miércoles, 30 de diciembre de 2009
NOTA - DE PSEUDOPROFETAS ANTICATOLICOS: JAMES CAMERON
DE PSEUDOPROFETAS ANTICATÓLICOS:
JAMES CAMERON
“Hay hoy día una
abundante y muy en boga literatura apocalíptica falsa; que dicen algunos
críticos “es la literatura de la Nueva Era”; que “se extiende y se va a
extender cada día más”; que “ha suplantado a la copiosísima novela policial”;
que “es un medio de mejorar a la gente”; “en donde hallarán Uds. las más puras
delicias, “a pure delight” –dice A. E. van Vogt, “Destination:Universe”, Post
Script-Signet Books, N. York, 1933. Se refiere a la llamada “fantaciencia”, de
la que en efecto se publican centenares de novelas, algunas muy bien escritas,
la mayoría apocalípticas, y la mayoría desa mayoría, hórridas y desesperantes.
(...) No quiero
extenderme acerca deste nuevo género de visiones “en el cual la imaginación no
tiene vallas”, dice van Vogt (pur troppo!) que conducen al lector al terror o
al desaliento; o bien (y son las menos) a ilusiones eufóricas acerca del
futuro. La mayoría son disparatadas, y no es el menor mal influjo que irradian,
el despatarro del sentido común; pues algunas son dementes casi; como las del
autor susodicho. Ponen como base un absurdo:-por ejemplo, que el tiempo es
reversible (como es el espacio) hacia atrás o hacia adelante (The Time Machine
de Wells, que ha tenido innúmera descendencia) y como consecuencia deste absurdo
filosófico se pueden extraer las más descacharradas consecuencias, por
supuesto: como por ejemplo, que yo puedo ser padre de mi padre, o bien asesinar
a mi abuelo antes de que engendre a mi padre. “Ex absurdo séquitur quódlibet”.
Todos estos
fantaciencios (sacando los pocos católicos a que aludí arriba, Verne, Benson,
Lewis, Bauman, Artus...) son “naturalistas”; es decir, todo lo que según ellos
sucederá en el futuro, sea próspero sea terrífico, es obra del hombre solo –o
de los presuntos habitantes de otros planetas ¡o estrellas!, que nos los pintan
de 40 o 50 diferentes monstruosas maneras.- Dios no tiene nada que hacer en el
mundo; si no es manifestarse a través del hombre deificándolo; en los autores
panteístas, como Clarke.
La actual
fantaciencia –tanto la puerilmente promisoria como la atrozmente amenazante- es
la expresión de la angustia y de la angurria del hombre actual ante la
Técnica- su nuevo Idolo; y es la mitología de la nueva religión
“vitalista” de la Humanidad, que añoró y conjuró Bernard Shaw en “Back to
Mathuselah”, prólogo. O sea, es el Quinto Evangelio de la Ultima
Herejía...
(...) Está claro que
no condeno el “género” en sí. Este género literario es lícito (quedó dicho que
hay en él algunas pocas obras maestras católicas). Es la mala mentalidad
religiosa y moral de los autores quien lo hace “hic et nunc” pernicioso.
(R. P. Castellani –
El Apocalipsis de San Juan, Editorial Jus, México, 1967, págs. 337
a 340).
Ante
el próximo estreno, súper-publicitado por el Mundo-Uno, del súper-film (U$S
300 millones) “Avatar”, de James
Cameron, director del film más exitoso de la historia (“Titanic”, aquí nuestra crítica: http://videotecareduco.blogspot.fr/2009/05/critica_14.html),
vale hacer el esfuerzo de recordar a qué se debe la promoción de este cineasta,
en qué terreno se mueve y qué se puede esperar de su nueva súper-producción.
Alguno
recordará que, tras haberse llenado de Oscars, la noche misma de la ceremonia,
imitando al protagonista de su “Titanic”, Cameron abrió sus brazos en cruz
exclamando satisfecho: “¡Soy el rey del mundo!”, y que tiempo después este
director produjo un pseudo-documental para Discovery Channel sobre “La tumba
perdida de Jesús”, ejemplar perfecto de anti-cristianismo imbécil criticado por
los más serios científicos del mundo, incluso de Israel.
