“Es, por tanto, una de las necesidades de nuestro tiempo vigilar y trabajar con todo esfuerzo para que el cinematógrafo no siga siendo escuela de corrupción, sino que se transforme en un precioso instrumento de educación y de elevación de la humanidad”

S.S. Pío XI



“Que el cine sea ordenado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, y sirva eficazmente para la extensión del Reino de Cristo sobre la Tierra”.

S. S. Pío XII

viernes, 26 de marzo de 2010

LA PASION DE CRISTO


“Las personas que no vienen, que no participan de las ceremonias de Pascua, hacen un daño grave a su alma. Pero hay quienes se causan un daño mayor: las almas de quienes, bien que presentes en estas ceremonias, no quieren unirse, participar de los sufrimientos de Nuestro Señor”.

San León Magno


“Es lo cierto que, si Jesucristo es tan poco amado en el mundo, débese al descuido y a la ingratitud de los hombres, que no quieren considerar, siquiera de cuando en cuando, lo mucho que el Hijo de Dios se dignó sufrir por nosotros, y el amor que nos demostró con sus padecimientos”

San Alfonso María de Ligorio, “Dios es Amor”.

martes, 23 de marzo de 2010

LA ANUNCIACION


MAGNIFICAT


Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre.

ANIVERSARIO - MONSEÑOR LEFEBVRE


1991 - 25 de Marzo - 2010

Aniversario de la muerte de
Monseñor Marcel Lefebvre





“Como San Pablo, lo único que hizo fue transmitir lo que había recibido, de acuerdo a las palabras que él mismo había mandado que se grabaran en su tumba. Todo lo que hizo –siempre lo afirmaba- fue no abandonar lo que había recibido, cuando casi todos los obispos lo hacían a resultas del Concilio Vaticano II.

Ésta es seguramente la razón por la cual su persona era importante y por qué su persona parecería estar desvaneciéndose detrás del lento pero inexorable resurgir de la Tradición, cuando se ve a los católicos impelidos cada vez más a regresar a la Tradición por la fuerza de los hechos, por la ola creciente de ruinas y cenizas que se ven en la Iglesia y en el mundo. ¡Gracias a Dios! Aquello por lo cual él se había esforzado está obteniendo sus logros, aunque la consecuente gloria no se le adjudique personalmente. Los católicos están demasiado ocupados con la presente lucha por el alma de la Iglesia como para preocuparse siquiera por el pasado reciente.

Así, mientras algunos de nosotros conocemos la parte crucial que le cupo en esa lucha, otros muchos prefieren ignorarla, lo cual no habría perturbado a Monseñor, que sólo deseaba el resurgir de la Iglesia.

Este deseo de Monseñor de esconderse detrás de los intereses de Dios, esta impersonalidad de sus logros, es más sorprendente en una era donde las personalidades son lo único que cuenta. Esto me recuerda la respuesta que di a una periodista cuando me preguntó, enseguida después de la muerte de Monseñor Lefebvre, cuál era, a mi juicio, la más grande de sus cualidades. Creo que le di una respuesta original, porque la cualidad que mencioné raramente se encuentra –al menos explícitamente- en los libros de teología moral o de espiritualidad católicas. ¿Crisis sin precedentes, virtudes sin precedentes? La cualidad que mencioné fue la “objetividad”.

Lo que estamos viviendo hoy en la Iglesia y el mundo es lo que ha de ser la última etapa en un largo proceso en el que el hombre se coloca en el lugar de Dios, es decir, mi subjetividad delante de la verdad objetiva. El proceso fue desatado en estos tiempos modernos gracias a la glorificación de la conciencia individual; fue ideologizado por Kant al negar que la mente humana pudiera conocer la esencia de los objetos; está siendo globalizada hoy por una variedad de aparatos electrónicos que empuja en manada la mente humana a un mundo virtual de linternas mágicas.

Durante mucho tiempo la Iglesia Católica resistió este subjetivismo que reemplaza a Dios por el hombre; pero el poder de la fantasía fue tan grande en los años ’60, que finalmente el conjunto de los obispos católicos permitió que sus mentes fueran devoradas también: me refiero al Concilio Vaticano II. Siguiendo a Juan XXIII, a Pablo VI y a Juan Pablo II, estos obispos desconectaron sus mentes de la verdad objetiva, retiraron sus anclas de la fe católica inmutable y se unieron a la fantasía universal del mundo moderno: El hombre puede hacer lo que quiere, y Dios es muy simpático, o muy débil, como para oponerse. Sólo Dios sabe cuánta presión ejercieron sobre Monseñor Marcel Lefebvre para que él también se les uniera.

Su mente, sin embargo, permaneció anclada, no en la realidad virtual, sino en la real, en la verdad objetiva e inmutable, natural y sobrenatural. Esta objetividad le dio aquella serenidad que era advertida por todo el mundo; y su curiosa impersonalidad, si se la compara a la de muchos de sus contemporáneos; y aquella enorme fortaleza que, con calma y sin alharaca, sin querer hacer ruido, puso en marcha a partir de cero, para reconstruir la Iglesia inmutable, objetiva, de entre las ruinas objetivas de la subjetividad ilusoria reinante. Monseñor no inventó nada. Sencillamente transmitió lo que había recibido, antes que la locura sentara sus reales. ¡Qué hombre! ¡Qué hombre de Dios!

