El príncipe de los fariseos.
R. P. Castellani, “Cristo y los fariseos”, pág. 13.
“”El sacerdote debe odiar el fariseísmo en todos su grados; es el primer deber de su ministerio celar la pureza de la virtud de la religión, la primera ente las virtudes morales; y debe discernirlo en todos su repliegues con los ojos penetrantes del saber y del odio. Así lo odió Cristo. Le costó la vida. Jesucristo parece haber tomado el fariseísmo como empresa de su vida, como empresa personal de su poderosa personalidad viva”.
R. P. Castellani, “Cristo y los fariseos”, pág. 163.
“¡Ay de los pastores que destrozan
y dispersan las ovejas de mi dehesa!
-oráculo de Yahvé.
Por eso, así dice Yahvé, el Dios de Israel,
acerca de los pastores
que apacientan mi pueblo:
Vosotros habéis dispersado mi grey,
la habéis desparramado
y no habéis cuidado de ella.
He aquí que Yo os castigaré
por la maldad de vuestras obras, dice Yahvé”.
Jeremías, XXIII, 1-2.