Ahora bien, los antecedentes
anticristianos de Cameron hay que rastrearlos más atrás, casi al comienzo de su
carrera. La sustitución de Dios hecho hombre por el hombre hecho dios –y por lo
tanto la adoración del hombre y la negación de la intervención divina, son
parte de la mirada gnóstica de Cameron, talentoso y hábil embaucador al que
muchos incautos o sofisticados siguen adulando sin advertir el fraude. Veamos
unos pocos detalles:
TERMINATOR:
Desde
la base del absurdo –como decía Castellani- del “tiempo reversible”, esta
película cuenta cómo el líder de la humanidad del futuro, John Connor, que
dirige a los hombres en su guerra contra las máquinas, envía a un hombre al
pasado (presente de la película) para que proteja a una mujer –que va a ser su
madre- de un robot que también es enviado pero para matarla y evitar así que
nazca el futuro salvador, él mismo. Este joven luchador que es enviado termina
acostándose con la mujer y engendrando al líder. O sea, que el líder J.C. envió
a quien iba a ser su padre...que muere en el combate. Por lo tanto, si murió, no
pudo haberlo conocido y enviado. En fin, un absurdo rotundo, sin pies ni
cabeza, que algunos admiten porque “es cine”, y entonces se permite cualquier
cosa. Sí, anular el sentido común, o hacer del hombre un dios, ¿por qué
no? Veamos más detalles de esta película:
- El
futuro salvador o líder tiene las iniciales J.C., como Jesús Cristo (además del
mismo director, por otra parte).
- El
hombre joven enviado del más allá como un ángel protector de la mujer (ángel
quiere decir “enviado”) no sólo es un anunciador, sino que por su intermedio la
mujer ha de engendrar al futuro líder. Sólo que este hombre se acuesta con la
mujer, la destinada a ser madre del “salvador”.
- La
mujer es perseguida por un robot (demonio) que nadie puede vencer, el cual
tiene como misión matarla. El hombre que la protege muere, pero la mujer
finalmente vence a esta criatura maligna. Recuérdese el Génesis: “Y
podré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje; éste te
aplastará la cabeza y tú le aplastarás el calcañar” (Gen. 3, 15). La
imagen de la Inmaculada muestra a la Virgen aplastando con
el pie la cabeza de la serpiente: humildad contra soberbia. En “Terminator”, la
mujer finalmente, para matar al robot, debe aplastarle la cabeza, luego de que
éste la persiguiera arrastrándose como una serpiente y le atrapara con su mano
un pie. Pero la mujer lo aplasta accionando una prensa hidráulica, una poderosa
máquina hecha por la mano del hombre.
- La
mujer decide huir –como la Virgen encinta debió huir a Egipto- al
desierto. La mujer de la película no huye con un santo ni con un hombre, sino
acompañada de un perro, a bordo de un jeep sobre el cual se lee la inscripción:
“Renegade”.
Como
se podrá ver fácilmente, hay en esta película una parodia tanto de la
Anunciación como de la Sagrada Familia, a la vez que una
pseudo-profecía sobre un futuro oscuro donde los hombres darán pelea sin
ninguna intervención divina, sino a través de sus propias fuerzas y mediante el
uso de las máquinas: Cameron siente fascinación por las tecnologías
ultrasofisticadas.
También
puede decirse que el mal, en Cameron –como en todo gnóstico- es una realidad
positiva. De allí que los enemigos de los hombres sean robots, creados
específicamente para combatirlos. En “Terminator II, Juicio Final”, se verá a
este robot-demonio re-programado y convertido en ángel protector del líder, sin
que cambie su imagen exterior.
ALIENS Y EL ABISMO:
El
alien (monstruo) es una nueva muestra de la realidad positiva del mal –pues el
alien no es un “ángel caído”. Mientras que en el cielo habitan los monstruos y
no los ángeles (“Aliens”), en el abismo bajo el mar habitan las criaturas
angélicas (“El abismo”): toda una inversión del sentido simbólico. El sueño de
la protagonista de “Aliens”, cuando un monstruo sale de su vientre, es
descripto por Ángel Faretta como una “Anunciación”, y de hecho la concepción de
estos monstruos dentro de los seres humanos es de algún modo “inmaculada”. La
mujer de “Aliens” vence al monstruo, pero por sus solas fuerzas y con la ayuda
de la tecnología obra del hombre. Nuevamente: Dios aquí no tiene nada que
hacer.
TITANIC:
Acá nuevamente funciona a
las mil maravillas la sustitución de la simbología católica por una celebración
e infatuación del hombre en desmedro de la figura de Nuestro Señor Jesucristo.