Agradezcamos a Dios Todopoderoso por habernos dado en estos tiempos impíos el sobresaliente ejemplo de Monseñor Lefebvre de ocultarse detrás de los intereses de Dios. Agradezcamos a la Santísima Virgen María, a quien Monseñor se había consagrado, y a través de quien recibió todos sus dones.

Y pidámosle a Dios, Nuestro Señor, por intercesión de su Santísima Madre, que podamos llegar a ser seguidores menos indignos de Monseñor Marcel Lefebvre”.


S.E.R. Monseñor Richard Williamson. Monseñor Lefebvre, anclado en la realidad. Revista Iesus Christus Nº 101, Septiembre /octubre de 2005.





“La fidelidad fue para él un deber supremo, considerando las palabras del Evangelio: “Aquél que cambiase aunque más no fuese una iota o una coma de la ley de la fe, será el más pequeño en el Reino de los Cielos”. No se veía sino como el eco, el reflejo, el portavoz de la Iglesia y de los concilios, así como de la doctrina de los papas. Fue por su boca que Pío VI ha nuevamente condenado la Revolución francesa y los susodichos derechos del hombre; fue a través suyo que Pío IX en nuestros días ha nuevamente elevado la voz para condenar la libertad religiosa como una iniquidad, como lo hizo él en la encíclica Quanta Cura; ha sido por él que el Syllabus retomó vida en nuestros días para poner en la picota el aggiormamiento de la Iglesia, su adaptación a los errores contemporáneos y al espíritu del siglo. Las grandes encíclicas de León XIII se encontraron sobre sus labios como si este Papa nos hablase él mismo. Pero ha sido especialmente San Pío X quien por él, en los años ’70 y ’80 arrojó el anatema contra un modernismo nuevo y un nuevo “Le Sillon” que siembra hoy día más grandes desastres que bajo el pontificado mismo de San Pío X. Desde 1960 no se encontró ningún obispo para insistir como él sobre la doctrina de la encíclica Quas Primas, del Papa Pío XI, sobre el reinado social de Jesucristo. Nadie ha combatido a los comunistas con una energía comparable a la suya, según las directivas de la encíclica Divini Redemptoris, en la cual el Papa Pío XI los designa como los enemigos por excelencia de la cristiandad y en la cual condena como imposible toda colaboración con ellos. La misma cosa vale para la francmasonería. Con atención escuchó los llamados de atención del Papa Pío XII en la Humani generis contra las nuevas filosofía y teología, y nuevamente nos transmitió esas advertencias.

Si la Iglesia en los documentos de los papas y de los concilios es el oráculo del Dios viviente -¡y lo es!- nosotros debemos designar a Monseñor Lefebvre como un testigo fiel de la revelación del Dios trino en el siglo XX. Es por ese testimonio que él vivió, fue por ese testimonio que sufrió, es por ese testimonio que ha muerto. “Testigo” en griego se dice “mártir”. Dando fiel testimonio, ha sido necesario que entrase en contradicción con el espíritu del concilio, así como con los textos conciliares que contradicen la doctrina constante de la Iglesia. Tenía, por lo tanto, que hacer una elección: o ser fiel a la doctrina de la Iglesia, en su resplandor glorioso y en su fertilidad en instituciones cristianas durante dos mil años, o romper esta fidelidad alineándose sobre el concilio y los errores posconciliares. Fue la gracia de Dios quien le dio a escoger sin hesitación la primera solución, con Monseñor de Castro Mayer, el otro testigo fiel: Deo gratias!

Si hoy día por todo el mundo, sobre todos los continentes, una nueva generación de apóstoles y de testigos de la fe trabaja en verdaderos seminarios, prioratos, casas de retiro, escuelas, conventos y monasterios; si vemos grupos de jóvenes católicos y de familias numerosas, reunidas alrededor de los altares del Sacrificio del Cordero inmolado, es en gran parte el fruto de la fe de este hombre, una fe capaz de transportar montañas. El pequeño grano de mostaza llegó a ser un árbol grande cuyas ramas pájaros del cielo vienen a habitar”.


R.P. Franz Schmidberger. Homilía pronunciada en los funerales de Mons. Lefebvre, Revista Iesus Christus Nº 15, Abril/Julio de 1991.

HABLAN LOS MAESTROS



“Un padre, un maestro, que quieren verse “continuados” por sus sucesores, no dejan de ser egoístas. Un verdadero padre desea para su hijo una vida propia y mejor que la suya. Un verdadero maestro es feliz viendo que su discípulo lo ha tenido como instrumento para igualarlo, y también para sobrepasarlo, y, si necesario fuera, para alegar la verdad contra él”.

A. D. Sertillanges, o. p., “Los grandes temas de la vida cristiana”



“¿Acaso los maestros proponen que se conozcan y retengan sus pensamientos en vez de las materias que piensan transmitir cuando hablan? Porque, ¿hay alguien tan estúpidamente curioso que envíe a su hijo a la escuela para que aprenda qué piensa el maestro? Una vez que los maestros han explicado con palabras las materias que se proponen enseñar, hasta la ética y la filosofía, entonces los que son llamados discípulos consideran en sí mismos si son verdaderas las cosas que se dijeron, naturalmente contemplando según sus fuerzas la verdad interior. Sólo entonces aprenden. Y cuando descubren interiormente la verdad que les dijeron, alaban a sus maestros, ignorando que más que a los instructores elogian a los hombres instruidos, aunque todos ellos saben lo que dicen. Pero se engañan los hombres al llamar maestros a quienes no lo son. Como la mayoría de las veces no existe ninguna interrupción entre el momento de la locución y el del conocimiento, y puesto que después de la instrucción del profesor aprenden interiormente de inmediato, creen haber sido instruidos por el que está afuera”.

