“Es, por tanto, una de las necesidades de nuestro tiempo vigilar y trabajar con todo esfuerzo para que el cinematógrafo no siga siendo escuela de corrupción, sino que se transforme en un precioso instrumento de educación y de elevación de la humanidad”

S.S. Pío XI



“Que el cine sea ordenado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas, y sirva eficazmente para la extensión del Reino de Cristo sobre la Tierra”.

S. S. Pío XII

martes, 25 de agosto de 2009

DOSSIER: DIRECTORES Y DIOS


DIRECTORES Y DIOS



Lejos de nosotros el ejercicio de la crítica de las obras a partir o en función de declaraciones o intenciones verbalizadas de los autores del cine, no obstante nuestra indagación nos permite, sí, un mejor acercamiento no sólo hacia el arte que ha marcado el siglo XX, sino también a comprender el estado de la religión y de la sociedad, y la relación entre esta clase de influencia y el espectador que vive en un mundo desacralizado. Porque va de suyo que la pregunta religiosa determina la mirada y el hacer del creador, ya tenga éste mucho, poco o ningún talento. Y la carga de moral que viene de consuno adosada está relacionada con una determinada cosmovisión religiosa.

Es legítima la expectativa de la inquisición, porque sometidos a una pregunta cristalina, la respuesta firme, la evasiva o la duda no van dirigidas hacia asuntos opinables, sino hacia aquello que determina una mirada sobre el mundo, mirada ésta que será volcada luego al celuloide y llegará a nuestras pantallas. Frente a una pregunta ante la cual nadie puede hacerse el distraído, la respuesta deberá completarse en la obra, porque la fe sin obras está muerta, y la sola declamación no alcanza. De ahí que resulta más difícil la coherencia –porque se necesita más talento- por parte del creyente, que la inconsecuencia del que marcha al paso fácil del mundo.

Se entiende, además, tanto mejor, el que muchos de estos “creadores” tan promocionados, y llamados por algunos “maestros” con total ligereza, se conviertan en los formadores de una mirada confusa y confundida sobre el mundo y la vida, y que el mundo esté hoy desquiciado y falto de esperanza. Porque ese desorden mental, luego volcado en una historia cinematográfica bien calibrada por técnicos de una gran industria, estalla en el desorden mental del espectador, que sentimentalmente se agarra de sus impresiones para vivir según ellas una vida según los modelos o contramodelos que se le han enseñado en la pantalla. Cabe decir que se impone la acción por sobre la contemplación.

El ítem reseñado ha sido escasamente abordado, casi podría decirse que la preocupación tal ha sido nula, a pesar de las constantes publicaciones informativas y divulgadoras sobre los directores de cine, al día de hoy absolutamente sobrevalorados.

Si del cine clásico se trata, la indagación deberá ser más exhaustiva dentro de las obras, pues la tradición de una forma artística ha permitido o dado lugar a reflexiones y miradas hacia lo trascendente, ocasionalmente y más allá de la fe de quien encabezara el proyecto cinematográfico. Pese a lo cual, y no puede extrañarnos, la fe y su afirmación escasean en medio de una corriente liberal que parece todo lo inunda. Son conocidos los ejemplos. Algunos pocos hemos podido entresacar, entre mejores y peores, de ayer y de hoy, para este breve informe. Informe, que no sentencia judicial ni justificación de divagaciones teóricas infundadas.


Alfred Hitchcock (1899-1980)

Es por demás obvia la condición de católico de Hitchcock, y aunque no hacía falta que lo dijera, preguntado sobre ello no ha dudado en contestar con sinceridad, aun en el pudor que ello pudiera ocasionarle ante periodistas ávidos de cine y nulos de teología o de moral. Sus obras, por lo demás, en general, confirman hasta cierto punto su afirmación. 

El menor de los tres hijos de una familia inglesa de origen católico (padre comerciante, madre ama de casa), su fe, si bien nunca ha estado en entredicho, fue en sus primeros años observante de la liturgia y sus deberes religiosos, pero luego la vida dentro del "mundo del espectáculo" -y más aún en el mundo hollywoodense- lo apartaron de ello, notándose en algunas de sus películas cierta influencia liberal.