El personaje principal, llamado Jack (es decir, Juancito. John, Juan, era
el líder de “Terminator” y Jack se llama el protagonista hombre-monstruo de
“Avatar”. Es el nombre más común en inglés y aparece en numerosas expresiones:
por ejemplo: Jack of all trades, master of none, que se refiere a
la persona que sabe un poco de todo pero ninguna cosa bien) dice de sí mismo
que es “el rey del mundo”. Dice Faretta, defensor a ultranza de este
director: “El Rey del Mundo menta en la tradición esotérica a una
figura enviada por la divinidad que actúa de Revelador y Salvador. A esta
forma, avatar o modo del Rey del Mundo se la conoce en Occidente como el Preste
Juan, un mistagogo encargado de salvar a la parte femenina de la
humanidad, cíclicamente emblematizada como una Rosa” (“Para abordar el Titanic”,
www.djaen.com).
Precisamente la
protagonista de “Titanic”, que se llama Rose, es convertida en y tratada como
prostituta “vestida de púrpura” por su madre y una clase que la entrega a un
malvado –el demonio en la economía simbólica del film. Presa de la
desesperación, esta mujer es encontrada en la popa del barco, sola, en la parte
más distante y más alta con respecto al abismo del mar, por Jack el “Salvador”.
Es rescatada y “salvada de todas las maneras posibles” como dirá después ella,
a la manera en que Cristo salvó a María Magdalena. Cuando el barco se parte en
dos, él la rescata llevándola a la parte más alta del mismo. Recuérdese que el
nombre Magdalena quiere decir “La que vive sola en el torreón”. Ahora bien,
Cameron hace que este nuevo “Salvador” y “Rey del Mundo” se acueste con la
mujer que “rescata”, con lo que vemos que, a través de esta indisputable
construcción simbólica se sugiere o se coincide con aquella infamia tantas
veces propalada por los gnósticos y masones (últimamente a través de “El Código
da Vinci”) de un supuesto secreto no revelado por la Iglesia el cual
consistiría en que Jesucristo se habría casado con María Magdalena y tenido
descendencia, etc. Se niega de esta forma la divinidad de Nuestro Señor y se
afrenta a la Iglesia y su enseñanza (cosa que Cameron realizó más
explícitamente en el referido pseudo-documental televisivo). Cameron, además,
degrada uno de los motivos más felices y propios de la narrativa occidental, cual
es el del Rescate: “Cristo se dio el lujo –nos dice el Padre
Castellani- de salvar a una mujer, que es la hazaña por antonomasia del
caballero; no sólo salvarle la vida, como San Jorge o Sir Galahad, sino
restablecerla en su honor y restituirla perdonada y honrada a su casa –con un
nuevo honor que solamente Él pudiera dar. En la caballería occidental, los dos
hechos esenciales del caballero son combatir hasta la muerte por la justicia y
salvar a una mujer-
“defender a las mujeres
y no reñir sin motivo”,
que dice Calderón –como en
las cintas de “convoys”, reflejo pueril actual de una gran tradición perdida.
Cristo hizo los dos; y siendo Él lo más alto que existe, su “dama” tuvo que ser
lo más bajo que existe; porque sólo Dios puede levantar lo más bajo hasta la mayor
altura; que es Él mismo.
Cristo ejerció la más alta
caballería. Los románticos del siglo pasado y los delicuescentes del nuestro
tienen una devoción morbosa por la Magdalena; pero no precisamente
por la Penitente, que el Tintoretto pintó con toda la gama de los gualdas
en su hórrida cueva de solitaria, sino por la otra, por la mujer “perdida”, por
la “traviata” o la “dama de las camelias”; de la cual han hecho un tema
literario bastante estúpido. Hasta nuestro Lugones se ensució con ese tema –que
a veces llega a lo blasfemo- en una de sus “Filosofículas”. Pero todos estos
filibusteros o fili-embusteros, de la Magdalena no saben mucho, de la
caballería menos, y del amor a Cristo absolutamente nada. “¡Cristo se enamoró
de una mujer!”-dicen muy contentos- “¡Qué humano!” Sí, Cristo se enamoró
“perdidamente” de la Humanidad perdida; y la vio como en cifra en una
pobre mujer –sobre la cual vertió regiamente todas sus riquezas”. (El Evangelio de Jesucristo, Breve
Introducción a los Evangelios, V – Los Evangelios).