San Agustín, “El Maestro”



“Que la curiosidad no los lleve a leer autores contagiados de modernismo, porque hay que estar muy bien pertrechados para que la Serpiente no nos inyecte el veneno de la duda”.

R. P. Álvaro Calderón.

viernes, 19 de marzo de 2010

SAN JOSE



ORACIÓN DEL PAPA LEÓN XIII


A vos recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José y después de haber implorado el auxilio de vuestra santísima esposa, solicitamos también confiadamente vuestro Patrocinio. Por el afecto que os unió a la Virgen Inmaculada, madre de Dios; por el amor paternal que profesasteis al Niño Jesús, os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que Jesucristo conquistó con su sangre, y que nos socorráis con vuestro poder en nuestras necesidades. Proteged, prudentísimo Custodio de la Divina Familia, el linaje escogido de Jesucristo; preservadnos Padre amantísimo, de todo contagio de error y corrupción, sednos propicio y asistidnos desde el cielo, poderosísimo Protector nuestro, en el combate que al presente líbranos contra el poder de las tinieblas. Y del mis mismo modo que en otra que, en otra ocasión, librásteis del peligro al Niño Jesús, defended ahora a la Santa Iglesia de Dios, contra las asechanzas de sus enemigos y contra toda adversidad. Amparad a cada uno de nosotros con vuestro perpetuo patrocinio; a fin de que, siguiendo vuestros ejemplos, y sostenidos por vuestros auxilios, podamos vivir santamente, morir piadosamente y obtener la felicidad eterna del Cielo.
Amén.

MAS CASTELLANI

MAS CASTELLANI



Castellani y el culto de la verdad

“Si la crisis de la Iglesia se solventa, la crisis de la Argentina se solventa; porque su raíz más honda es de índole religiosa. Dicen que esa crisis consiste simplemente en la lucha entre federales y unitarios, los unitarios estando actualmente triunfantes y los federales derrotados. (Yo soy federal santafesino del Mariscal don Estanislao López y por lo tanto es justo esté derrotado). Yo diría más bien que la lucha es entre los “logistas” o sea masones, los cuales están triunfantes, por medio principalmente de los católicos llamados mistongos; y la sencilla e ingenua fe de los que en otros tiempos enarbolaron un estandarte que decía “Religión o Muerte”; y ahora no se atreven a hacer lo mismo y enarbolan un estandarte que dice: “Una esclavitud confortable; que sea confortable y además lleve el nombre de LIBERTAD”.

Llegamos pues a la profecía sobre la Patria.

He dicho antes que ustedes son la Patria, porque sé que hay muchísima gente como ustedes en todo el ámbito del país; y mediante ellos estoy yo vivo todavía y séame lícito mencionar de paso a Monseñor Roberto Tavella, el Dr. Alberto Graffigna y el finado Enrique Von Grolman, el Sr. Florencio Gamallo, el P. Llussá, el P. Furlong, etc. dejando otro montón entre mis bienhechores. Ese montón incalculable de gente, que son los argentinos antiguos, esperan la salvación de la Patria de la bondad de Dios y de sus propios esfuerzos; hasta hoy por desgracia aislados, dispersos y aparentemente inútiles. Y mientras ellos existan, aunque sea como “generación sacrificada”, la redención de la Argentina es posible.

¿Así que Ud. cree que la redención de la Argentina es posible? –Sí, pero no la creo fácil. –Y ¿cómo se iría a verificar? –El cómo creo no hay un solo hombre en el mundo que lo sepa. ¿O por lo menos, por qué camino? –Días pasados me decía Octavio Maeztu que no por el camino de cambiar estructuras, sino que deben cambiar los hombres, o sea los ánimos, o las ánimas. En realidad de verdad, ambas cosas deben cambiar, juntas y recíprocamente; o sea en causalidad recíproca, como dicen los filósofos. O sea, para repetir una cosa ya muy conocida, que Dios nos exige un cambio juntamente político y religioso. El cambio religioso es el más importante pero el cambio político es el más urgente; y ninguno de los dos puede darse solo. Y aunque para algunos conocidos míos estas dos cosas, religión y política, son distintas y aún opuestas, y “hay que dejar la política y hacer sólo religión”, dicen –es fácil ver dónde estas dos cosas se tocan y conectan, que es en el Reino de la Verdad. Rendir culto, cultivar y resguardar la verdad, aunque sea acerca de Rosas, es hacer a la vez religión y política. Porque la Verdad es Dios, dijo crudamente Quevedo; o sea, el hombre ve las cosas porque existen y las cosas existen porque Dios las ve y eso es la Verdad, una trascendencia que está colocada entre los hombres y Dios y tiene relación con ambos intelectos. Y así el Dios que se hizo hombre fue el Logos, es decir, la Verdad, “Nuestro Dios es el Dios de las cosas –como son—Nuestro Dios es el Dios que es”.

