La historia y el presente falsificados.
Por Hugo Wast
“Como ese falso espíritu de Mayo que se pretende insuflar en la historia argentina, tiene que fundarse en alguna cosa que haya dicho el numen, a cada paso se nos ofrecen gerundianos aforismos, frutos verbales de aquel cerebro prodigioso: Moreno afirmó...Moreno dijo...Moreno escribió...
Cuando se cita a Isaías o a San Pablo o a San Agustín, todo orador o escritor solvente, indica el pasaje del Antiguo Testamento, o
Pero los que citan a Mariano Moreno, temen darnos esos detalles, no sea que entremos en curiosidad de confrontar la cita y descubramos que proviene de un discurso o arenga que él nunca pronunció, (porque la oratoria no era su fuerte) o de un artículo de
Le atribuyen no solamente los artículos más sonoros de
Cuando se nos refiere que el miércoles 1º de abril de 1801 apareció en Buenos Aires el “Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de
La verdadera cara de Mariano Moreno.
Y sacamos en limpio que ése es el primer periódico argentino, aunque fuese fundado por un español.
Si en la misma obra hallamos que el 1º de setiembre de 1802 apareció el “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio”, de Juan Hipólito Vieytes, que lo dirigió hasta su último número el 11 de febrero de 1807, debemos creer que ése es el segundo periódico fundado en Buenos Aires y que Vieytes fue el primer periodista argentino.
Otra noticia recogemos en la obra de Rivera y Quintana, digna de entera fe, por lo concienzudo de la investigación, a mil leguas de esos refritos que nos descorazonan en otros libros, copias de copias, plagadas cada vez más de errores.
Tal noticia es que el Virrey Cisneros fundó un nuevo periódico con el título de “Correo de Comercio”, que empezó a publicarse el 3 de marzo de 1810, bajo la dirección de Manuel Belgrano y duró hasta el 6 de abril de 1811.
Fueron sus principales redactores, Belgrano y Vieytes.
El Correo de Comercio vivió diez meses bajo el gobierno de
Hasta aquí estamos seguros de lo que se nos relata.
Desgraciadamente la obra de Rivera y Quintana termina ahí, porque su propósito ha sido historiar solamente el periodismo colonial. El acierto con que lo ha realizado nos hace lamentar que no alcanzara a cubrir por lo menos el período de
Con su información intergiversable hubiera hecho imposible el nacimiento del nuevo dogma, que quieren imponernos, de que Mariano Moreno fue el primer periodista argentino, Fundador y Director de
Dicho dogma, echado a rodar hace un siglo y medio por Manuel Moreno, pero nunca tomado verdaderamente en serio, se ha consolidado gracias a que lo ha prohijado el Círculo de
Con esto solo, sin ningún argumento, debemos acatarlo.
Negarlo es hoy una herejía tan grave como aquella otra que hace veinte años causó tanta alharaca en el cotarro, cuando afirmamos que Mariano Moreno no fue el fundador de
Pues bien, pese al retrato y sin temor a la nueva excomunión que nos arrojarán, declaramos que eso también es falso. Para probar la falsedad nos basta echar un vistazo al decreto del 2 de junio de 1810, por el cual el primer gobierno patrio dispuso fundar un periódico oficial. Es claro que si había de ser oficial, no podía ser resolución de un particular.
En sus considerandos dice
“En él se manifestarán igualmente las discusiones oficiales de
“
“Todos los escritos relativos a este recomendable fin, se dirigirán al señor Vocal, Dr. D. Manuel Alberti, quien cuidará privativamente de este ramo, agregándose por la secretaría las noticias oficiales” (Registro Oficial de
Se establecen, pues, tres puntos:1º que fue
En aquellos tiempos no se estilaba llamar director al Jefe de un diario, pero sin llamarlo de ningún modo se fijan sus atribuciones, que ejercería privativamente.
Según el Diccionario de
¿Y qué papel tenía Moreno, cuyo solemne retrato decora hoy el Círculo de
¡Ninguno! El decreto no lo alude en ninguna forma.
En cambio
Como la redacción de
Los señores panegiristas, que desde hace cuatro o cinco años nos recuerdan casi diariamente que hay que honrar a Moreno como a Fundador y primer Director de
Si a pesar de conocer el decreto continúan sosteniendo la anterior falsedad violan a sabiendas la primera ley de
Han violado también la ley natural de dar a cada uno lo que le corresponde, que en derecho romano se expresa con este aforismo: suum quique tribuere.
Nuestra ley civil no autoriza la averiguación de quién sea el padre carnal de una criatura. Pero en nuestro caso, sin andar en búsquedas prohibidas, surge por sí sola esta verdad: el verdadero padre del periodismo argentino es Vieytes que había fundado en 1802 el Semanario de Agricultura, publicado hasta 1807.
Pudiera discutirle el honroso título de padre de nuestro periodismo aquel abogado español, fundador del telégrafo Mercantil en 1801, el primer periódico impreso en el Río de
Sin embargo, el retrato de Vieytes no figura en ninguno de los lugares en que se honra al padre del periodismo argentino.
Le han arrebatado esa paternidad para atribuírselo al imaginario fundador de
Algunos historiadores, advirtiendo lo absurdo de sostener esta pretendida hazaña de Moreno, se retiran a posiciones menos comprometidas y se contentan con afirmar que fue “el alma de
Las diversas metempsicosis del prócer, que unas veces se encarna aquí, otras allá, y siempre es el alma de algo insigne, son fabulosas y además inverosímiles.
