“Es, por tanto, una de las necesidades de nuestro tiempo vigilar y trabajar con todo esfuerzo para que el cinematógrafo no siga siendo escuela de corrupción, sino que se transforme en un precioso instrumento de educación y de elevación de la humanidad”

S.S. Pío XI



“Que el cine sea ordenado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, y sirva eficazmente para la extensión del Reino de Cristo sobre la Tierra”.

S. S. Pío XII

jueves, 29 de abril de 2010

ANIVERSARIO - ALFRED HITCHCOCK



1980 - 29 de abril - 2010
30 años de la muerte de

ALFRED HITCHCOCK




“Mi actitud en la vida responde, como es natural, a mi formación y a mi fe. No hago cine concreta y deliberadamente católico, pero me parece que nadie dudará de que mis películas están hechas por un católico”.
Alfred Hitchcock


La singularidad de Hitchcock opera de dos maneras: con respecto a él mismo, implicado en mayor o menor medida en sus obras –hasta incluir su propia aparición física en la misma-; y con respecto a nosotros y a nuestra propia singularidad, que, en lo que tiene de común con el resto de los hombres, sólo puede ser pensada a partir de sí misma, y esto a través de la identificación con el o la protagonista hitchcoquiano (de allí la inmediata individualización por parte de Hitchcock de sus protagonistas al comienzo de sus films, a través de un plano muy cercano). Con su paradojal simpleza, Julio Camba afirmaba en sus tiempos la transferencia del peligro en la identificación entre el público de los toros y el torero: “Indudablemente, la multitud va a los toros en busca de emociones; pero para emocionarse, no tiene necesidad alguna de que peligre su vida, y le basta con ver en peligro la vida de los demás. ¿Egoísmo? ¿Ferocidad? Todo lo contrario. Caridad y altruismo. Si la vida del prójimo no le interesara al aficionado tanto como la propia, ¿de dónde iba a pagar el aficionado ocho pesetas para ver si el toro lograba o no quitársela? ¿Es que el riesgo del torero lograría producirle emoción alguna?”. Más allá de ese tipo de emoción rústica y primitiva, complaciente con la temeridad, el cine –y Hitchcock- proporcionan una más alta clase de emoción, en la medida en que el espectador es capaz de reflexionar sobre la misma. Es decir, en la medida en que, a la vez que se identifica y se involucra vicariamente con el héroe, también se desapega para involucrar su propia experiencia de vida con aquella que le es concedida de prestado. Para ese desapego Hitchcock usa el humor o, también, un oportuno cambio del punto de vista, mediante el cual llegamos a conocer lo que él –el director- conoce.
A este respecto se puede coincidir plenamente con el estudioso Okakuro Kakuzo: “Los maestros son inmortales porque sus amores y sus miedos reviven una y otra vez en nosotros. Es el alma antes que la mano, el hombre antes que la técnica, lo que nos atrae. Cuanto más humano es el llamado, más honda es nuestra respuesta. Es a raíz de este secreto entendimiento entre el maestro y nosotros que en la poesía y en la novela sufrimos y gozamos con el héroe y la heroína. Chikamatsu, el Shakespeare japonés, ha dejado sentado como uno de los principios de la composición dramática la importancia de hacer del auditorio el confidente del autor. Varios de sus alumnos le presentaron obras para su aprobación, pero sólo una de ellas le llamó la atención. Era una obra algo parecida a la “Comedia de los Errores”, en la que dos hermanos mellizos sufren por un error de identidad. “Esto –dijo Chikamatsu-,tiene el espíritu propio del drama, porque toma en consideración al auditorio. Se le permite al público saber más que a los actores. Este sabe dónde reside el error y se apiada de las pobres figuras que en el tablado corren inocentemente hacia su destino”
Recordamos lo que afirmó Hitchcock: “Hay que dibujar la película como Shakespeare construía sus obras, para el público”.
(De nuestro libro inédito “La mirada de Alfred Hitchcock”)




“Resistir a la imaginación idílica y a la imaginación diabólica”, es una precisa expresión usada por Russell Kirk para defensa de Edmund Burke y su sana “imaginación moral”. Nos permitimos asumirla para recomendar el antídoto en la apreciación estética del cine, que es el cine de Alfred Hitchcock, el cual cumple sobradamente –porque los muestra-en combatir tales extravíos de la imaginación. Extravíos que son connaturales en nuestra condición de pecadores, y cuyo descubrimiento es el primer paso –vía la Gracia- para encaminar la imaginación fuera de las trampas que el mundo le tiende. El dogma católico es la firme roca donde se asienta el pensamiento, y el fundamento de la libertad creativa: libertad que es tal porque ha aceptado un orden y un límite que la realidad no puede desmentir.
(Idem)


“Si Hitchcock es moralista, en cambio no tiene nada de moralizador. Esto no es, decíamos, asunto suyo. Su papel es sólo poner a la vista, dejando a cada cual la tarea de sacar las conclusiones. Y además esa culpabilidad que sabe tan bien hacer brotar en la superficie, tal vez es menos de orden moral que propiamente metafísica. Es, lo hemos dicho y no tememos repetirlo, constitutiva de nuestra propia naturaleza, herencia de la falta original. A tal punto que, fuera de una referencia al dogma cristiano, a la idea de la Gracia, el pesimismo de esta actitud tendría derecho a indignarnos como irrita a todos aquellos que pretenden fundar la moral exclusivamente sobre valores humanos. También para Hitchcock el corazón del hombre está “hueco y lleno de basura”: quien rechace esta imagen no puede hacerlo más que desde el punto de vista de un angelismo ateo, reconociendo con ello la legitimidad de nuestra interpretación. Es por lo menos paradójico sonreír cuando se proponen claves teológicas para la obra de nuestro cineasta, sin cesar por ello de derramar sobre él las mismas invectivas que se arrojan, en otros ámbitos, sobre el cristianismo”.
(Éric Rohmer)