“Homenaje y agradecimiento” (Colegio Champagnat, 5-12-1969)

Castellani profeta de la patria (que cada cual haga la aplicación que pueda)

“El Estadista es el que golpea al pueblo para bien del pueblo. Dice Santo Tomás que por eso tienen un premio en el cielo próximo al Apóstol: “en el cielo de Júpiter”, dice el Dante. El Tirano es el que golpea al pueblo para bien propio; por eso Dante lo pone en el Tercer Círculo del Infierno. Pero hay uno peor que estos dos, que es el que no golpea al pueblo: el Demagogo. El Demagogo hace lo que la masa quiere que haga, y dice lo que cree que a la masa le gusta. Es un servil. Es un adulador. Es el tenorio de la muchedumbre. ¡Qué bien los conoció Platón, qué retratos que se salen del libro, y se ponen a caminar –en auto- por las calles de Buenos Aires!...,La República, El Gorgias, El Político ¡qué manuales de política argentina!”

Cabildo, Buenos Aires, 14 de mayo de 1944.


“¡Vamos a suprimir la guerra, “el crimen de la guerra”! Debilitaron militarmente al país, lo castraron de su capacidad de lucha, que es un instinto normal del animal macho. Actualmente el Uruguay nos hace el pito catalán.

¡Vamos a suprimir la superstición! Aservilaron al clero, consiguieron hacerlo escaso y mal preparado, se arreglaron para sacar obispos de esos que no son de respeto –como dicen los tauromacos- sino más bien “vistosos”.

“Y una de las cosas para las cuales no sirve el Gobierno es para inventar fiestas. Las fiestas verdaderas se inventan solas. Cuando estuve en San Juan –antes del terremoto- oí la siguiente copla:

Basta de centenarios
Basta de días
¡Quiero papas baratas
Fritas y frías!
Basta ya de homenajes
Y homenajiados
¡Y hagan más penitencia
por los pecados!”

Cabildo, Buenos Aires, 17 de mayo de 1944.

HABLAN LOS MAESTROS


“Si nos atenemos a la palabra de Cristo la finalidad esencial del creyente es el advenimiento del Reino de Dios y debe admitir su absoluta disponibilidad para que este suceso escatológico se produzca, iniciándolo en su propia alma a partir de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Las otras cosas: buen orden familiar, instituciones justas y sanas disposiciones para la convivencia son añadiduras y no se puede trastocar la prelacía de estas exigencias sin destruir la obra de la Gracia.
El conservadorismo es fundamentalmente un humanismo y en tanto reconozca como centro de su predicación la necesidad de instaurar un orden de convivencia, aunque lo llame teocéntrico, será siempre antroponómico porque se trata de construir la casa del hombre en la tierra.
Lo que nuestros conservadores sajones parecen olvidar con harta frecuencia es que el propósito de la religión de Cristo no fue devolver la salud a la sociedad, ni bregar por la instauración de una civilización terrena justa. En la predicación del Reino de Dios hay un objetivo sobrenatural y una de las fuerzas más importantes de esta finalidad es que todos los otros propósitos se llamen a silencio para dar lugar a la única iniciativa. Si la naturaleza humana es restaurada por la influencia de la Gracia y la sociedad se compone en el camino, mejor para ellas, pero no podemos olvidar que son solamente añadiduras”.

Rubén Calderón Bouchet, “El conservadorismo anglosajón”, Revista Verbo Nº 332-333, Mayo/Junio 1993.


“Cuando se pertenece al magisterio de la Iglesia no se hace de la actividad de pensar un ejercicio desligado de la realidad. Por esa razón, podemos decir que el verdadero teólogo, más que pensar, conoce. Es una costumbre moderna insistir en la libertad de pensamiento, como si fuéramos dueños de pensar lo que nos viniere en ganas. Libertad para conocer, sí, pero para conocer esa realidad que Dios nos ofrece y tratar de penetrar, con temor y temblor, en su íntima inteligencia”.

Rubén Calderón Bouchet, Estudio preliminar a “Seis ensayos y tres cartas” de Castellani. 7 de agosto de 1973.


lunes, 15 de marzo de 2010

LISTADOS


LISTADO DE PELICULAS CRITICADAS EN ESTE BLOG

(por orden de aparición)




EL HOMBRE EQUIVOCADO
Director: Alfred Hitchcock – 1957
THE SEARCHERS

Director : John Ford – 1956
MI TÍO

Director: Jacques Tati – 1958
A HOLE IN THE HEAD
Director: Frank Capra – 1959
TITANIC