Si bien este genio del cine (no es exageración usar tal palabra) ha sido en muchos de sus films claramente católico, dando grandes obras maestras, también puede decirse que no era el poeta que pedía Platón, a saber: "Mas nosotros necesitamos un más austero y menos deleitoso poeta -y un cuentista tipo útil, que nos mime solamente el gesto del varón cabal, y lo decidero de acuerdo a las normas, cosa que sirva a sacar varones guerreros..." (Platón, Politeia, II, 398). Si acaso más se acercó a ello un John Ford, haciendo un cine con arquetipos, también hay que decir que Ford se contaminó más del liberalismo en sus ideas. En definitiva, estos hombres difícilmente hubieran podido hacer más en una industria como la de Hollywood, dominada por el dinero y el lujo, y por el liberalismo judío. 
 
Algunas declaraciones y testimonios:


“Resultaba obvio para todo el mundo que trabajaba con él que poseía un intenso sentido del pecado, y que, asistiera o no regularmente a la iglesia, su formación católica victoriana aún seguía afectándole profundamente” (Arthur Laurents, guionista).

“Mi actitud ante la vida responde, como es natural, a mi formación y a mi fe. No hago cine concreta y deliberadamente católico, pero me parece que nadie dudará de que mis películas están hechas por un católico”.
(Entrevista por Carlos Fernández Cuenca, Festival de San Sebastián, España, 1958).

“La nuestra era una familia católica, y en Inglaterra, entienda, esto es en sí mismo una excentricidad. Tuve una estricta educación católica...No creo poder ser etiquetado como un artista católico, pero es posible que la educación infantil influencie la vida de un hombre y guíe su instinto...Soy definitivamente no antirreligioso; quizá a veces sea negligente”.
(“Sólo es una película”, Biografía por Charlotte Chandler)

“Muy joven aun, me internaron en Londres en una institución de jesuitas, el “Saint Ignatius College”. Mi familia era católica, lo que en Inglaterra constituye casi una excentricidad. Probablemente durante mi estancia con los jesuitas el miedo se fortaleció en mí. Miedo moral a ser asociado a todo lo que está mal. Siempre he permanecido apartado de ello”.
(Entrevista por F. Truffaut, en “El cine según Hitchcock”, Alianza editorial)

“Pertenezco a una familia católica y he recibido una educación religiosa muy estricta. Además, mi mujer se convirtió al catolicismo antes de nuestro matrimonio. No creo que se pueda decir que soy un artista católico, pero sí es posible que la educación, que es tan importante en cualquier hombre, y mi instinto, aparezcan de alguna manera en mi trabajo”.
(Ibidem)

“He llegado a creer que un futuro oculto es uno de los dones más misericordiosos y emocionantes de Dios. Sin él no habría nada que esperar; peor aun, nada que desear. En cualquier caso, nos guste o no, tenemos que vivir con ello.
De nosotros depende cómo vivamos con ello. Podemos vivir en un estado de continua ansiedad sobre el futuro, siempre temiendo que al final acabe ganando el malo, triunfe la injusticia y el género humano se destruya a sí mismo.
O podemos utilizar el don de manera creativa; ayudar a vencer a los hombres de buena voluntad, a la justicia a triunfar y creer que el drama del ser humano ha de tener un final feliz.
En otras palabras, podemos vivir en un estado de desesperación crónica o podemos vivir con fe en el futuro, aunque esté oculto a nuestra vista.
Sí, lo mejor del futuro es que viene de día en día. Y doy gracias al cielo diariamente porque el mañana no pertenece a ningún hombre. Pertenece a Dios”.
(“¿Le gustaría saber su futuro?”, publicada originalmente en Guideposts Magazine 14,nº 8, Octubre 1959. En “Hitchcock por Hitchcock”, Plot ediciones)


Frank Capra (1897-1991)

Siempre se habló del catolicismo de Frank Capra; casi nunca de su liberalismo, que ha terminado por adoptar y darle forma a una versión del “americanismo” en el cine. Pero su buen fondo resurge en obras donde la caridad lleva las de ganar. Su error, seguramente, la falta de idea del pecado, que es tal porque se comete contra Dios.