“El arte de Hitchcock está lleno de paradojas. Los pájaros, por ejemplo, revela una moralidad rigurosa combinada con humor negro; pero el tema general de la autocomplacencia que recorre toda su obra es aquí tan evidente que se le suele entender mal. Hitchcock requiere una situación de normalidad, por muy insulsa que pueda parecer a primera vista, para dar énfasis a la anormalidad maligna que se oculta bajo la superficie. Hitchcock entiende (aunque no lo hagan sus detractores) la función crucial que desempeña el contrapunto en el cine. No se puede cometer un asesinato en una casa embrujada o en una calleja oscura y hacer después una afirmación con sentido para el público. Los espectadores, sencillamente, se apartan de esos decorados fantásticos y dejan que el ambiente dicte la acción. No somos nosotros quienes están en la pantalla, sino unos actores que intentan ser siniestros. Por el contrario, cuando el asesinato se comete en el cuarto de baño de un hotel, higiénico y reluciente, mientras se toma una ducha, la incursión del mal en nuestra existencia sin mácula se hace intolerable. Podemos reírnos nerviosamente o gruñir con disgusto, pero ya no volveremos a ser tan autocomplacientes. Hitchcock y sus repetidas invasiones de la vida cotidiana con los recuerdos melodramáticos más atroces, han conmovido los cimientos de ese humanismo fácil que insiste en que los hombres son buenos y sólo los sistemas malos, como si los mismos sistemas no fuesen producto de la experiencia humana (...) Hitchcock insiste casi con intolerancia en un juicio moral de sus personajes y de su público. Podemos violar los mandamientos corriendo un riesgo psíquico, pero tendremos que pagar al fin el precio de la culpa. Puede que Hitchcock sea tortuoso, pero nunca es falso”.
(Andrew Sarris)



“El arte de Hitchcock (...) es hacernos participar, por la fascinación que toda figura depurada, casi geométrica ejerce sobre cada uno de nosotros, en el vértigo experimentado por los personajes, y más allá del vértigo descubrirnos la profundidad de una idea moral. La corriente que va del símbolo a la idea pasa siempre por el condensador de la emoción. Nunca se trata de un lazo teórico, convencional. La emoción es, por lo tanto, un medio, no un fin, como en los dramas del gran guiñol. Está más allá de la forma, pero más acá de la idea. Por eso nos deja a la vez un gusto amargo en la boca y el sentimiento de una Unidad que es justamente la del mundo. Unidad siempre discernible en medio del caos, luz original que refleja algunos de sus más bellos rayos sobre las facetas oscuras del Mal”.
(Éric Rohmer)


“Un hombre cometió un asesinato, ¿cómo lo atraparán? En este rubro entran La sombra de una duda, Desesperación, La llamada fatal, Psicosis y Frenesí. Un hombre es inocente del crimen que lo acusan, ¿cómo hará para aclarar su situación? Así son Los 39 escalones, El hombre equivocado e Intriga internacional.
Tales intrigas no habrían dejado una impronta tan profunda en la historia del cine de no haber contado con una puesta en escena tan rigurosa y perfecta. En otras palabras, Hitchcock dirige de una manera que excede la simple eficiencia. Su estilo confiere a las historias una significación simbólica, las convierte en una lucha entre el aspecto sagrado de la vida que recibimos y la utilización impura que hacemos de la misma.
A los efectos de describir esta mise-en-scene que le da a Hitchcock una superioridad tan abrumadora respecto de la mayor parte de los directores actuales, digamos que no se trata tanto de una cuestión de técnica como de gramática, de un medio personal de expresión.
Su estilo de dirección, por lo tanto, rechaza el registro simplista de la acción y adopta una gramática que consiste en centrarse en el personaje a través de cuyos ojos se van a ver las cosas (y a través de los cuales nosotros, el público, las vamos a sentir). Invariablemente filmará a este personaje de frente y con primeros planos, de modo tal que nosotros nos identifiquemos con él. La cámara va a preceder cada uno de sus movimientos y mantendrá constantemente sus dimensiones en el marco de la imagen. Cuando descubra algo inquietante, la cámara se va a demorar unos segundos de más en su rostro y su mirada, a los efectos de que aumente nuestra curiosidad. Cuando tenga miedo vamos a compartir su temor. Y cuando se sienta aliviado vamos a sentir lo mismo...pero nunca antes del final de la película.
En el curso de una escena compleja y sutil, el punto de vista puede cambiar. Y esta técnica de narrar una historia según un punto de vista resulta familiar a los novelistas a partir de Henry James y Marcel Proust, pero los cineastas parecen hacer caso omiso de la misma, incluso aquellos que recibían premios Oscar mientras La ventana indiscreta y Psicosis tenían en vilo al público de todo el mundo sin recibir nunca la más mínima consideración por parte de la crítica ni de los jurados de los festivales. Por fortuna, Hitchcock se mantuvo imperturbable y siguió brindándonos una obra maestra por año, tal vez incluso sin sospechar que finalmente llegaría la hora del reconocimiento”.
(Francois Truffaut).

NOTA - TESTIGO DE CARGO: OJOS

TESTIGO DE CARGO: OJOS
Por Aníbal D’Angelo Rodríguez
Tomado de Revista Cabildo Nº 86, Abril-mayo 2010

Darín-Rago: Mi secreto me condena.

“Varios meses después de su estreno, un oportuno DVD me permitió ver “El secreto de sus ojos”, la película de la que todos hablan. No es mi intención comentarla aunque puedo decir –en términos muy generales- que me pareció bien actuada pero, en definitiva, una “película del montón” como se dijo en la revista “Noticias”. Ninguno de sus dos argumentos –la investigación de un crimen y el contenido romance entre Darín y Villamil- tienen carnadura para ser algo más.

Lo que quiero comentar es algo en lo que, curiosamente, ningún cronista de la prensa comercial reparó. Como se recordará, el protagonista descubre, hacia el final del filme, que el marido de una víctima de violación y asesinato mantiene, desde hace veinticinco años, “preso” en su casa (en rigor, secuestrado) al autor del crimen, un militante de la triple A.

Debe recordarse también que el protagonista, Darín, ha sido presentado como un justiciero que se saltó algunas reglas para lograr encontrar y castigar al culpable de los delitos indicados. Pero ¡oh sorpresa! al justiciero Darín ni se le pasa por la cabeza intervenir en el delito que tiene ante sus ojos –privación ilegítima de la libertad- y obtener, por lo menos, la liberación del preso en la cárcel privatizada.

Tampoco el público (ni los que comentaron la película) reacciona ante este delito. No es que el marido de la víctima ha “hecho justicia por mano propia”. Lo que ha hecho es injusticia, porque ningún condenado a perpetua cumple en la Argentina veinticinco años de cárcel ¡en reclusión solitaria!, pena que no existe en nuestro Código Penal.

Por este detalle, la película se vuelve una metáfora de lo que hoy se entiende en nuestro país por justicia, es decir una injusticia con que se “corrige” otra injusticia. Y todavía habría que agradecer que se conserven algunos rasgos de la justicia común: un estrado y tres señores senados tras unas mesas. No es mucho más lo que queda de Themis.