¿Hace falta decir que James
Cameron es uno más –y de los más exitosos- “fili-embusteros” que menciona
Castellani? Ahora bien, Cameron hace que su “Salvador” se acueste con la “mujer
perdida” en el asiento trasero de un auto (algo muy yanqui, según parece) en la
bodega del barco, a lo que el crítico antes citado –¡lamentablemente!- trata de
justificarlo diciendo que de esa manera este “salvador” le pasa o entrega su
alma a la muchacha. ¡Esto sí que es bueno! Lógicamente, cuando lo único que
importa es la segunda historia que se cuenta, que se pliega a una teoría
cerradamente delirante, entonces deja de interesar la primera historia, en
cuanto que sólo está en función de la segunda, la historia oculta o
“esotérica”. Creen los gnósticos que “del Abismo de la divinidad
aparecen eones o emanaciones, el pensamiento, Ennoia, la Inteligencia, el
Nous, el Hombre primordial. La divinidad es así concebida como una Plenitud de
virtualidades, un Pleroma de potencias o de eones” (P.
Meinvielle, Esencia del gnosticismo cristiano-De la Cábala al
Progresismo), y esta transfiguración del hombre opera para ellos entre otras
formas, a través del sexo. Por lo cual se tira por la borda no sólo la teología
cristiana sino la moral y, finalmente, el sentido común. Cuando Faretta habla
de la autoconciencia, lo hace a manera de justificación o coartada para una
individual y muy propia forma espiritual o religiosa al margen de la religión
tradicional católica y sus exigencias, hablando no ya en un sentido propiamente
estético o formal, sino en un sentido místico-panteísta:
“Por eso cuando en nuestra
teoría hablamos de autoconciencia, empleamos el término en el sentido de
aquello que el hombre, en su conciencia escindida por su separación de lo
divino, puede alcanzar y vislumbrar, mediante lo estético o el entendimiento
estético, del Espíritu Absoluto. Pero negamos radicalmente que el hombre pueda
ser, o lograr ser, ese mismo espíritu. Sólo alcanza a rozarlo, a intuirlo, a
través de la autoconciencia tal cual como la hemos definido.
De esta manera, la
autoconciencia sería una forma o emanación de la Gracia, que se da
traducida (o escindida) y revelada en términos estéticos”. (El concepto del cine, Ed. Djaen, 2005).
No se habla allí del
Espíritu Santo, sino de un “Espíritu Absoluto” que vaya uno a saber cuál es; ni
tampoco se dice que Dios Uno y Trino nos hace partícipes de su Espíritu y nos
da su gracia en orden a un fin, en orden a la consecución de la vida eterna
mediante nuestra santificación en unión con Él: ”La gracia actual consiste
en un auxilio sobrenatural y transitorio que ilumina la inteligencia y
fortalece la voluntad para realizar actos sobrenaturales” (R. P.
Garrigou-Lagrange, “La providencia y la confianza en Dios”). Desde luego,
Faretta no lee la realidad y el cine a la luz de las Sagradas Escrituras y la
doctrina católica –de la Verdad revelada y transmitida por el
Magisterio de la Iglesia, sino a la “luz” de su teoría muy heterodoxa.
Todos podemos caer y tomar los desvíos que conducen al motel Bates (o, como
Kurtz, al corazón de las tinieblas), y si tal sucede todos los delirios son
posibles, todas las asociaciones pueden esperarse; puede justificarse todo
porque se toman por “maestros” y “teólogos” a quienes ni siquiera tienen el
Catecismo de la viejecita o el niño que van a misa los domingos, por no hablar
de su moral. Hacemos hincapié en ello por los peligros que acarrea una
cosmovisión errónea, apoyada por obras monumentales como las de Cameron.
Algunos periodistas llaman a éste “un visionario”. Ahora este pseudo-profeta
vuelve a impartirnos lecciones de moral y una visión del futuro en la que,
según él, ofrece un “mensaje ecológico”, sin el regreso de un Cristo en el que
no cree y con la supuesta salvación en manos del hombre, únicamente del hombre
–o del monstruo- renegado de Dios. Tengamos presente quién es nuestro enemigo.
Estreno mundial de "Avatar" en Londres. Los seguidores de Cameron expectantes, con sus gorritos de Papá Noel.