“De niño, empecé a considerar la religión como una simple superstición campesina. En nuestra aldea, sólo los pobres iban a la iglesia para confesarse. ¿Por qué? ¿La pobreza era un pecado? Rechacé en bloque todo lo que pudiera recordarme los ritos aldeanos. En Caltech, descubrí un nuevo ideal: la ciencia. La belleza, la claridad, la lógica con las cuales Newton y Galileo habían desarrollado sus brillantes leyes sobre la masa y el movimiento –eso era todo lo que el hombre necesitaba para descubrir la verdad-. Conocí, además a un bonita rubia que cantaba en un coro presbiteriano. O sea que todos los domingos, en lugar de ir a misa, cantaba cogido de la mano de mi rubia-a excepción de las misas de Navidad y de Semana Santa-. Esos días, yo me colaba en una iglesia católica para arrodillarme, respirar el incienso, para oír cantar a los ángeles y sentirme literalmente libre de la ley de la gravedad por la pasión y la resurrección de Cristo. Esto sólo nos puede suceder una de cada cien misas, pero ocurre. Se sale con ganas de gritar al mundo entero: “¡Valor, valor!” Pero las ganas se pierden con otras apetencias terrenales. Se vuelve a las “mates” y a la rubia. El hombre es un animal complicado”.
(En “Frank Capra”, por Michel Cieutat,Cinema Club Collection, Barcelona 1990).


Fritz Lang (1890-1971)

Salvo por parte de aquellos para los que el catolicismo es cualquier cosa (desde los curas “sanadores” carismáticos hasta Teilhard de Chardin, por ejemplo), muy difícilmente pueda advertirse la influencia católica en el talentoso vienés Lang. Y, como en casi todo el cine, le cabe aquella sentencia del Papa Pío XII ya citada en otra sección de este blog, sobre la ausencia de Dios en las películas.

-Las palabras del sacerdote al final (en You only live once) –“Estás libre, Eddie, las puertas están abiertas”- ¿eran una nota irónica o la verdad?

-La verdad. Puede reírse, pero no olvide que yo nací católico, tal vez no sea un buen católico según la Iglesia, pero la educación católica (y probablemente cualquier educación que tenga que ver con la ética) nunca le deja a uno. Y creo que era la verdad para esa gente –las puertas están abiertas ahora-, no era irónico”.
(“Fritz Lang en América”, Peter Bogdanovich, Editorial Fundamentos, 1984)


Mel Gibson (1956)

La evidente condición de Mel Gibson es un hecho público que no sólo informa las estadísticas, sino que le trae persecuciones y le hacen, hoy más que nunca, la vida muy difícil de sobrellevar, en tanto que católico que vive en medio de las tentaciones de Hollywood.

Sus padres eran católicos devotos, su padre incluso ingresó en un seminario (luego se haría sedevacantista y, en cuestiones morales, dejaríase influir por el ambiente relajado liberal de USA). A fines del 2000 Gibson creó la Fundación A. P. Reilly en memoria de su madre fallecida; la misma se encargó de la construcción de la capilla Holy Family, que congrega a unos 70 miembros de una comunidad tradicionalista.


En el cenit de su carrera con “La Pasión de Cristo” Mel Gibson tuvo oportunidad de visitar a Sor Lucía, la vidente de Fátima.


Hoy parece haber abandonado el buen camino, en medio de una profunda crisis familiar y profesional.


De sus películas ya hemos hablado bastante.


“Creo que empecé a concentrarme en la verdadera Pasión seriamente y por primera vez en mi vida adulta, ya hace unos doce años atrás. Crecí como católico, mi familia me crió en el catolicismo antiguo. Tengo 47 años, a punto de cumplir 48, así que recuerdo toda la Misa tridentina. Durante mis años de adolescente de alguna manera me alejé de la devoción, el mundo me sujetó, pero en ese momento de mi vida cuando busqué respuestas, significado y ese No me alejé completamente, siempre tuve fe y nunca lo habría negado, pero la verdad es que me volví perezoso. No había mucha "pasión" en ello, pero cuando uno busca respuestas regresa. Descubrí que para sanar las heridas de mi vida debía observar las heridas de Cristo y por ende la Pasión. Esto me generó mucha curiosidad y empecé a leer mucho sobre el tema por doce años hasta que llegó un punto en el que dije "tengo que poner esto en una película", porque creo que es nuestro deber profesar, enseñar y dejar que Cristo hable en nuestras vidas según nuestro propio quehacer. Y yo no soy un predicador, no soy un sacerdote, ni nada por el estilo; pero soy un cineasta. Sentí que podía decir algo en la pantalla con esta historia, que es un aspecto de la historia de Jesús, su Pasión. Había una imagen muy clara en mi cabeza de adónde quería llegar. tipo de cosas, regresé”.