Dicho de otra manera, para los monstruos* no hay justicia sino simple venganza. No hay juicio debido, ni normas procesales ni las garantías que tan numerosas fluyen en relación con los delincuentes comunes. Si un monstruo está preso, bien preso está, cualquiera sea el procedimiento para lograrlo o la cárcel que lo aloje. Para ellos sólo vale el ojo por ojo**, ¡y esto cuando los tribunales rebosan de discípulos de Kelsen, para quien la idea misma de una justicia abstracta era un mito y lo único que valía era el derecho positivo que no exigía más que reglas claras dictadas por autoridad competente!

Insisto: no es la acción que nos presenta la película –el “encarcelamiento” privado- lo que me llama la atención. Lo asombroso es la nula reacción del protagonista (que ni piensa en movilizarse para detener esa injusticia) y el silencio de las decenas de zurdos “justicieros” que vieron y comentaron la película. A ninguno, hasta donde yo sé, se le ocurrió cuestionar lo que hace el carcelero y lo que no hace Darín.

Pero me corrijo: no tiene nada de asombroso: es lo lógico en un país que ha perdido el rumbo hace muchos años, tras veintitantos de adoctrinamiento gramsciano.”


* Nota Reduco: La palabra es exacta, en términos cinematográficos: para llegar a esa aceptación de una injusticia, el director presenta como víctima alguien que ha dejado de ser humano, o, mejor dicho, que nunca lo ha sido, tal vez por eso hasta se regocija el director en mostrarlo explícitamente desnudo, sin el menor sentido del pudor. No tiene ninguna característica positiva o amable. Es un monstruo al que no se le tiene lástima, en una época donde el cine “humaniza” a los monstruos verdaderos y los trata con piedad, hasta volverlos protagonistas de sus filmes. ¿Paradójico? No, ello va de la mano con la imposibilidad de inventar héroes portadores de valores positivos, luminosos y sacrificados, o por lo menos reconocedores de sus propias culpas; hoy los “héroes” son oscuros, vengativos, malhablados y cínicos, como el Darín de esta película o de su anterior “El aura”.


** Nota Reduco: Efectivamente, hemos pasado a la defensa del ojo por ojo más descarado, siempre disfrazado de “justicia” impartida por las pobres víctimas, casi siempre progre-izquierdistas o sobrevivientes de diversos "holocaustos". Época en que los victimarios ocupan mediáticamente el rol de víctimas, para así poder perseguir con mayores libertades. Recientemente pudimos volver a ver, como ejemplo contrario a estos malos ejemplos celebrados, la película “Ocho a la deriva” (o “Náufragos”, en inglés “Lifeboat”), de Alfred Hitchcock, filmada durante la Segunda Guerra Mundial. Aun tratándose de época de gran propaganda a favor de las “Democracias”, en esta película puede observarse cómo hay una mirada severa sobre la venganza, por más malo que sea aquel sobre el que se aplique. En este caso, un marino alemán, criminal, asesinado –o “ajusticiado”- salvajemente por cinco personas –incluyendo dos mujeres- y arrojado al mar desde un bote salvavidas. Permanece al margen un negro, el único cristiano del grupo. El juicio moral –que al final de la película se torna inquietante y difícil- de Hitchcock está dado por la manera de filmar esta escena, tomando distancia de los personajes y presentándolos de espaldas a la cámara, como una jauría salvaje. Otra película interesante, “Hombre del Oeste”, dirigida por Anthony Mann, nos presenta a su protagonista renunciando a la venganza, porque eso lo convertiría en lo mismo que su enemigo. Ejemplos de un cine que todavía era salvaguardado –a pesar de los dueños de los Estudios- por los católicos de una sociedad que todavía no había caído bajo la completa influencia cultural de sus enemigos, hecho ocurrido a partir de mediados de los años ’60.
Una consolidación y profundización de la “Democracia” en su sentido absoluto, es decir, religioso, a partir de los años ’80 (y esto puede verse claramente en el cine a partir de entonces, pero en especial en los últimos diez años), han traído lo que Stan Popescu relata que ocurrió en la primer democracia, en Grecia: “La “ideología” y los “principios” o”doctrina” democráticos, con sus ideas obsesivas sobre la igualdad y la libertad, desencadenan los bajos instintos, las emociones negativas y especialmente el odio, el resentimiento y la obsesión por la venganza y el castigo de todo lo que no obedece a la “voluntad del pueblo soberano”.(...) Durante la época democrática, iniciada oficialmente por Perikles, aparecieron los más degradantes síntomas de inmoralismo, reveladas en las obras de Eurípides: el adulterio descarado, la oficialización de la prostitución y la escuela de “capacitación·” de Aspasia que se encargaba de “seleccionar” las “compañeras” o amantes de los strategoi autokrator (generales demócratas) que eran amigos de su esposo Perikles, y la entronización del odio, la furia y la sed de venganza como”sentimientos humanos” dignos de alabarse. La idea de irracionalidad como conducta normal y la práctica de la venganza como ideal de vida la describe Eurípides de una manera patética en su tragedia “Hécuba” en este breve diálogo entre Agamenón y Hécuba: “¿Qué deseas? Pregunta Agamenón, ¿pasar en libertad el resto de tus días? Cosa fácil es para ti”. Hécuba: “De ningún modo. Si puedo castigar al malvado, consiento con gusto en ser esclava durante toda mi vida” (S. Popescu, “Cultura y libertad”).

INVITACION

A PROPÓSITO DEL BICENTENARIO

Conferencias de Antonio Caponnetto

“La verdad sobre los orígenes de la Patria”

Martes 4 de mayo a las 19 hs.


“El significado real del 25 de mayo de 1810”

Martes 18 de mayo a las 19 hs.

Ambas tendrán lugar en
Viamonte 1596, 1º piso, Capital

Auspicia: Centro de Estudios Nuestra Señora de la Merced

viernes, 23 de abril de 2010

ANIVERSARIO - MIGUEL DE CERVANTES

23 de abril de 1616

ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE

MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA





“Este que veis aquí de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada, las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes no crecidos porque no tiene sino seis, y mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros, el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena, algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de “La Galatea” y de “Don Quijote de la Mancha” y del que hizo el “Viaje del Parnaso”, a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y quizá sin el nombre del dueño; llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra; fue soldado muchos años y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades; perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los siglos ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos V de felice memoria”.


