domingo, 18 de marzo de 2012
BIS, A TIEMPO
Comentario Eleison (244) 17 de marzo de 2012
¿EL SHAKESPEARE NORTEAMERICANO?
Por Mons. Richard Williamson
Algunas personas encontrarán absurdo comparar cualquier personaje relacionado al mundo del cine moderno con uno de los mayores poetas y dramaturgos de todos los tiempos, pero la fiesta de San Patricio puede ser un momento apropiado para conmemorar a un gran hijo de Irlanda, el cineasta norteamericano John Ford (1895-1973), señalando algunas semejanzas entre su carrera y la de William Shakespeare (1564-1616). Un John Ford puede ser lo más cercano a un Shakespeare que nuestra pobre época moderna pueda producir – veamos pues:
Para empezar, los dos hombres fueron enormemente exitosos como creadores de espectáculos populares. Shakespeare empezó no por escribir literatura inglesa sino piezas para la compañía del Globe Theatre, al cual le faltaban siempre nuevas obras para poner en escena. Entre 1592 y su exilio del teatro de Londres que ocurrió menos de 20 años después, escribió unas 35 piezas de todo género: piezas históricas, comedias, tragedias, romances. Todas fueron exitosas pues Shakespeare se había involucrado totalmente en el Globe Theatre y era muy cercano a su público. En cuanto a John Ford, para satisfacer la insaciable demanda de nuevas películas por parte del público norteamericano, entre 1917 y 1970 dirigió, con una compañía de actores que reaparecían a menudo, más de 140 películas, mezclando, como Shakespeare, la comicidad y la seriedad, la gran vida y la vida del pueblo. Muchas de sus películas tuvieron un gran éxito pues Ford como Shakespeare conocía bien su público.
Los dos hombres tuvieron tal éxito porque eran buenos cuentistas, siendo los cuentos el corazón de la distracción popular. Los dos hombres sabían enganchar a sus audiencias y mantenerlas en suspenso – ¿Que pasará ahora?- Y, como los cuentistas pueden tener una influencia considerable, por ello estos dos hombres contribuyeron a moldear hasta el carácter de sus naciones. Por sus piezas históricas que actuaban como propaganda para la dinastía Tudor recientemente establecida, Shakespeare influenció de una manera permanente cómo los ingleses se ven a sí mismos, desde que salieron de la Edad Media. De la misma manera Ford era experto en la historia norteamericana (véase por ejemplo El último hurra, 1958) y, creando el mito del “Western” que dio lugar al “Far West” de Norteamérica, él definió de tal manera el carácter nacional norteamericano que todos desde entonces asociamos a los norteamericanos con los “cow-boys”.
Los dos hombres pasaron por un aprendizaje serio previo a sus artes, Shakespeare en las tablas del Globe Theatre, Ford como camarógrafo durante varios años antes de hacerse cineasta. Como poeta, Shakespeare es incomparable por su maestría de la palabra, mientras que la poesía de Ford podría ser su sentido de la imagen. Innumerables directores de cine han estudiado sus películas para aprender a usar la cámara pues Ford sabía muy bien componer los detalles de sus imágenes en movimiento (“movies”). Cuando preguntaron a otro famoso cineasta, Orson Welles, cuales eran los directores de cine que mas apreciaba, contestó: “Me gustan los viejos maestros, quiero decir John Ford, John Ford, y John Ford”. ¡Mientras que otro cineasta comparaba las películas de Ford por “la sencillez y la fuerza” de su estilo a las obras del período medio de Beethoven!
Para terminar los dos hombres eran católicos. El drama más profundo de las piezas de Shakespeare proviene seguramente del sentido católico, necesariamente disfrazado, que él tenía de la tragedia que representaba la caída irreversible de la “Inglaterra alegre” en la apostasía. John Ford era el décimo de once hijos de dos inmigrantes a Estados Unidos, los dos nacidos en la Irlanda Católica. Sin lugar a dudas, la Fe de sus antepasados le permitió conmemorar la relativa inocencia y decencia de la América de ayer, con sus mujeres femeninas y sus héroes viriles y rectos, tipificados por John Wayne en las películas de Ford. Puede ser que un rey del cine moderno no entrará jamás en el Panteón de los grandes hombres de todos los tiempos al lado de un Shakespeare, pero ese rey moderno John Ford lo fue.
Gracias Irlanda y Norteamérica. ¡Feliz fiesta de San Patricio a ambas!
Kyrie eleison.
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