“Hollywood es un pueblo algo raro, frecuentemente ha sido llamada la "Ciudad del Pecado" y estoy sumergido hasta las orejas en ella. Soy tan culpable como todos al ser un miembro oficial del mundo. Tengo tantas debilidades como cualquier otro, así que ciertamente no se trata de juzgar ni señalar a nadie. No haría eso, me da mucho miedo hacerlo. Es muy fácil ser juzgado y parece hasta justo en Hollywood, donde estamos para hacer lo inesperado. Creo que es bueno hacer algo que remueva las cosas y hacer The Passion es remover las cosas”.
“Espero que The Passion aumente la fe, las creencias de las personas devotas. Es una serie de imágenes basada en los Evangelios que espero sirva para profundizar la comprensión de toda la realidad y el misterio que la envuelve”.
(Entrevista en ACI Prensa)

“Yo siempre he creído en Dios, en su existencia. En mi familia me enseñaron a creer de cierta manera. Pero a mitad de mi vida, dejé algo de lado mi fe, y otras cosas ocuparon el primer lugar. En ese momento, comprendí que necesitaba algo más si quería sobrevivir. Me sentía impulsado a una lectura más íntima de los Evangelios, de la historia en su conjunto. Ahí fue cuando la idea empezó a cuajar dentro de mi cabeza. Empecé a ver el Evangelio con gran realismo, recreándolo en mi propia mente para que tuviera sentido para mí, para que fuera relevante para mí. Eso es lo que yo quiero llevar a la pantalla”.

“Nos hemos acostumbrado a ver crucifijos bonitos colgados de la pared. Decimos: «¡Oh, sí! Jesús fue azotado, llevó su cruz a cuestas y le clavaron a un madero», pero ¿quién se detiene a pensar lo que estas palabras significan realmente? En mi niñez, no me daba cuenta de lo que esto implicaba. No comprendía lo duro que era. El profundo horror de lo que Él sufrió por nuestra redención realmente no me impactaba. Entender lo que sufrió, incluso a un nivel humano, me hace sentir no sólo compasión, sino también me hace sentirme en deuda: yo quiero compensarle por la inmensidad de su sacrificio”.
(Mel Gibson narra la mayor historia jamás contada - Roma, 6 marzo 2003 ZENIT.org)


“-La verdad es que siempre ha habido una fuerte sensibilidad católica en mi trabajo
-¿Hasta qué punto es importante para usted el sacrificio de Jesús?
-Para mí lo es todo. Si no hubiese existido viviríamos en una constante conquista de la tierra y en un dominio de unos sobre otros. Es una lástima que tanta gente ignore el mensaje de Jesús. Esa es una de las razones por las que tenía que hacer la película.
-¿Cómo ha cambiado su fe al trabajar en este proyecto?
-Ésta ha sido una experiencia muy fuerte. Ha habido muchos obstáculos durante el rodaje, incluso alguno más o menos sobrenatural. Un sacerdote celebraba misa cada día y nos purificaba por los posibles peligros. No sé si seguiré actuando porque con esta película he disfrutado mucho y ya estoy cansado de estar en el ojo público. Yo sólo espero que el que vea «La Pasión» pueda permanecer sentado y sufrir con ella. Realmente lo único que he intentado conseguir es que quienes vayan a verla experimenten un cambio profundo en su vida. -¿Hasta qué punto es importante para usted el sacrificio de Jesús? -Para mí lo es todo. Si no hubiese existido viviríamos en una constante conquista de la tierra y en un dominio de unos sobre otros. Es una lástima que tanta gente ignore el mensaje de Jesús. Esa es una de las razones por las que tenía que hacer la película”.
(Acerca de “La Pasión de Cristo”. Entrevista concedida al canal de televisión EWTN a la que ha tenido acceso La Razón. Solidaridad.net- Fecha: 2004-03-24).


“El Espíritu Santo obró a través de mí en esta película, yo sólo dirigía el tránsito. Espero que tenga un poder evangelizador”.
(Ultima tentación de Gibson, Diario Clarín, 5 de agosto de 2003)


Clint Eastwood (1930)

Actor y director de origen protestante, sin embargo no muestra en sus obras ninguna relación con Dios o lo trascendente. Apareció en la escena pública con un perfil conservador –fue alcalde de su pueblo por el Partido Republicano-, pero ha abrazado todas las causas de lo políticamente correcto y, últimamente, disfrazado como actor de católico, parece empeñado en burlarse de la Iglesia Católica y el sacerdocio. Todavía muchos no lo ven, tal vez porque el árbol les tapa el bosque o porque no conocen al detalle la filmografía de Eastwood y creen que se trata de Harry el sucio. La cita incluida-muy grave- viene a corroborar lo dicho. Hoy Hollywood y los USA lo premian y glorifican a más no poder su cine amargo y desesperanzador.