Cervantes, Prólogo a sus “Novelas ejemplares”.



“Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas y desenvainar las espadas, y poner a riesgo sus personas, vidas y haciendas: la primera, por defender la fe católica; la segunda, por defender su vida, que es de ley natural y divina; la tercera, en defensa de su honra, de su familia y hacienda; la cuarta, en servicio de su rey, en la guerra justa; y si le quisiéramos añadir la quinta, que se puede contar por segunda, es en defensa de su patria. A estas cinco causas, como capitales, s pueden agregar algunas otras que sean justas y razonables, y que obliguen a tomar las armas; pero tomarlas por niñerías y por cosas que antes son de risa y pasatiempo que de afrenta, parece que quien las toma carece de todo razonable discurso; cuanto más que el tomar venganza injusta, que justa no puede haber alguna que lo sea, va derechamente contra la santa ley que profesamos, en la cual se nos manda que hagamos bien a nuestros enemigos y que amemos a los que nos aborrecen; mandamiento que, aunque parece algo dificultoso de cumplir, no lo es sino para aquellos que tienen menos de Dios que del mundo, y más de carne que de espíritu; porque Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que nunca mintió, ni pudo ni puede mentir, siendo legislador nuestro dijo que su yugo era suave y su carga liviana; y así, no nos había de mandar cosa que fuese imposible el cumplirla”.


Cervantes, “Don Quijote de la Mancha”, II, 27.



“¿Por ventura es asumpto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en vagar por el mundo, no buscando los regalos dél, sino las asperezas por dónde los buenos suben al asiento de la inmortalidad?”


Cervantes, “Don Quijote de la Mancha”, II, 32.



El Quijote es una obra jocosa en la superficie, pero es humor medular en su concepción, en la invención. Cervantes se autoproclamó –con mucha razón- “en la invención el primero de España”, y es la invención justamente –más que la composición y el estilo- el dominio del genio. La invención de El Quijote (esconder detrás de una sátira de los libros de caballería el alma de la historia de Europa, y la escondida alma y motor de Europa y del alma humana) es genial; y hace del libro del manco “la novela más grande del mundo”, la obra maestra del arte de la Contrarreforma; y si se quiere, la alegoría cristiana más importante que se conoce después de las parábolas de Cristo, más profundamente religiosa que La vida es sueño. Un místico no tiene más que hacer de Dulcinea figura de la gracia o el amor de Dios, para convertir la novela en un libro teológico, como apuntó Unamuno, y Jerónimo del Rey en su libro inédito –inacabado e inacabable- Su Majestad Dulcinea. Porque el humor medular es una forma natural de expresión de la religiosidad. Aunque parezca mentira, la parábola y la paradoja son más religiosas en cierto modo que el silogismo y el sermón. Si yo dijera que El Quijote es un libro en cierto modo más religioso que Los nombres de Cristo, ¿se reirían de mí? Sí. Pues por eso no lo diré.

En la gran parábola de Cervantes, la sabiduría –que es el Ideal, y es nobleza y es vida- ha sido encarnada paradojalmente en un loco; y lo que el mundo llama sabiduría –“la listura de la finitud”, que dice Kirkegor- está encarnada humorísticamente en un palurdo. Mas esas dos sabidurías, contrarias según San Pablo, no rompen entre sí, riñen: vagan por el mundo existencialmente unidas, y el realismo zoquete es forzado a someterse al idealismo destornillado; que loco y todo resulta su amo, e incluso a disciplinarse y darse de azotes por él. Lutero se levantaba en ese tiempo contra las “disciplinas” de los monjes: Cervantes encuentra que las disciplinas están bien, pero en Sancho. Don Quijote lleva en sí una más alta disciplina, la disciplina interior, su fe. Lutero fue un quijote sin sancho, la “fe sin obras”; y eso fue su lástima.

El humor medular de El Quijote consiste en que representa plásticamente una de las paradojas del cristianismo, quizá la paradoja fundamental. La fe en efecto no es sino la persecución de un absurdo: quiero decir de una cosa que para la razón pura es sin sentido, aunque no sea contra-sentido. La fe sería locura pura si no llevara siempre a las rastras consigo al sentido común. La persecución inalcanzable de Dulcinea, eso es la fe; y Dulcinea existe, aunque no donde El Quijote y nosotros nos imaginamos.”


P. Leonardo Castellani, El humor español, Buenos Aires, Mayo 1953. Nueva crítica literaria.

miércoles, 21 de abril de 2010

INVITACION

CONFERENCIA:


“¿DIOS EXISTE?”
LA EXISTENCIA DE DIOS Y LAS VÍAS PARA SU CONOCIMIENTO

R.P. Álvaro Calderón


Pruebas racionales de su existencia
Contradicciones del ateísmo y sus funestas consecuencias.


Viernes 23 de Abril, 20 hs.
Priorato: Venezuela 1318-20, (1095)
Capilla “Nuestra Señora Mediadora de Todas las Gracias”,
Montserrat, Buenos Aires, Capital.

PUBLICACIONES

PATRIA ARGENTINA: Ya salió






Patria Argentina violenta una vez más lo que los periodistas modernos y ágiles, y los diseñadores gráficos odian: publicar artículos extensos. Normalmente, tratamos de respetar estas normas, aunque es probable que alguien considere que esto también lo hacemos mal.
El motivo que hoy nos lleva a vulnerar dicha regla es la actualidad y el carácter diabólico de la información que a continuación ofrecemos a nuestros lectores.
Se trata de una primicia exclusiva, que difícilmente será reproducida, comentada o ampliada. El tema únicamente pueda importarle a un muy escaso número de personas. El conocimiento de este tipo de noticia y análisis está vedado a los argentinos, ya sea por ignorancia de la cuestión o por miedo, o porque su contenido va en contra de los intereses y los negocios de los personeros del Sistema o Régimen de Dominación y del dogma liberal-masónico que nos ha sido impuesto.
Pero el motivo dominante, es que en este mismo momento se está desarrollando en Buenos Aires, en la Sociedad Rural, la versión argentina de la Conferencia TED2010. Es la misma, cuya versión auténtica en California, en febrero pasado, permitió que disertara Bill Gates auspiciando –al pasar- la reducción de la población mundial entre un 10 y un 15% mediante la utilización de vacunas.
Es que las actuales técnicas de adoctrinamiento van encubiertas detrás de las cuestiones de la tecnología y, a los pocos que todavía puedan pensar, se los forma inadvertida –pero eso sí- “democráticamente” en los disvalores de la cultura de la muerte, de la antipatria, del egoísmo individualista e insolidario, en la idolatría del dinero y de un mundo sin Dios ni ética pública ni privada. Moderna forma de esclavitud, en la que el hombre transformado en una cosa, sin responsabilidades ni obligaciones morales con su prójimo ni con la sociedad, en un puro ente económico de producción y de consumo, ni siquiera tiene relación personal alguna con su amo.
Lo que William Engdahl expone magníficamente, tiene relación directa con los argentinos, con nuestra vida personal y colectiva, porque atañe directamente a la salud de nuestra población y a su capacidad de reproducirse, y también a la producción agropecuaria, que está siendo devastada irresponsablemente por la codicia, con la utilización de cultivos con organismos genéticamente modificados (OGM).
Hay muchos que se ríen de nosotros. Sabemos que hoy y en nuestro país, estamos arando o clamando en el desierto y en el mar. Pero como nos enseñó el Padre Castellani, “mientras quede algo por salvar...hay que hacer lo que se pueda por salvarlo”, porque eso, muy probablemente nos ayude a salvar el alma. Esa es la razón por la que persistimos en el intento, contra todo desaliento, contra toda desesperanza”.
Santiago Roque Alonso, “El Poder Mundial nos aplica sus planes y nosotros aplaudimos” introducción al artículo “Bill Gates habla sobre las vacunas para reducir la población” por F. William Engdahl.