Director: James Cameron – 1997
LA MALVADA

Director: Joseph L. Mankiewicz – 1950
HOMBRE DEL OESTE

Director: Anthony Mann – 1958
EL HOMBRE DE DOS REINOS

Director: Fred Zinemann – 1966
SANTA JUANA

Director: Otto Preminger – 1957
LA PASIÓN DE JUANA DE ARCO

Director: Carl T. Dreyer – 1928
BATMAN, EL CABALLERO DE LA NOCHE

Director: Christopher Nolan – 2008
NIÑOS DEL HOMBRE

Director: Alfonso Cuarón – 2006
CON EL DEDO EN EL GATILLO

Director: Luis J. Moglia Barth – 1940
LA QUINTRALA

Dirección: Hugo del Carril – 1953
EL PATRIOTA

Director: Roland Emmerich – 2000
LA GUERRA DE LOS MUNDOS

Director: Steven Spielberg – 2005
LA DUDA

Director: John Patrick Shanley – 2008
VAMPIROS

Director: John Carpenter – 1998
EL ANGEL AZUL

Dirección: Josef von Sternberg – 1930
LA MARCHA DE LOS PINGÜINOS

Director: Luc Jacques – 2005
CAPITÁN DE CASTILLA

Director: Henry King – 1947
FURIA

Director: Fritz Lang – 1936
CORRESPONSAL EXTRANJERO

Director: Alfred Hitchcock – 1940
MADAME BOVARY

Director: Vincente Minnelli – 1949
GOING MY WAY

Director: Leo McCarey – 1944
REBELDE SIN CAUSA

Dirección: Nicholas Ray – 1955
LA VIDA DE LOS OTROS

Director: Florian Henckel Donnersmarck – 2006
LA MASCARA DE DEMETRIO

Director: Jean Negulesco – 1944
AGENTE INTERNACIONAL

Dirección: Tom Tykwer – 2009
EL GRAN PECADOR

Director: Robert Siodmak – 1949
LUCES AL ATARDECER

Director: Aki Kaurismaki – 2007
300

Director: Zack Snyder – 2007
MORIR EN SU LEY

Director: Manuel Romero – 1949
INVASIÓN

Director: Hugo Santiago – 1969
EL BOSQUE PETRIFICADO

Director: Archie L. Mayo – 1936
THE FARMER’S WIFE

Director: Alfred Hitchcock – 1928
SÓLO LOS ÁNGELES TIENEN ALAS

Director: Howard Hawks – 1939
FEMME FATALE

Director: Brian De Palma – 2004
EL HOMBRE QUE SABIA DEMASIADO

Director: Alfred Hitchcock (1956)

EL SECRETO DE SUS OJOS

Director: Juan José Campanella – 2009
DESEO
Director: Frank Borzage – 1936
DETECTIVE STORY
Dirección: William Wyler – 1951
THE MAGNIFICENT AMBERSONS

Director: Orson Welles – 1942
STALKER
Director: Andrei Tarkovski – 1979
ARMIÑO NEGRO
Director: Carlos Hugo Christensen – 1954
EDWARD, MY SON
Director: George Cukor – 1949
AMÉRICA

Director: D. W. Griffith – 1924
EL ARCA RUSA

Director: Alexander Sokurov – 2002
THREE GODFATHERS
Director: John Ford – 1948
EL CLUB DE LA PELEA
Director: David Fincher – 1999
PICKPOCKET

Director: Robert Bresson – 1959
THE CURSE OF FRANKENSTEIN
Director: Terence Fisher – 1967
EL HOMBRE INVISIBLE
Director: James Whale – 1933
KATYN

Director: Andrzej Wajda – 2007
AL FILO DE LA OSCURIDAD

Director: Martin Campbell – 2010

EL SEÑOR DE LAS MOSCAS
Director: Peter Brook - 1963
TAKING CHANCE
Director: Ross Katz - 2009

EL CARAPALIDA
Director: Buster Keaton - 1921


COLUMBO


Serie con Peter Falk

CONTACTO EN FRANCIA

Director: William Friedkin – 1971

DIA DE FIESTA
Director: Jacques Tati - 1947

UN CORAZON EN INVIERNO
Director: Claude Sautet – 1992

COLAPSO (Breakdown)
Alfred Hitchcock Presenta (T.V.)
Director: Alfred Hitchcock – 1955

OCEANOS
Dirección: Jacques Perrin y Jacques Cluzaud - 2010

TETRO
Director: Francis Ford Cóppola - 2009

EL ORIGEN
Director:Christopher Nolan - 2010

MICROCRÍTICAS


EL CUERVO (Roger Corman, 1963)

MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y CUATRO (Michael Radford, 1984)

LA KERMESSE HEROICA (Jacques Feyder, 1935)

LAS LOCAS AVENTURAS DEL RABÍ JACOB (Gerard Oury, 1973)

ERA UN PADRE (Yasujiro Ozu, 1942)

LAURA (Otto Preminger, 1944)

LA ESCALERA DE CARACOL (Robert Siodmak, 1945)
LA SOMBRA DE UNA DUDA (Alfred Hitchcock, 1943)
VINCERE (Marco Belocchio, 2009)

LA PATOTA (Daniel Tinayre,1960)

EL HINCHA (Manuel Romero, 1951)

YO PECADOR (Alfonso Corona Blake,1959)

JOHNNY GUITAR (Nicholas Ray, 1954)

LA SEÑORA DE FATIMA (Rafael Gil, 1951)

JULES ET JIM (Francois Truffaut, 1961)

GERTRUD (Carl Theodor Dreyer, 1964)

PSICOSIS (Alfred Hitchcock, 1960)

EL HERMANO ORQUÍDEA (Lloyd Bacon, 1940)

MR. SKEFFINGTON (Vincent Sherman, 1944)
LA NOCHE DEL CAZADOR (Charles Laughton, 1955)

SÓCRATES (Roberto Rossellini, 1970)

ANGEL FACE (Otto Preminger, 1952)

TERESA DE JESÚS (Juan de Orduña, 1961)

LA BALANDRA ISABEL LLEGÓ ESTA TARDE (Carlos Hugo Christensen, 1949)

ARMA MORTAL (Richard Donner, 1987)

PAJARITO GÓMEZ (Rodolfo Kuhn, 1965)

DESDE MI CIELO (Peter Jackson, 2009)

LA TEMPESTAD (Sam Taylor, 1928)
QUO VADIS (Mervyn LeRoy, 1951)
ROJO Y NEGRO (Carlos Arévalo, 1942)
ONEGIN (Martha Fiennes, 1999)
LA VIRGEN GAUCHA (Abel Rubén Beltrami, 1987)