“Eastwood se toma con mucho humor el asunto religioso, al asegurar que cree "en algo superior", pero que no reza a Dios. "Seguro que tiene cosas mejores que hacer que escucharme a mi", señala.
(Entrevista en relación al film “Gran Torino”.Fuente: EFE 27 Febrero, 2009)



Martin Scorsese (1942)

Bastaría decir que es el director de la blasfema “La última tentación de Cristo” (cuyo guionista, Paul Schrader es protestante), para definir quién es Scorsese. Director de gran talento surgido a principios de los años ’70, mostró la hilacha ya en sus primeros films, su confusión e ignorancia religiosa y su decisión de salirse de la Iglesia (más claramente en “Calles salvajes”). Tras haber pasado fugazmente por el Seminario, el trío tan famoso “Sexo, drogas, rock and roll” pudo con él. Hoy es muy premiado por el establishment del cine norteamericano.
“Yo, en el fondo, siempre deseé ser un santo. ¿Pero cómo conseguirlo? ¿Empezar de misionero? A los ocho años quería ocuparme de los leprosos de las islas. Pero aquello no era cómodo; dejar la familia, irte lejos, ocuparte de los leprosos...Me dije que tenía que haber otra forma. Me crié cerca de un sacerdote al que admiraba, al que trataba de imitar, pero que se burlaba de mi vocación. Y además era un snob: sólo iba a ver películas europeas y adaptaciones de Shakespeare. Despreciaba nuestro cine. Además oía música clásica, y no rock and roll. Siempre nos animaba para que hiciéramos deporte, añadiendo: “Ante todo, evitad a las chicas”. Yo odiaba los deportes, ésa era una de las razones por las que él insistía.
(...)
-La religión ocupó un lugar importante durante su juventud. ¿Sigue siendo así?
-Ni más ni menos de lo que se veía en “Malas calles”. Un sentimiento de culpabilidad, sí. También muchas supersticiones. Me rodeo de toda una serie de rituales, detesto ciertos números, hay algunos papeles que no tiraría por nada del mundo, pero ya no pongo los pies en una iglesia, ya no hablo con los sacerdotes...
-Sin embargo, usted entró en el seminario.
-Sólo cursé un seminario preparatorio en la Calle 86. Quería ser sacerdote. Eso era alrededor de 1956. Fue entonces cuando estalló la revolución del rock and roll...La música, aquella música, fue muy importante para mí.”
(...)
-Schrader tiene fama de calvinista, usted es católico. ¿Cómo se conjugaron esa dos visiones para adaptar a un autor que figura en la lista negra de la Iglesia Ortodoxa?
-Mi colaboración con Schrader se remonta, como usted sabe, a Taxi Driver. Aquel era su guión, un guión muy fuerte, que había escrito cuado atravesaba otro período difícil. No tuve que cambiar casi nada, aparte de las improvisaciones de De Niro. ¿Era aquel un punto de vista calvinista? No puedo juzgarlo, no soy un experto en la materia. Y lo mismo sucede con The Last Temptation. (...) Ahora que lo pienso, ¡puede que haya en él una cualidad o una ética muy protestante!
(...) La belleza del libro de Kazantzakis está en que Jesús conozca todas las debilidades humanas antes de convertirse en Dios.
-Sin tener que adherirse a una religión y a sus dogmas.
-Exactamente. Ser católico, para mí, quiere decir sentirse culpable y frustrado. La Iglesia, que es una institución humana, había decretado que no se debía comer carne los viernes. ¡Luego, de repente, da media vuelta y decide que está permitido! Comer carne el viernes era un pecado mortal. Si tocabas una hamburguesa ese día, te morías y te ibas al infierno. ¡Te quemabas eternamente! ¡Por una hamburguesa! ¡Luego, de la noche a la mañana, ya no hay ningún problema! O piense en el divorcio. Yo lo sé: ¡Me he divorciado tres veces! ¡En otro tiempo, si te divorciabas, eras automáticamente excomulgado! ¿Se da usted cuenta? Eso quiere decir que Dios ya no te escuchará:”Te han dicho lo que quiere Dios. Tú no has obedecido. Peor para ti. No hay apelación. No podrás ser enterrado en tierra sagrada. Eres un proscrito, rechazado por Dios y por su Iglesia”. Sí, me gusta el ceremonial de la Iglesia; sí, creo que trata de promover los ideales cristianos, aunque, en realidad, nadie los haya puesto en práctica. Pero lo que yo digo es que se puede hablar directamente con Dios. No se necesita un intermediario. (...)Y por eso hay que establecer una relación directa con Dios, si existe, en lugar de sufrir todos esos obstáculos, toda esa culpabilidad, que son únicamente producto del hombre”.
(“Conversaciones con Martin Scorsese”, Ediciones Plot, 1987)