Se dice que una persona es el alma de alguna institución, cuando concentra en sí toda o casi toda la labor y supera y desborda con su propia actividad la acción de sus colaboradores.
¿Hizo esto Moreno en
Veámoslo con cifras escuetas, pero elocuentes.
Desde el 7 de junio de 1810, en que apareció por primera vez hasta el 12 de setiembre de 1821, en que la suprimió Rivadavia, publicáronse 810 números.
Ajustando más el cálculo:
Desde el 7 de junio de 1810, hasta el 17 de diciembre del mismo año, fecha más allá de la cual no hay que pensar que escribiera nada, pues preparaba su viaje a Europa, se publicaron 29 números ordinarios, 23 extraordinarios y 3 suplementos.
Estos 55 números contienen 209 artículos, de los que su hermano Manuel, que conocía a su personajes, sólo ha recogido 2, como de su redacción. (Ya demostraremos que uno de esos artículos fue de Belgrano). El doctor Piñero, que no lo conocía, le atribuye 19, pero sin explicarnos en qué se apoya, pues aparecieron sin firma de autor.
Si mientras vivió, colaboró tan poco, es seguro que después de muerto no mejoró su aporte; a menos que se diga que durante doce años envió a
Pero nuestros católicos abuelos no eran dados al espiritismo.
Y de este parsimonioso redactor, de quien no se sabe de cierto que escribiera casi nada, vienen a decirnos que fue el alma, etc.
Si éstos que tal cosa propalan fueran de verdad periodistas y leyeran lo que con seguridad sabemos que fue labor de aquella pluma, comprobarían que no hay estilo menos periodístico.
Ampuloso, aburrido, de penosa sintaxis y mechado de citas clásicas, entremezcladas con alusiones pueriles y fanfarronadas de chisperos, no merecía ciertamente el honor que ha logrado, de figurar en algunas antologías de clásicos argentinos.
En prueba de que no exageramos, he aquí algunas perlas tomadas de una Orden de
La paternidad del prócer sobre esta pieza es más segura que la de cualquiera de los artículos de
Véanse algunos pasajes.
Arrumacos a Fernando VII.
“
Es el tono meloso y a la vez pendenciero de
Pedantismo clásico.
“Haber visto renovada la mediación de Filipo.”
“La república, dice Cicerón en la oración 47 por Sextio, etc.”
Grotesco.
"Aunque se perdiere la esperanza de repetir las campañas en el café de Marcos, se embarcarían en su buque, bien provistos de municiones de boca.”
Risible.
“La misma campaña que su inexperiencia cubrió de nuestros cadáveres en el ataque de los ingleses...”
Que Moreno hable de nuestros cadáveres, refiriéndose a los valientes criollos que murieron en las invasiones inglesas, se pasa de cómico, porque su cadáver siguió viviendo lejos de los campos de batalla, donde caían cadáveres ajenos.
Nada sería que los panegiristas se hubieran inventado este semidios para su uso privado. Lo intolerable es que habiéndose apoderado de la dirección de la enseñanza de todo el país, obliguen a nuestros escolares a absorber todo ese viento, para que en el 7 de junio de cada año, tengan que volver los chicos desesperados a sus casas a pedir a sus padres que les ayuden a fraguar un deber enalteciendo al Fundador de
Esta labor pertinaz de adulteración de la historia tiene aspectos cómicos, porque no es empresa lucida ni fácil inflar a un prócer; pero también los tiene tristes.
Volvemos a decirlo, poco o nada nos importaría la vida fabulosa de Mariano Moreno, si no fuera que le han imaginado con el propósito inconfesable de socavar los cimientos católicos de nuestra patria, fundada, como toda nación de origen hispánico, en la verdad, en
En otras palabras: en la religión católica, en el ordenamiento social y en la voluntad de vivir libres, conforme a tradiciones seculares, valiéndonos de las fuerzas armadas para mantener todo eso que es lo mejor de la historia argentina, continuación de la historia de España.
Al aprovecharse del jacobinismo frenético, si bien postizo, de Mariano Moreno para convertirlo en precursor, pretenden dar a este sentimiento carácter de cosa venerable, haciéndolo arrancar nada menos que de las entrañas de
Algunos han caído de buena fe en esta conjuración antinacional. No lo dudamos y para ellos escribimos.
Además con esta fábula quieren borrar o por lo menos retacear la gloria de los verdaderos próceres de Mayo.
Si uno solo de ellos es el gran obrero, el numen, el pensamiento, el alma de aquella revolución ¿qué les queda a los demás? Ser unos fantoches, que él manejó, y que si de algo sirvieron fue porque se dejaron manejar por él. Él en los siete u ocho meses que vivió después del 25 de Mayo, les dio “el puntapié inicial” y ellos siguieron rodando por la historia, conforme a la dirección que él les imprimió.
“Puntapié inicial” que a 150 años de distancia se nos quiere imprimir también a nosotros, que ya no estudiamos la historia en los libros de esos señores.
Contra esa pertinaz falsificación, que es al mismo tiempo una defraudación a nuestros héroes y una desfiguración de la fisonomía de la patria, hemos escrito y si Dios nos da vida seguiremos escribiendo.
Mariano Moreno, más que el padre del periodismo argentino, es el hijo del periodismo liberal, que lo ha inventado, lo ha canonizado y lo ha entregado a la adoración de los que no creen en Dios, pero creen en estos semidioses de papel.”
(“El padre del periodismo argentino”, Hugo Wast, Año X, págs.205-214).