EL RITO
Director: Mikael Hafstrom - 2011

MICROCRITICAS

KEEPER THE FLAME (George Cukor, 1942)
STRANGE CARGO (Frank Borzage, 1940)
BASTARDOS SIN GLORIA (Quentin Tarantino, 2009)
THE SUNSET LIMITED (Tommy Lee Jones, 2010)
JUAN MANUEL DE ROSAS (Manuel Antín, 1972)


EXTRA CINEMATOGRAFICAS

Sobre el Padre Fortea
Tomado del blog Santa Iglesia Militante



En relación al post anterior, el mediático exorcista P. Fortea respondió al P. Amorth que “si hay satanismo en el Vaticano tiene que probarlo” (verlo en el post respectivo de su blog personal). Siendo que el P. Amorth manifestó cuales eran sus fuentes, nos centramos ahora en el personaje del P. Fortea, quien puede llegar a despistar como “tradicional” por algunos de sus comentarios, por el uso de sotana o por blogs como Fortearius, con bellas imágenes y dónde manifiesta en su presentación que le “gustan los grandes pontificales, grandiosos y solemnes”, o por tener otro blog en favor del uso de la sotana.
Antes de la disputa entre los exorcistas, Terzio había publicado en su post “El exorcista poseso”, de recomendable lectura, algo que hoy está saliendo a la luz: su aversión a lo tradicional y su “idolatría” por la misa nueva y el Vaticano II.
Ya el blog de Radio Cristiandad en setiembre de 2008 había denunciado cuestiones heterodoxas del exorcista Fortea, a lo que se suma el tema de su aversión a lo tradicional en un nuevo post del que extraemos lo siguiente:
Fortea dixit:
“…Y así la expresión de Dios mismo no ha quedado reducida a su Santa Iglesia. En cierto modo, cada religión, cada confesión cristiana, nos expresa el concepto de Dios bajo una espiritualidad distinta, a través de una estética diversa, con una óptica que aporta algo a todos. (…) Me gusta ver como todo un cosmos musulmán gira alrededor de la Piedra Negra en la Meca, con un giro que sin duda honra al Padre de todos los hombres. (…) Se eleva mi espíritu ante la fotografía de un anciano rabino de venerable barba leyendo y reflexionando la Palabra de Dios en la que no osa mentar el nombre de su Autor.”
La misa tradicional
“Sabéis que hice el propósito de asistir en Roma a misa en todos los distintos ritos que existen en la Iglesia Católica. Ya he asistido a varios, y hoy me he dicho: ¿Por qué no voy a una misa tridentina? (…) todo el rato no podía evitar el pensar una y otra vez que mi corazón pertenece a la misa del Vaticano II. (…) ésta es la primera misa a la que asisto en este rito y, pienso, que será la última. (…) Y para alguien que como yo ha crecido en el rito y el espíritu del Vaticano II, resulta imposible volver atrás.”

La misa tridentina y la misa de Pablo VI
“El Misal de Pablo VI (…) nos aporta algo que se había ido perdiendo con el pasar de los siglos: la misa como banquete, la misa como cena, la misa como participación de la comunidad de una misma mesa.”

Apología pro Vaticano II
“En mi opinión el más grande, revolucionario y renovador concilio que ha tenido la Iglesia Católica desde su fundación ha sido el Concilio Vaticano II (…) Éste supo infundir un nuevo espíritu. (…) Y por supuesto ningún mérito más grande que la gran y formidable reforma litúrgica.”

Y en “Memorias de un Exorcista” Capítulo C, pág. 90, Fortea escribe:
“Si me he de condenar, casi prefiero hacerlo con la conciencia laxa de los teólogos holandeses, que no con el inflexible rigor de los miembros de la inhumana fraternidad de san Pío X”.

Todo un programa.

miércoles, 10 de marzo de 2010

ANIVERSARIO - PADRE CASTELLANI

1981 15 de marzo 2010

Aniversario de la muerte del Padre Leonardo Castellani



“¿Cómo no hay hoy día interés religioso? Pues porque no descienden los hombres en sí mismos, porque se desparraman afuera de sí mismos, como “mudos animales”, que dice San Pedro, “azotados por las tormentas”; porque todas las enormes maquinarias tormentosas de nuestra época los empujan a eso; en otro tiempo los empujaban a entrar en sí mismos. “Desolación desoló la tierra porque no hay nadie que descienda en su corazón” –dice la Escritura (Jeremías, 12,11). ¿Y los autores de tango, con su permanente “corazón”? Ésos llevan el corazón afuera: no como un Sagrado Corazón de Jesús sino como un pollo destripado”.

(La prueba de la existencia de Dios, “San Agustín y Nosotros”, Ediciones Jauja, 2000)