-Creías en Dios. ¿Todavía creés?
-De chico siempre sentí que era el mismo espíritu, que todos éramos parte de uno, y que al nacimiento y a la muerte todo volvía a juntarse. Toma la forma de un cuerpo, y el cuerpo entra en otra persona. Es un problema espiritual, y siempre pensé en eso. Y la película “The incredible shrinking man” me lo recuerda al final, cuando él dice: “Todavía existo”. ¿Alguna vez viste ese final?”
(Entrevista por Marcelle Clements)



William Friedkin (1939)

Uno de los más talentosos directores surgidos en los ’70, director de esa obra maestra que es “El exorcista”, de un estilo vigoroso y sin concesiones, el estilo parece haberse devorado al autor, dejando la sensación de que pudo haber sido un maestro. Con el paso del tiempo comprendemos cuánto le debe Friedkin a Blatty, autor de la novela y guión de “El exorcista”. La respuesta citada pone en evidencia la falta de resolución espiritual de Friedkin, lo que probablemente nos da la clave para entender la escasa trascendencia de su cine.

-Es usted religioso?
-Diría que sí. No creo en ninguna religión específica que tenga una respuesta. Creo que todas tienen cosas maravillosas para ofrecer pero no estoy convencido de que haya una respuesta final que lleve a la exclusión de todas las demás.”
(Reportaje diario Clarín, 8 de marzo de 2001)



Brian De Palma (1940)

A pesar de proceder de una familia católica, fue educado en una escuela presbiteriana. Esa sospechosa contradicción se traducirá luego en su cine, confrontado entre sus remotos orígenes y su lectura de la sociedad sin la firmeza de una educación coherente. Primero influenciado por el movimiento contra-cultural de los años ’60, a partir de los ’70 demostró estar dotado para hacer grandes cosas en el cine, pero esa tensión permanente entre el exceso barroco y la solicitud moral lo convirtieron en un director no ajeno a las confusiones religiosas que el mundo le aportara. Tomó de Hitchcock varios tópicos para reelaborarlos, pero sin tener en cuenta de dónde había partido aquel para llegar a su estilo. Por eso De Palma parece quedar atrapado dentro de lo que cuenta. Otro gran talento desperdiciado.
“Yo tengo un gran respeto por todo lo que es científico y no creo realmente en lo sobrenatural”.
(Entrevista por Michel Henry, Positif nº 193, Mayo 1977).



Steven Spielberg (1948)

En otro lugar de este blog definimos el cine de este adorador del dios mammón. Judío recalcitrante y consecuente con lo que profesa, su cine vaciado de todo espíritu no es tan revulsivo como su persona, que en vez de aceptar las disculpas públicas de Mel Gibson en el sonado “escándalo” de unas supuestas declaraciones antisemitas, lo insultó a raíz de su enfermedad (alcoholismo) y lo conminó a donar dinero al Estado de Israel (sic). No se da cuenta que la peor enfermedad es la idolatría del dinero y el mundo.

Cuando fue a Cuba comunista, visitó la sinagoga y la comunidad judía, y también al tirano que sojuzga la isla, sin que se le escuchara criticar nunca el estado deplorable a que está sometido aquel pueblo en todos los sentidos. Parece que los derechos humanos son sólo para algunos “elegidos”.


Recientemente, donó con su esposa actriz U$S 100.000.- para la causa del ”matrimonio homosexual”. Según él esa clase de iniciativas servirán para mejorar el mundo, ya que no tiene otra intención.


Producirá próximamente una película sobre Martín Lutero King.


De más está decir que el establishment político y mediático lo adora.