LUGARES DE VENTA DE PATRIA ARGENTINA EN CAPITAL FEDERAL:

· Patria Argentina: Sarmiento 1674, 4to “N”.

· Puesto de venta de diarios en Callao y Viamonte (Callao 690).

· Puesto de venta de diarios en Córdoba y Rodríguez Peña (Esquina).

· Puesto de venta de diarios en Corrientes y Callao (Esquina).

· Puesto de venta de diarios en Corrientes y Uruguay (Esquina).

· Librería Huemul: Santa Fe 2237.

· Librería Vórtice: Hipólito Irigoyen 1970 (a partir de las 14 hs.).

· Librería Acción: Solís 282.

NOTA - LA CELEBRACIÓN DE LA ESTUPIDEZ

LA CELEBRACIÓN DE LA ESTUPIDEZ


Un intelectual de nuestros tiempos, o sea, un imbécil.


“-Es una novela que tenía que ser larga porque debía resolver, de una sola tajada, muchos de los problemas personales que tengo.
-¿Cuál sería el más grave de esos problemas?-Pues el más grave y el único es la implacable crueldad del universo, que es lo que hace posibles hechos como el terremoto de Haití, el hundimiento del Titanic, la Guerra de los Balcanes o el hecho de que un sinvergüenza viole a una mujer y después la degüelle. Yo, al respecto, tengo una teoría, y es que el hombre no es culpable de todo eso, ya que sólo es un instrumento que responde a un juego cruel que se llama vida. Cuando uno observa, como yo lo he hecho, la crueldad del ser humano, el dolor frío del cosmos, la tremenda crueldad de la naturaleza, uno siente una rebelión y una angustia terrible que lo hacen buscar culpables. Es entonces cuando uno mira para arriba buscando a un Dios al que insultar. Pero llega un momento en el que no se ven dioses y a uno le sucede lo mismo que a Ulises, cuando regresa de Troya, que ya no encuentra dioses en los que creer o confiar. Y eso atormenta a cualquiera.
-¿Escribir es una solución al problema...o tan sólo una manera de sobrellevarlo?
-Escribir es una forma analgésica de asumirlo, de aceptar las reglas del juego, ya que esto, después de todo, es como el ajedrez, donde el peón come al alfil y la torre, a la reina. Entonces, cuando lo asumo, ya no busco un dios al que matar, ni un hombre al que culpar, ni un Pinochet al que sentar en el banquillo. Es una buena forma de consolarme...y ahora que estoy en la etapa final de mi vida, aunque ojalá me falte mucho, la verdad es que quiero morir con serenidad. Aceptar que éstas son las reglas y que todo el sufrimiento que he visto forma parte de ellas. No se trata de resignarse, claro, sino de asumir el hecho. Cádiz también me sirvió para desarrollar una teoría que pensé hace algún tiempo, que tiene que ver con la idea de que los hispanos y los latinos en general nos hemos equivocado de Dios. Esto ocurrió en Trento, en ese concilio de donde parten la Reforma y la Contrarreforma. Ahí Europa tuvo que elegir entre dos tipos de Dios: o bien aquel encerrado, turbio, de sacristía e inquisidor, fanático, dictatorial, sombrío y triste de la religión católica, o bien el Dios abierto, moderno, que permite hacer comercio, que deja que haya usura si es honrada y que permite que los libros se publiquen y las ideas discurran (...) Nosotros nos hemos equivocado al elegir al Dios reaccionario, que nos ha tenido esclavizados durante todos estos siglos y que todavía nos sigue teniendo así.”.

Arturo Pérez Reverte.Reportaje del diario La Masón...perdón, La Nación, Revista ADN (o sea, A Dios Negamos), Sábado 17 de abril de 2010, con el título “La vida es un juego cruel”.


Cuando el diario liberal, anticatólico, masonazo, tamaño sábana se empeña en promocionar y difundir a determinados “intelectuales” o “artistas”, en especial a través de su revista cultural, por algo es. Ese algo es la corrosión nihilista ya sin disimulo, cubierta de cierto glamour, perfume importado y bobería progre, que su director se encarga de presentar en cada editorial con inocultable tosquedad pero, también, con ejemplar representatividad de lo que hoy se manifiesta como lo cultural. “Todas las tramas se van ensamblando naturalmente, sin artificios (sic) y detonan de un modo espectacular, dejando un regusto amargo en la boca. El regusto que dejan la vida verdadera y el destino humano cuando se ven de frente su crueldad inevitable y su gran estupidez” dice el director de adn Jorge Fernández Díaz, seguramente porque su vida es una estupidez, y a decir verdad, leyendo lo que escribe, no nos cuesta creerlo.