“La conclusión de todo esto es que hoy día la lucha no es ya entre el Arte y la Moral, sino entre Dios y el demonio en el campo del Arte (...) El Arte necesariamente tiene que hacer mucho bien o mucho mal, porque su objeto es un Trascendental, la Belleza, que es uno de los nombres de Dios y es también un ídolo: “Tienes todavía algunos pocos nombres en Sardes que no han ensuciado sus vestiduras” –dice Dios a nuestra época. Por suerte existe hoy día (y existirá mientras haya Providencia) el gran artista equilibrado, sea claro u oscuro, es decir, sea fácil o difícil, según; eso poco importa.
(...) Pero la confusión reina; de donde se sigue que la prudencia es más necesaria que nunca. Uno tiene que defenderse a sí mismo –defender a los niños y a los jóvenes- nadie los defiende, las barreras están rotas. A veces uno se pone a desear que la Iglesia prohíba simplemente a los cristianos los espectáculos, la literatura y el arte, y que les mande cultivar solamente la vida religiosa y moral, como en los primeros siglos...No tiene poder la Iglesia para conseguir eso hoy día; ni siquiera para conseguir un buen arte sacro. Además y sobre todo, no conviene. En plena corrupción pagana, San Agustín y San Basilio dieron la voz de orden de no abandonar el campo cultural; San Agustín con su ejemplo, San Basilio con su famosa “Homilía XXII”; y habiendo el Emperador Juliano el Apóstata prohibido que se enseñase los clásicos latinos a los cristianos, el mismo Papa San León se puso a componer poemas cristianos para los jóvenes; y surgió un gran poeta cristiano español, Prudencio.
Roguemos a Dios que este hijo díscolo y pródigo que es el Arte, vuelva a la casa de su padre, y a su misión específica que es, como dijo Fray Luis de León, levantar los ánimos arriba; y que entre tanto a nosotros nos dé moderación, prudencia y sanidad mental”.

(El Arte y Nosotros, “San Agustín y Nosotros”).



“La cuestión de la enseñanza es muy simple: es saber o no saber. Saber no significa llenarse la cabeza de cosas desordenadas, no significa tener la cabeza bien llena, significa tener la cabeza bien hecha: lo otro es no saber. Saber es “sapere”, que significa saborear, conocer las cosas por su sabor; significa tener el “habitus” de una ciencia o un arte, que es una cualidad espiritual que modela y habilita el entendimiento, no la memoria: saber nadar no es saber de memoria un tratado de natación, es mantenerse sobre el agua.
El que sabe que enseñe, y el que no sabe y finge que sabe que no enseñe; procurar eso debería ser toda la función del Estado en materia de educación –y nada más: el estado no puede enseñar, tiene otra cosa que hacer...Castigar a los delincuentes en materia de educación; ya sería bastante.
(...) El Estado moderno, sea democrático o no, jamás otorgará de grado libertad a la enseñanza, no habrá libertad de enseñanza, si enseñantes y enseñados no se la toman; no por la violencia, sino como he dicho ya: por el SACRIFICIO.
“¡La Iglesia debería resolvernos este problema, la Iglesia tiene los medios...!” ¿Qué Iglesia? La Iglesia somos nosotros. La Iglesia burocrática en la Argentina ciertamente no lo resolverá: los hombres de iglesia hoy día, hablando en general, no son hombres de estudio, no estudian, no han estudiado nunca, algunos no tienen ni idea de lo que es estudiar, es decir, como decía San Agustín, “trabajar”. NADIE DA LO QUE NO TIENE.”
(Recetas y problemas, “San Agustín y Nosotros”)


“Y sembrar semillas siempre se puede, aunque no sea más que sembrar verdades. Claro que cuando hay sequía, eso importa sacrificio, a veces se siembra con una especie de terquedad, con una especie de desesperación, se siembra con amargura, llorando, como dice la Biblia; se tiene la impresión de estar malgastando las semillas, las fuerzas y la vid. Pero es la ley de la vida, no la tenemos más que para gastarla. Como les dije en la otra conferencia, todos los caminos de esta vida, por más vueltas que den, confluyen invisiblemente hacia una palabra terrible, pero ungida con las promesas divinas, que es sacrificio. Y el sacrificio es no solamente posible sino hasta gozoso cuando está inspirado por un verdadero Amor.”
(Recetas y problemas, “San Agustín y Nosotros”)

INVITACION


lunes, 1 de marzo de 2010

CRITICA



AL FILO DE LA OSCURIDAD
Director: Martin Campbell – 2010

UNA AGUACHENTA SOPA CAMPBELL

Penoso es tener que escribir sobre esta película, porque eso significa tener que volver a ella, cuando no quisiéramos sino olvidarla de inmediato. Ni siquiera tenemos el acicate de un sueldo o jornal para empujarnos a acometer tal empresa. En fin, que parece no queremos sino dar rodeos para evitar encontrarnos de frente con esta obra maestra de la mediocridad, el lugar común y la falta de imaginación. Y si no fuera porque la protagoniza Mel Gibson, ni siquiera estaríamos hablando de ella, como tampoco la habríamos ido a ver. *

Nos confirma este film nuestra sospecha previa, pues evidencia que la caída estrepitosa en el terreno personal de Gibson trajo consigo la caída en el artístico. Un hombre que se entrega a Dios y obtiene su gracia puede concebir y dirigir “La Pasión de Cristo” o “Apocalypto”; pero ese mismo hombre alejado de Dios y perdida la gracia puede protagonizar esta insufriblemente vulgar y previsible película. Es claro a quién tenemos que glorificar, como es claro que nada somos ni podemos sin la gracia de Dios.

Está bien: puede ser que Mel Gibson necesite dinero para su productora y futuros proyectos independientes, y varios millones de dólares a cambio de aparecer en una peliculita no es algo a despreciar. Pero la peliculita –además de ser no mala, sino malísima- tiene inquietantes detalles que son contrarios a la moral y las prácticas católicas, que no se pueden soslayar.

