(O el arte en la Era Democrática)
Una nueva entrega del “prestigioso” (¡!) Premio Clarín de Novela ha engalanado la cultura democrática.
Con un jurado encabezado por el infeliz e infame de José Saramago (que deliberó con los otros jueces en videoconferencia, desde su propio y remoto infierno), esta vez la ceremonia de entrega del premio –premio que además de la publicación de la novela consiste en un cheque por la suma de cien mil pesos ($100.000.-) y no sabemos qué clase de pactos con el demonio-, tuvo como atractivo extra un sorteo entre los concurrentes a la cita.
“Un regalo especial”, como dijo el matutino, y vaya si lo es. ”Se trata –sigue informando el Clarín- de la fotografía “La bella papa”, que forma parte de la serie “Belleza no convencional” del fotógrafo RES” (sic).
“La obra –nos siguen diciendo- forma parte del especial aporte del autor a la celebración del sexto aniversario de la Revista Ñ”. ¡Ah! ¡Qué bien! Cultura para todos, hasta para los paperos o verduleros puestos a fotógrafos, ¿por qué no?
El fotógrafo RES (quien quiera que sea, su apodo de animal cuadrúpedo ganaderil declara su condición para el “arte”), hace un nuevo aporte a la cultura democrática no ya de “belleza no convencional”, sino de “curro no convencional”.
En fin, si tales cosas aun llegan a verse es porque pululan entre nosotros incontables papanatas y papafritas dispuestos a comprar cualquier paparruchada para seguir siendo políticamente correctos, no vaya a ser que sean discriminados y tildados de “inorantes”.
Como dijo el mayorista de golosinas Papanicolau: ¡Qué país generoso!