“Una gran expectativa causó la visita a Cuba del cineasta norteamericano Steven Spielberg. En los primeros días de noviembre un numeroso público, admirador y conocedor de su obra, se entregó a las emociones que una y otra vez causa este maestro del celuloide cuando nos exponemos a sus filmes.
Spielberg, quien hace realidad los más fantásticos proyectos, tuvo muy presente durante la estancia su identidad judía, y como parte del itinerario, además de entrevistarse con Fidel, reunirse con los cineastas cubanos y presentar su filme Minority Report, dedicó una de sus mañanas en la Isla para conocer la Comunidad Hebrea en Cuba.
Junto al también judío Januz Kaminski, director de fotografía de sus últimos siete filmes, fue recibido en el Patronato por el Dr. José Miller y Adela Dworin. Entre ellos se estableció un diálogo sobre la historia de la comunidad. Luego la sinagoga fue el hogar judío que sirvió de refugio para un momento de introspección que lo llevaría a hablar de recuerdos importantes. Con su kipá puesta subió al Aron Hakodesh para ver los rollos de la Torá y parado en la Bimá dijo emocionado que sólo desde allí se sabe lo que siente un niño cuando hace su discurso de Bar Mitzvá.(...) Su presencia en la comunidad nos permitió encontrar una unidad entre el hombre y el creador que ha incursionado en todos los géneros. Pero sobre todo nos demostró que ser judío es una condición más allá de fronteras o diferencias sociales: “Yo soy un judío que sí cree en los milagros. He visto un milagro ocurrir con la reconstrucción de la comunidad. Ahora veo que la comunidad judía de Cuba es la misma de la que yo provengo. El tamaño no importa, el compromiso, la pasión del corazón y la fe es la que importa. Desde muy temprana edad me enseñaron estas palabras en hebreo, Tikun Olam, lo que quiere decir que siempre debemos trabajar para mejorar el mundo y qué mejor lugar para comenzar esto que dentro de la propia comunidad judía. Por tanto es un maravilloso milagro lo que estoy mirando”.
(Menorah, número 1 / 2003, Boletín de la Comunidad Hebrea de Cuba).



Rafael Gil (1913-1986)

Director de larga trayectoria, comprometido en su trayectoria con el régimen franquista, ha dedicado gran parte de su estimable obra a temas religiosos que, a pesar de lo difícil de su abordaje, dejan muy por debajo al siempre viciado cine bíblico hollywoodense. Al final de su carrera cayó lastimosamente, como la misma España.

“He hecho películas católicas porque soy católico, porque nuestro país también lo es, porque artísticamente ofrecen un buen campo y porque los resultados han sido fructíferos…”

“Por mi formación, toda mi obra ha de tener un acento religioso, pero es que las películas religiosas que yo hice coincidieron con la convulsión religiosa europea a raíz del final de la segunda guerra mundial”.



Luis Buñuel (1900-1983)

Otro gran talento desperdiciado, por falta de equilibrio y una buena filosofía. En gran parte deshecho por el ambiente del surrealismo, muchos modernistas consideran su cine verdaderamente católico. Prestigiado por los rebeldes a la religión católica, sin embargo Buñuel parece nunca haberse podido despegar del todo de su primera educación y el ambiente de la infancia. Quizás ese recuerdo pudo haberle salvado. Su cine, provocador y divertido, no es para cualquiera. Sus películas pero sobre todo sus palabras hicieron mucho daño a la religión.

“Pertenezco, y muy profundamente, a la civilización cristiana. Soy cristiano por la cultura, si no por la fe. “

“Lo he reconocido ya: culturalmente, soy cristiano. Habré rezado dos mil rosarios y no sé cuántas veces habré comulgado. Eso ha marcado mi vida. Comprendo la emoción religiosa y hay ciertas sensaciones de mi infancia que me gustaría volver a tener: la liturgia en mayo, las acacias floridas, la imagen de la Virgen rodeada de luces. Son experiencias inolvidables, profundas”.

“Soy ambiguo siempre. La ambigüedad me es consubstancial, porque rompe las ideas hechas, inmutables. ¿Dónde está la Verdad? La Verdad es un mito. Ser materialista, además, no significa negar la imaginación, la fantasía, ni que puede haber ciertas cosas inexplicables. Racionalmente, no creo que a un manco le crezcan las manos, pero puedo hacer como si lo creyera, porque me interesa lo que viene después. Además, estoy trabajando con el cine, que es una máquina de fabricar milagros”.


“No lo diré como un dogma, pero creo que en la vida todo es azar”.
(Del libro “Buñuel por Buñuel”, por Tomás Pérez Turrent y José de la Colina)


“Yo fui marcado por la religión, porque durante toda mi infancia me educaron los jesuitas y eso le imprime a uno un carácter a través de la vida. Estar con los jesuitas desde los siete hasta los quince años te marca, ¿no? Yo dejé de creer a los dieciséis años y empecé a pensar por mi cuenta, pero me ha quedado siempre una marca. No es que yo sea un adepto, no soy religioso ni voy nunca a misa, ni creo en nada, pero me importa mucho la religión”.


