“LA ULTIMA TENTACION DE CRISTO”
Impugnando a sus defensores.
“Confundidos quedan todos los que adoran simulacros,
y los que se glorían en los ídolos”.
Salmo 96, 7.
Celebramos que nuestros amigos de Stat Veritas hayan subido a su sitio, para todos los interesados en profesar y defender la Fe católica, como así también para aquellos a quienes les interesa el cine, el excelente estudio del Padre Álvaro Calderón que se diera a conocer en ocasión de estrenarse a través del cable el film “La última tentación de Cristo”.
Se trata de un estudio doctrinal, teológico, y no cinematográfico, pero que toma como base para juzgar esta clase de film aquello de lo que se parte: la figura de Nuestro Señor Jesucristo. Que los autores del film (un guionista protestante y un director renegado de la Iglesia Católica) hayan podido argumentar que se basaba en una novela, y no en los Evangelios, no disminuye sus responsabilidades ni aminora sus errores, porque no pueden tomarse personas y hechos de la realidad para hacer con ellos lo que se quiera, por más que se quiera hacer creer que se trata sólo de una ficción. Mucho menos tratándose de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. El Padre Calderón hace un breve recuento de los enemigos de la Iglesia que salieron entonces a defender esta película, pero también señala, y hace hincapié, en los enemigos que desde dentro de la Iglesia, con su tibieza y cobardía, no han sabido hablar como correspondía y decir las cosas como son.
Los llamados críticos de cine, o invocando la defensa irrestricta de la libertad de expresión, o, en su confusión e ignorancia religiosa, creyendo defender un film católico, han contribuido –sean cuales fueren sus intenciones- a ensuciar la Verdad y a difundir un film blasfemo y hereje. El que tales categorías puedan aplicársele, por si todavía no queda claro ante la simple visión del film, podrá entenderse indudablemente con el trabajo del P. Calderón, escrito en un estilo diáfano y sencillo, sin el rebuscamiento flagelante de los que se creen dueños de la verdad y por tal viven en estado de asonada permanente.
Traeré a la memoria una pequeña muestra, para indicar que en ningún momento se ha encarado ni entrevisto el problema doctrinal de fondo, sino que se han interpuesto comentarios del orden sentimental, resabiados de anticatolicismo, cuando no de hábiles construcciones semánticas que podrían aceptarse en el caso de un film que no abordara la candente cuestión religiosa, aquella materia de nuestro conocimiento sobre la cual deberemos saber responder. Porque la sabiduría comienza en el temor de Dios, y, como bien dijo Don Andrés Azcárate, “los que despreciando la única verdad, que es la que emana de Dios y de su Iglesia, acuden a autores y religiones raros en busca de teorías, que luego vierten en libros y en cátedras, ansiosos de fama eterna, “Sus nombres serán escritos en el polvo de la tierra”, y su celebridad será de un día y sin trascendencia. Lo mismo les sucederá a los que buscan el renombre publicando libros obscenos e impíos” (Salterio. Comentario a la Epístola, Viernes de la 1ª Semana de Pasión). Nuestra mirada se aplica en obediencia a la Verdad y por lo tanto contra el error, desde el lugar pequeño en el que estamos y sin ánimo de destruir personas sino las ofensas vertidas contra N. S. Jesucristo. Ya lo dijo San Jerónimo: “Si no odiamos el mal no podemos obrar el bien”.
Las opiniones de algunos críticos de cine malformados:
“Es curioso: se acusa a Martin Scorsese de ofender a la Fe cristiana. Más curioso aun: la mayoría de los acusadores no vieron el film culpable. Es deplorable: se quiere implantar una censura previa sobre una que ya era tácita. Es imbécil: sólo la incultura de nuestros fanáticos creyentes pueden producir semejantes hechos”.
Gustavo Costantini – “Cristo se detuvo en Space” – Revista “La vereda de enfrente”, nº 4, Noviembre 1996.
“Scorsese presenta como una misa aquello que lo es también en la realidad del cristiano practicante: así como el pan y el vino representan en la misa al cuerpo y la sangre de Cristo, en el film ese momento es casi exactamente experimentado por los fieles seguidores como lo hacen los fieles en cualquier oficio dominical”.
G. C. Ib.
“La controversia absurdamente suscitada por los fanáticos –por demás fascistas además de incultos- se centra en el hecho de que Jesús, provocado por Satán bajo la forma de un ángel, tiene una visión en la cual cree recibir el mensaje de Dios padre que le indica que abandone el camino de la cruz para realizarse como humano. Y es allí –en el seno de una imagen satánica- donde tiene relaciones sexuales con María Magdalena y otras mujeres –para ser infiel- y para realizar, de todas maneras, aquello que la Iglesia promueve, el amor y la procreación. La represión sexual de los censores hace que no puedan soportar siquiera la denuncia de un ardid del maligno que, tal como lo desarrolla Scorsese, desentiende a Jesús de cualquier intención libidinosa o pecaminosa.”
G.C., Ib.
“El lugar central que ocupa Judas en la película hace que no sólo no se lo vea como el traidor sino como el verdadero instigador del sacrificio que Dios pide y que Jesús teme.(...) Y es este “traidor” (Judas) quien obtiene una redención dentro del film, que excede la figura de mero entregador o agente de los hechos que se desencadenarán”.