Y claro... El hombre no es culpable de eso, porque “c’est la vie”. Pérez Reverte no es culpable de los disparates que dice, es ese juego cruel llamado vida. Quiere tapar la angustia de vivir para nada, sin Dios, con la bayaspirina de la escritura...pero llenándose de plata, para olvidar más cómodo. Este dispensador de bayaspirinas masivas, que juega como Bergman al ajedrez con la muerte o con quien sea, es además de periodista y novelista, teórico, que prefiere elegir al dios que permite la usura (aunque sea un poquito), al dios liberal, cuyo nombre en verdad es Mammón, el cual “permite que los libros se publiquen y las ideas discurran”, por supuesto, los libros e ideas como las suyas, por erradas y nocivas que sean. Y son estos señores los que se creen –a pesar de estar inmersos en un juego cruel y negar la responsabilidad humana- se creen libres, por supuesto, muy abiertos, con su gran misión de intelectuales. Dan mucha lástima, si no fuera porque además difunden su desesperación –o su falsa esperanza, o su bayaspirina- y cobran por ello.

Ya lo dijo Chesterton: “Un librepensador es alguien a quien no se le permite pensar que pueden suceder milagros”.


viernes, 16 de abril de 2010

CRITICA



TAKING CHANCE

Director: Ross Katz – 2009


LA GRAN ESTAFA

“La invasión estadounidense de Iraq no tuvo absolutamente nada que ver con los intereses nacionales de EE.UU. Tuvo que ver con los beneficios de la industria de armamentos y con la eliminación de un obstáculo a la expansión territorial de Israel”. (Paul Craig Roberts)

Uno de los objetivos principales de este telefilm producido por la cadena HBO es evitar que se conozcan verdades como la que menciona el destacado y valiente periodista Roberts. Para ello apunta a “conmover” al público medio norteamericano con la historia real (y en verdad, si se omiten las circunstancias de la guerra, conmovedora) de un Teniente Coronel del cuerpo de marines que decide escoltar hasta su ciudad natal a un joven soldado muerto en Irak. A lo largo del extenso viaje, el militar se encontrará con la adhesión patriótica, la solidaridad, el respeto y el honor que la población estadounidense le rinde a este héroe de guerra.

Decimos que la película apunta a mantener un engaño pues se vale de una situación emotiva para ocultar una serie de verdades que no son accesorias y ajenas al destino final del soldado fallecido ni de la sociedad norteamericana en su conjunto. Alguien podrá decir que no es una película sobre la guerra ni sobre sus causas, sino sobre alguien que muere en ella como un héroe (aunque esto no queda demasiado evidente en el relato del film) y que solamente se trata de honrar a los caídos, cosa que nosotros no hicimos con nuestros héroes de Malvinas. Pero plantear las cosas así sería limitarse a tratar un hecho como la guerra como si fuera una especie de fatalidad, algo así como una enfermedad o epidemia, como si todas las guerras fuesen iguales, ya sea una guerra de defensa y liberación o una guerra de agresión y exterminio (y en general no actúa de la misma manera un soldado que defiende su territorio de un invasor de otro que está en un lugar ajeno sin saber por qué o sólo por dinero; el nivel del terrorismo aplicado por los norteamericanos en Irak es una muestra clara de la clase de guerra que han desatado).

Lo que precisamente trata de hacerse creer al obtuso pueblo norteamericano, es que esos soldados que mueren en Irak van a pelear por la Nación, para defender sus intereses, los intereses del pueblo norteamericano, cuando es exactamente todo lo contrario. El testimonio de quienes se expresan en el material extra del DVD así nos lo confirma:”Va más allá de a favor o en contra de la guerra”, “Fueron a pelear por su patria y murieron por sus amigos”,“Más allá de tu postura política, todos apoyaron a nuestras tropas caídas”. Es algo obvio que se apoye a las tropas caídas, lo que no es tan obvio es preguntarse “¿Caídas para qué?” o “¿Qué están defendiendo los soldados norteamericanos en Irak?” o “¿Están peleando por su patria?”. Y está claro que tratándose de una guerra tan controversial o más que la de Vietnam, la omisión de estas cuestiones –aunque más no sea en algún personaje que muestre sus dudas al respecto- no es casual. Si el espectador recuerda aquella excelente película de Cóppola llamada “Jardines de piedra”, de la que sospechamos ésta ha tomado (mal) algunas cosas, allí, el militar encargado de recibir los cuerpos de los soldados caídos en Vietnam decía: “No estoy en contra de la guerra; estoy en contra de esta guerra”, con lo cual daba la posibilidad al espectador de que, aun sin dejar de honrar a los caídos, pudiera preguntarse: “¿Qué hacemos nosotros allá?”. En “Taking Chance” ninguno de sus personajes se pregunta nada, la película no deja que el espectador se haga ninguna pregunta, no deja que se inquiete nunca, evita provocarle la más mínima incomodidad o situación de suspenso, dejando tan fuera de campo la guerra como una epidemia en un país lejano. Esta obvia intención de la película se manifiesta en su –por llamarlo de alguna forma- estilo, parsimonioso (que no es lo mismo que austero), con leves travellings de acercamiento, música casi constante, acompañando al personaje principal (un ajustado y digno Kevin Bacon) sin sobresaltos, con prolijidad hotelera, sin contrastes entre los personajes ni conflicto alguno, porque allí no hay –literalmente- nadie malo. Apenas se esboza un conflicto en el propio teniente que se culpa por no haber querido ir a pelear a Irak cuando todos los demás lo hicieron, llegando a decir que lo entrenaron para pelear y no lo ha hecho, es decir, que no importa qué clase de guerra se trate, él debe ir a pelear, mostrando de qué manera se transforma un soldado en un autómata, o en realidad de qué manera el confundido pueblo norteamericano va detrás de su banderita, así haya que aplastar países indefensos (ya lo dijo alguna vez Mons. Williamson, el norteamericano tiene buena voluntad pero malos principios –al contrario que nosotros-, tiene buen sentido y virtudes naturales pero principios liberales y es liberal sin quererlo y sin saberlo; el suyo es un patriotismo ciego, donde la emoción reemplaza a la razón, y esto es propio de los protestantes; esa tensión es la que está destruyendo a los EE.UU.).