No basta que el policía que interpreta Gibson tenga una crucecita colgando del cuello o un cuadro de San José con el Niño Jesús en su cocina, para aceptar luego que haga cremar el cuerpo de su hija para arrojarlo al mar (así se ahorra de ir al cementerio, ¡lugar terrible que nos recuerda la muerte!) o que tenga deseos de venganza y odio los cuales concreta ferozmente contra los malos de la película. Inclusive: que este policía se mande una perorata en defensa de la moral laica y la corrección ciudadana frente a otro policía que lo va a traicionar, ¡y que encima se llama -¡obvio!- Whitehouse! Por no hablar del dulcificado y vulgar final, con la chica hija del policía mostrando su generoso trasero a cámara -¡enfundado en un ajustado pantalón, por supuesto, es lo que se usa!- y, de paso, confirmando la clase de película que acaba de terminar.

“Al filo de la oscuridad”, título insulso como la película, es presentado como un film de género suspenso, policial y drama. Suspenso no hay (es decir, no provoca) ya que la película carece de emoción, perdida en la maraña intrincada de explicaciones acerca de un argumento que intenta él solo hacer avanzar la acción, más allá de los personajes. Como policial es pobre y aburrido, porque la intriga se ve explicitada siempre a través de diálogos y personajes convencionales y previsibles. Como drama se ve truncado porque, si su comienzo es auspicioso, luego el personaje de Gibson se ve sumergido y desdibujado en una trama que no sirve para revelar su alma y su vida, en la cual sólo parece haber existido su hija (¿y su esposa se murió, se divorció, lo dejó? Nada sabemos).

Versión clase B –de algún modo- de ese mal film de Eastwood llamado “Poder absoluto”, Gibson hace aquí un papel más propio de Eastwood –vean qué bajo cayó-, aunque de haberla dirigido Clint esta película no habría sido tan aburrida, desde luego. Por lo menos no habría abundado en tantos clisés que el espectador avezado va adivinando escena tras escena: cuando el policía encargado del caso es presentado como “Bill Whitehouse”, o sea, Casablanca, sabemos que se las trae (el otro malo, el empresario, aparece obviamente en fotografías rodeado de los distintos presidentes de USA, algo ya muy usado). Cuando este policía aparece en la puerta de la casa de Craven, sabemos de inmediato que va ahí para un propósito nada bueno, cosa que se confirma (¡y qué forma vulgar de actuar esta escena, con el actor cubriéndose la cara para demostrar que siente vergüenza!). Cuando Gibson se mete en el auto del empresario y le mete la pistola en la cabeza, sabemos, estamos cien por ciento seguros de que a decirle esta línea de diálogo: “¿Qué se siente?”. Cuando el director muestra a Craven en su casa en un plano donde a la izquierda se ve destacada la campana que cubre su placa y su pistola, sabemos que en el plano siguiente Craven va a dirigirse hacia allí y las va a tomar. En la segunda o tercera escena en que aparece el asesino profesional con aires melancólicos y entre citas de Diógenes o en latín, y tomando una pastillita o bebiendo vino tinto, sabemos que no va a cumplir su misión y va a traicionar a sus mandantes, los malos de la película. Y así ocurre todo en esta película, a través del clisé, las escenas ya vistas incansablemente y el correspondiente final feliz, donde al fin –sin que Dios intervenga para nada, claro- la verdad es dada a conocer ¡a través de la prensa! ¡Cuán políticamente correcto! ¡Y qué miedo a correr riesgos tiene su director!

Para colmo, Mel Gibson pasea incómodamente su figura por toda la película, con una gravedad que parece ajena y conspira contra toda posibilidad de esperanza, en una amargura que es consecuente con lo que es la película, cuya total ausencia del humor es un dato más de la mirada pobre, carente de imaginación y very comercial de sus hacedores, que habrán pensado: actor taquillero que vuelve, historia de venganza, algunos disparos, fórmula de éxito. Todo esto va de la mano, en especial la ausencia del sentido del humor, con la incapacidad para dar una buena –es decir, verdadera- imagen del mal y los malvados (pienso en el maestro Hitchcock que era todo lo contrario en su cine). Los malos –un empresario con contactos gubernamentales; un senador en ropas de jogging; un policía corrupto (no pidamos un banquero usurero o un sionista, eso jamás)- son malísimos de entrada, bueno, el policía no, pero hay indicios que lo muestran rarito. Y, otra cosa muy obvia, son todos muy altos de estatura, cosa de que, en las escenas junto a Gibson, éste quede debajo de ellos, disminuido, de forma de mostrar que este policía que se enfrenta solo a una corporación y a los políticos, es más débil que ellos. ¡Obvio!

Basta. La insulsez de la película, y de las “críticas” de los diarios, que sin decir nada a favor (porque es imposible) la califican de “buena”, lo dicen todo. Esperemos que Gibson se levante de esta su caída en la oscuridad, y, si tiene que facturar actuando, que mejore la puntería en su elección, como antes sabía hacerlo. Mientras tanto nosotros nos daremos con fruición al sanante olvido de esta nada memorable película. El lector está sobre aviso.


* Argumento según el diario La Nación: “Thomas Craven (Mel Gibson), un veterano policía de homicidios de Boston, recibe la visita de su hija después de mucho tiempo, dispuesta a pasar unos días con él. El problema es que ella parece algo enferma. Al salir rumbo al hospital, dos hombres encapuchados los sorprenden en la puerta de su casa y asesinan a la chica a sangre fría. Con esa tragedia a cuestas, Craven comenzará a investigar el crimen, creyendo que tras el asesinato de su hija se esconde un ajuste de cuentas y que el blanco debió haber sido él. Sin embargo, una intrincada madeja política se desatará por sorpresa, conduciendo a su investigación a niveles de peligro que ni siquiera sospecha.”