G.C., Ib.
“Hacía falta un realizador extremadamente coherente y comprometido con el mensaje a transmitir.(...)La última tentación de Cristo explica la dimensión humana de Jesús (sin renunciar a su último destino divino) y a su vez explica el sentido de la obra de un director cristiano que, vencido por las tentaciones, dejó el estudio que lo conduciría a los hábitos para adentrarse en una curiosa pero potente forma de transmisión del Verbo (y de tantas tras cosas...)”.
G.C., Ib.
“En plena barahúnda por las sucesivas prohibiciones del film – primero por el Arzobispado, luego autorizado por éste, más tarde censurado por unos ridículos personeros de la ignorancia-...
(...) Esta es la carga que lleva como una cruz la película de Scorsese. Su explicitud. El hecho de que Jesús sea el protagonista. Incapaces de ver más allá de la literalidad, o pero: viendo pero oponiéndose por motivos fariseos de los que no reniegan, sin temor de Dios ni por amor a El, arremeten como tantas otras veces sin otra lógica que la del poder. Aborrecen, por el miedo a perder sus privilegios, de “las complejidades del mal y del infortunio”, según Borges”.
Roberto Pagés, “Cristo de nuevo crucificado”, revista La vereda de enfrente nº 4, Noviembre 1996.
“Más inquietante para los censores y los jerarcas del poder eclesiástico es la relación que los agonistas de Scorsese entablan con las mujeres. Para decirlo mejor: con la mujer. Lamento señalarlo pero los personajes scorsesianos sueñan con María y desean a María Magdalena. Anhelan a la Virgen y se acuestan con la puta. El problema (para los hipócritas) es que ambas conviven en la misma mujer”.
R.P., Ib.
“Los fariseos de por acá, es redundante, también tienen un asunto político cuando censuran, pero a ellos, con estas líneas que entre varios escribimos en este número, les decimos que algunos vemos”.
R.P., Ib.
“Comenzaré estas notas con una noticia que reproducen los diarios por estos días (segunda semana de marzo). El arzobispo de la ciudad francesa de Nancy se habría opuesto al rodaje –dentro del territorio francés- del proyectado film de Martin Scorsese La última tentación de Cristo, basado en la novela homónima del escritor griego Nikos Kazantzakis. Tal cual.
Seguramente, la citada jerarquía eclesiástica no debe de haber frecuentado la obra del autor de Taxi Driver ya que, de ser así, su intervención se convertiría en uno de los papelones mayúsculos que demostrarían en forma palmaria la confusión que reina en nuestros días. Que un arzobispo intervenga para poner en cuestión la obra de uno de los autores de films más cristalinamente católicos de las últimas décadas es algo aterrador: salvo que el catolicismo de Scorsese y el de su Eminencia Reverendísima de Nancy no sean lo mismo, cosa no tan paradójica como parece”.
Ángel Faretta, Retrato del artista católico (furioso), revista Fierro n 8, abril de 1985. Reproducido en Espíritu de simetría, Editorial Djaen, 2007.
“La última tentación de Coppola, la última tentación del genio, es creerse algo puramente humano, una conquista pura de la humanidad y no saberse, tan sólo, un puente, una vía, un intermediario (un pontífice, es decir: un constructor de puentes). El separarse de la propia obra, verla como artificio y luego no arrojarla como una copia sino tomarla como la cosa en sí es sólo posible para un hombre que también es dios, que es: Dios-hecho-hombre; es lo que muestra Scorsese en La ultima tentación de Cristo, sobre la cual, fatalmente, terminaré escribiendo alguna vez...”
A. F., La última tentación de Coppola, revista Fierro nº 64, diciembre de 1989. Ibidem.
He remarcado en cursiva algunos pasajes donde más claramente se deja ver la ignorancia, la estulticia, la arrogancia, la confusión, la pedantería, las agresiones gratuitas de estos críticos (y son sólo algunos) de los que en su momento –y aun hoy día, seguramente- defendieron esta película. Pagés y Costantini, desde la misma revista, sustentan su sabiduría teológica ¿con quién? Con el gran teólogo argentino Jorge Luis Borges (¡¡¡!!!), a quien recurren ambos en sus notas y a quien le dedica la revista toda una vindicativa página en relación al cuento blasfemo “Tres versiones de Judas”, ya sabiamente censurado por Castellani (Véase “Borges. Nueva crítica literaria”). A eso le suman la voz de la Iglesia, en la palabra del cura progresista Luis Farinello, que dice allí cosas como ésta: “Es una película hermosa para ver. Es bellísima. Puede ser que haya gente que no esté preparada para esto. Hay gente con una fe muy infantil, ¿viste? Hay gente que está tomando leche en cuanto a la Fe y vos le hacés un puchero y no lo puede digerir...”(sic). Pagés mismo, desde su atalaya de saber se digna sentenciar para nosotros, los fanáticos creyentes fascistas personeros de la ignorancia, haciendo una pausa en medio de su puchero: “Algunos vemos”. En fin, huelgan ya los comentarios.
Doy a continuación el enlace al estudio del P. Álvaro Calderón titulado “El Neo-nestorianismo actual”, para zanjar toda polémica y duda respecto a este film: