupción oscarizada.

Precursora implícita como tantas otras, Gilda, Charles Vidor (Vidor Károly), 1946.


Bus Stop, Joshua Logan, 1956.


Sweet Charity, Bob Fosse, 1969.


La comezón del séptimo año, Billy Wilder, 1955.


Picnic, Joshua Logan, 1955.



Una supuesta comedia familiar titulada DONDE HAY DIABLILLAS HAY DIABLURAS (Where Angels Go Trouble Follows!) dirigida en 1968 por James Neilson, protagonizada por Rosalind Russell y Stella Stevens (conejita de Playboy o prostitutita de filmes candorosos y candentes a la vez, si algo así puede existir, y en Hollywood existe. La segunda foto la muestra con un exceso de ropa). Cuya sinopsis rescatada de un sitio de cine dice así:
SINOPSIS: En esta secuela de "Ángeles rebeldes", la irónica y prudente madre superiora de un colegio femenino (Rosalind Russell, cuatro nominaciones al Oscar a la Mejor Actriz) acompaña a un grupo de monjas, incluida la moderna y progresista hermana George (Stella Stevens), y a sus animadas estudiantes durante un viaje en autobús a través de Estados Unidos con destino a una concentración a favor de la paz en California. Durante el camino, el grupo vivirá toda clase de vicisitudes, como múltiples problemas con el autobús, e incluso se alojarán una noche en un colegio católico de chicos dirigido por el padre Chase (Van Johnson), o en un rancho de vacaciones en el Oeste propiedad del millonario Mr. Farriday (Robert Taylor). Además, el grupo tendrá un encuentro accidentado con un director de cine (Milton Berle) que está rodando un Western en exteriores y con una banda de amenazantes matones en bicicleta. Esta divertida comedia refleja las diferencias entre la madre superiora, en cierto modo anclada en el pasado, y la hermana siempre abierta al cambio. Además, cuenta con la banda sonora de Tommy Boyce y Bobby Hart, que compusieron muchas de las canciones de éxito de los Monkees.


Stella Stevens y el actor Jon Voight -que hiciera de Juan Pablo II en un film-, junto a un rabino en una gala de la Southern California Jewish Center, agosto de 2002.