“Taking Chance” es una película sin historia, uniforme, casi publicitaria, hecha a semejanza del uniforme militar puntillosamente cuidado, planchado y arreglado que lleva encima el soldado caído. Soldado que debe ser ocultado a sus familiares dentro del cajón, porque a pesar del impecable uniforme su cuerpo está arruinado, como parecen estarlo los Estados Unidos, y por eso se lo quiere ocultar al espectador con esta película uniforme y resinosa como un ataúd. Producida por HBO, compañía que pertenece a AOL-Time Warner, el mayor conglomerado de medios de comunicación de EEUU, en manos de judíos sionistas que quieren mantener el engaño sobre el pueblo norteamericano sobre la guerra en Irak y medio oriente. En palabras nuevamente de Paul Craig Roberts:

“La gran superpotencia estadounidense y sus 300 millones de habitantes están siendo destruidos por los estrechos intereses de los grandes bancos y por la industria de armamentos. La gente, y no sólo los estadounidenses, está perdiendo a sus hijos, esposos, hermanos y padres sin otro motivo que los beneficios de las corporaciones de armamentos de EE.UU. y los crédulos estadounidenses parecen enorgullecerse de que así sea. Esas pegatinas en sus coches, todo terrenos y monstruosas camionetas proclaman su ingenua lealtad a la industria de armamentos y a los corruptos en Washington que promueven guerras.
¿Llegarán a comprender los estadounidenses, aplastados y destruidos por la política de “su” gobierno, que siempre pone a los estadounidenses en el último lugar, quiénes son sus verdaderos enemigos?
¿Se darán cuenta los estadounidenses de que no los gobiernan sus representantes elegidos sino una oligarquía que es dueña del prostíbulo Washington?
¿Llegarán algún día a comprender los estadounidenses que son siervos impotentes?”

“La invasión estadounidense de Iraq no tuvo absolutamente nada que ver con los intereses nacionales de EE.UU. Tuvo que ver con los beneficios de la industria de armamentos y con la eliminación de un obstáculo a la expansión territorial de Israel”.

“Sin EE.UU. no habría 1,2 millones de iraquíes muertos y 4 millones de iraquíes desplazados. No tenemos idea de las bajas de civiles afganos, aunque parecería que mujeres y niños son objetivos primordiales de las fuerzas de EE.UU. y de la OTAN que “llevan paz y libertad a Afganistán.””

“El 17 de abril de 2008, AP News informó de que un nuevo estudio publicado por el RAND Corporation llegó a la conclusión que "aproximadamente 300.000 soldados americanos padecen de una depresión grave o de estrés post traumático después de su servicio en las guerras en Irak y Afganistán, y que 320.000 sufrieron daños cerebrales".

“El 21 de abril de 2008, OpEdNews divulgó un e-mail interno del General Michael J. Kussman –subsecretario para la salud en la Administración de los Veteranos–, a Ira Katz, jefa de salud mental en la Administración de los Veteranos, que confirma un informe del periódico de McClatchy, según el cuál 126 veteranos, de las actuales guerras, se suicidan por semana. En la medida de que estos suicidios sean atribuibles a las guerras, más de 500 muertes deberían añadirse cada mes a las pérdidas en combate”.

“En lugar de reaccionar, el pueblo estadounidense ha aceptado como dóciles corderitos una serie de mentiras evidentes: armas de destrucción masiva, la conexión de Al Qaeda con los atentados del 9/11, el derrocamiento de un dictador y “llevar la democracia” a los iraquíes.
El “moralista” gran pueblo estadounidense prefiere creer las mentiras del gobierno a reconocer los crímenes del gobierno y hacerlo responsable de sus acciones.
La guerra de Irak es una guerra para la expansión territorial de Israel. Los soldados americanos mueren o quedan lisiados por Israel.
A pesar del fiasco mediático, casi la mitad de la población ha logrado discernir que la invasión americana de Iraq no ha aumentado su seguridad y que el ataque del gobierno Bush contra las libertades cívicas no es un componente necesario de la guerra contra el terror. El problema, por lo tanto, reside en la ausencia de debida diligencia por parte de la otra mitad de la población”.

A esa otra mitad de la población se dirige esta inteligente y discreta película, que no contiene escabrosidades, violencia, escenas de sexo o diálogos soeces, y que pretende –según creemos- atraer también a los “conservadores” o la “derecha cristiana” mediante un ardid forzado que no aporta ningún valor moral o simbólico al film; nos referimos a una escena donde una azafata le entrega un pequeño crucifijo al Teniente, en uno de los vuelos de traslado del marine muerto. El Teniente lo entregará luego a la madre del soldado (divorciada y vuelta a casar, aparece allí con su nuevo esposo, al igual que su ex con su nueva “pareja”); la madre finalmente colocará el crucifijo sobre el cajón de su hijo (desde luego, ella ¿para qué iba a quererlo o aceptarlo, viviendo como vive en pecado?). Lo que no quita que el chico haya sido un héroe y haya salvado su alma, desde ya, pero no gracias a los principios liberales que destila esa sociedad y esa guerra, sino a pesar de ello. Otra argucia más, según entendemos, para hacerles creer a los cristianos conservadores que esta es “nuestra guerra”, es decir, la guerra del pueblo estadounidense, que la película se encarga de mostrar respetuoso y bueno. Pero en verdad, desinformado y domesticado por los medios de comunicación de masas, en manos de sus enemigos.



martes, 13 de abril de 2010

NOTA - LOS TITANES VENIDEROS

LOS TITANES VENIDEROS


-Esto en lo que se refiere al futuro. ¿Cómo imagina usted, por lo tanto, el próximo siglo?
-No tengo una idea demasiado feliz y positiva. Por decirlo con una imagen, quisiera citar a Hölderlin, que en “Pan y vino” escribió que vendrá la edad de los titanes. En esta edad venidera el poeta deberá aletargarse. Los actos serán más importantes que la poesía que los canta y que el pensamiento que los refleja. Será una edad muy propicia para la técnica, pero desfavorable para el espíritu y para la cultura”.

(Los titanes venideros. Conversaciones con Ernst Jünger, 1995)

ARTE

COMENTARIO ELEISON 143 (10 de abril del 2010):

LA POPULARIDAD DE VAN GOGH




por Monseñor Richard Williamson


En la exhibición reciente del artista moderno de origen holandés, Vincent Van Gogh, cerca ya de su fecha de cierre en la Real Academia de Artes en Londres, han habido filas continuas de gente que esperaba por horas para ingresar. ¿Cómo se puede explicar dicha popularidad? Ciertamente Van Gogh es moderno sin ser demasiado moderno, una combinación que les atrae a muchas almas ansiosas hoy en día de hallarle algún sentido al mundo loco que los rodea, pero ciertamente hay en él una combinación aún más atractiva - él es religioso sin ser religioso - ¡religión para los apóstatas!


Nació en Holanda en 1853, el hijo mayor de un pastor Protestante. Casi por tres cuartas partes de su corta vida únicamente pensaba en dedicarse al servicio de la religión, porque no fue sino hasta la edad de 27 años que descubrió su extraordinario talento y vocación como artista. Sin embargo, desde entonces, se dedicó con religiosa intensidad al dominio del dibujo y de la pintura, para tener la capacidad de expresar a través del arte lo que no había podido expresar en una forma abiertamente religiosa. Ha dicho, "En toda naturaleza, en los árboles por ejemplo, veo una expresión y un alma."


Él logró que esa alma fuera casi tangible en la pintura seleccionada por la Real Academia para su folleto de la Exhibición, "Hospital de San Remy". Troncos de árboles entretejidos apuntan hacia el cielo al follaje obscuro que se extiende en cima del edificio de color amarillo brillante del hospital, y que se entrelaza con el cielo azul marino arriba de él. Las pocas figuras humanas parecen insignificantes en medio de lo que es pintado como un torbellino dinámico de la Naturaleza, cuyo dramatismo está acentuado por el esquema de colores brillantes de la pintura, típico de Van Gogh. La misma dinámica es aún más visible en su famosa pintura "Noche Estrellada" (no incluida en esta Exhibición), en donde el paisaje, los cipreses, montañas, estrellas y cielo parecen estar todos interconectados en una danza de un ritmo salvaje, en colores amarillos y violetas, pareciendo hacer a todo el cosmos que gire.


Ambas pinturas fueron realizadas durante los últimos cinco años, muy productivos, de Van Gogh, entre su mudanza a Paris a principios de 1886 y su muerte en Francia en el verano de 1890. A uno puede no gustarle el arte moderno, a uno puede no gustarle Van Gogh, pero nadie puede negar que sus pinturas de este periodo representan una reacción profundamente humana e individual a lo que Wordsworth llamaba "la sublime noción de una sin par omnipresencia" en el mundo de la Naturaleza que rodea a la humanidad. ¿Qué otra cosa puede considerarse arte? Solamente, mientras que al inicio del siglo 19 esa "sublime omnipresencia" haya inspirado al poeta Inglés para "reflejarse en la tranquilidad", por el contrario para el final de aquel siglo apostatante el artista Holandés, que también había abandonado la religión patente, encontraba en ella belleza pero poca paz, lo que lo hace bastante más compasivo con nuestra más agitada época.


¡Es una lástima! Van Gogh pagó un alto precio por reconocer casi el primer movimiento en la Naturaleza sin identificar al Primer Motor. El movimiento sin el Motor inmóvil, el dinamismo feroz sin el Rey de la Paz, terminaron por abrumarlo, y murió de un tiro que el mismo se dio en el pecho. Divino Señor, ten piedad, ten piedad de millones y millones de almas que te sienten y te necesitan, pero que no pueden - o no quieren - encontrarte. ¡Solo Tú sabes cuán peligrosa es su religión irreligiosa sin Ti!


Kyrie eleison.


NOTA - HUGO WAST Y RODOLFO WALSH

HUGO WAST Y RODOLFO WALSH

Tomado de el blog de CABILDO


El gran escritor católico Hugo Wast.
Un proyecto presentado ante la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, propone la supresión del nombre del Dr. Gustavo Martínez Zuviría a la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, de la que fuera su fundador durante su gestión como Director de la misma, y su reemplazo por el de Rodolfo Walsh.Entre los considerandos del susodicho proyecto abundan las mentiras, las insidias, las ignorancias, los errores maliciosos, los tópicos trillados de las peroratas marxistas, y hasta los gruesos gazapos sintácticos. Pero dos cosas quedan explicitadas sin subterfugios:a) que el nombre de Hugo Wast no debe figurar por ser “antisemita”, yb) que el nombre de Walsh merece honrarse por su militancia montonera.Ya habrá ocasión de refutar, por enésima vez, el agravio gratuito que supone confundir con el antisemitismo al pensamiento católico sobre el misterio de Israel. Pensamiento católico robusto y hondo —de perspectiva sobrenatural, raíces escriturísticas y teológica mirada— que, como pocos supo expresar en sus valiosos libros Don Gustavo Martínez Zuviría.Sólo marquemos ahora una tragicómica paradoja; y es que aquella organización terrorista a la que perteneció el novel homenajeado,se definía como antisionista, teniendo visibles apoyos logísticos en el mundo árabe.Hace ya tiempo, el escritor Daniel Schnitman, desde la publicación “La Voz. Periodismo Judeo-Argentino Independiente”, del 29 de julio de 2006, denunciaba la “furibunda embestida antisemita” de los Montoneros, a través, entre otros medios, de su revista “Jotapé”; a la par que asociaba con el atentado a la AMIA, a “personas que antiguamente formaron parte de la organización denominada «Montoneros»”.“El 25 de agosto de 2002 —agrega Daniel Schnitman— el reconocido periodista Miguel Bonasso publicó un estremecedor informe de inteligencia militar realizado durante la dictadura, bajo el título «Lo que sabía el 601», referido a la infiltración de los servicios a los Montoneros”.Dice Bonasso: “El informe del 601 abunda en datos sobre la relación militar entre Montoneros y Al Fatah, que había sido imprudentemente publicitada en una entrevista concedida al semanario español «Cambio 16», por el jefe de la estructura militar, Horacio Mendizábal, quien luego caería en combate, durante la primera Contraofensiva. La revelación de «Hernán» o «el Lauchón», como se conocía a Mendizábal en Montoneros, causó alarma en el alto mando palestino y atrajo definitivamente sobre los guerrilleros argentinos la inquietante mirada del Mossad israelí. Que, según algunas fuentes, nutrió con información al 601”.De modo que, en lo sucesivo, quienes proponen la supresión del egregio nombre de Hugo Wast deben hablar más claro. No es el presunto antisemitismo del gran novelista, lo que les quita el sueño. Es su condición de católico, apostólico y romano lo que les molesta y subleva. Y se entiende que así sea, en quienes están haciendo del anticatolicismo una vergonzosa política de Estado.Por lo demás, la verdad es que a Montoneros, tanto le dio recibir financiación del mundo árabe, como nutrir sus cuadros homicidas con israelitas, por cuyo “exterminio” siguen aplicando la ley de Nüremberg.

lunes, 5 de abril de 2010

PASCUA DE RESURRECCION



“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado. Acordaos cómo os habló estando aún en Galilea, diciendo que el Hijo del hombre había de ser entregado en poder de pecadores, y ser crucificado, y resucitar al tercer día. Ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del monumento, comunicaron todo esto a los once y a todos los demás”.


(San Lucas, 24, 5-9)



¡FELIZ Y SANTA PASCUA DE RESURRECCION!