“Carente de fe (y persuadido de que, como todas las cosas, la fe nace a menudo del azar), no veo cómo salir de este círculo. Por eso es por lo que no entro en él.
La consecuencia que de ello extraigo, para mi propio uso, es muy sencilla: creer y no creer son la misma cosa. Si se me demostrara ahora mismo la luminosa existencia de Dios, ello no cambiaría estrictamente en nada mi comportamiento. Yo no puedo creer que Dios me vigila sin cesar, que se ocupa de mi salud, de mis deseos, de mis errores. No puedo creer, y en cualquier caso no acepto, que pueda castigarme para toda la eternidad.
¿Qué soy yo para él? Nada, una sombra de barro. Mi paso es tan rápido que no deja ninguna huella. Soy un pobre mortal, no cuento ni en el espacio ni en el tiempo. Dios no se ocupa de nosotros. Si existe, es como si no existiese.
Razonamiento que antaño resumí en esta fórmula: “Soy ateo, gracias a Dios”. Fórmula que sólo en apariencia es contradictoria.
Junto al azar, su hermano el misterio. El ateísmo –por lo menos el mío- conduce necesariamente a aceptar lo inexplicable. Todo nuestro Universo es misterio”.
(“Mi último suspiro”, memorias).



Otto Preminger (1906-1986)

Otro realizador y actor judío –éste muy talentoso- muy afecto a la provocación, muchos de sus films llevan el signo de la modernidad y la degradación. Causó un gran escándalo con “La luna es azul”, ingeniosa y deplorable comedia que fue condenada por diferentes voces de la Iglesia. No obstante lo cual le dieron libertad absoluta para filmar su monumental película “El Cardenal” , que parece anticipar –o preparar el ambiente para- los aires y nuevas enseñanzas del Vaticano II; sus mismas declaraciones así lo confirman. Desde luego, no había para él nada sagrado, y obraba en consecuencia.

“No soy católico y el film (“El Cardenal”, 1963), no está concebido desde el punto de vista de la Iglesia.(...)
Mucha gente considera la Iglesia Católica como una organización totalitaria; durante el rodaje de esta película me he dado cuenta de que no es así. Dentro de la Iglesia existe una autonomía asombrosa. Un obispo, dentro del área bajo su mandato, bajo su jurisdicción, no necesita pedir permiso a nadie. Naturalmente, en las cuestiones más importantes que se le pueden presentar, la actitud de un obispo depende de su jerarquía inmediata, el Papa, y no me cabe duda de que los deseos del Papa serán obedecidos; pero el Papa no actúa como un jefe totalitario; por ejemplo, en los últimos meses hemos sido testigos del Concilio Ecuménico (Vaticano II), que es la clase de institución democrática que no podría existir bajo el régimen de Hitler.(...)
Lo que yo quería decir sobre la Iglesia, lo que me interesaba dramatizar sobre la Iglesia es mi propia actitud y opinión y no he sido inferenciado por la Iglesia en ningún aspecto. En realidad se me ha permitido rodar en muchos templos (como en uno de los más antiguos de Roma, Santa María Sopra Minerva) y nadie me ha pedido ver el guión antes de comenzar. Durante ceremonias eclesiásticas, todos los extras, excepto mis dos actores principales, eran sacerdotes y frailes de los seminarios de alrededor. Lo hicieron mucho mejor de lo que hubiera resultado con actores profesionales. (...)
Tengo derecho a ser independiente. Nunca someteré un guión a nadie de antemano”.
(Revista Film Ideal N 132, Madrid,15 noviembre de 1963)


“Encontré que la Iglesia católica es una institución fabulosamente interesante. Da a sus diversos miembros mucha más autonomía de lo que yo pensaba. No soy católico. No sé si se nota en la película, pero empecé a comprender por qué la Iglesia católica, a pesar de estar reafirmando siempre su propósito moral o al menos volviendo a sus principios, es capaz de sobrevivir, mediante compromisos, a cualquier otra institución y organización. Ahora ven su deseo de relacionarse con los no católicos, incluso no creyentes, lo que muestra que en cierto modo se dan cuenta de las necesidades de los tiempos de progreso. No son ni tan conservadores ni tan reaccionarios como cree mucha gente. Me interesaba mucho esto.”
(Entrevista de Ian Cameron, 1965)



Billy Wilder (1906-2002)

Otro director judío de talento, chispa y sagacidad, además de firmar uno de los mejores de films de cine “negro”, “Double indemnity”, que marcó un estilo y hoy perdura como un clásico imperecedero (probablemente por toda una serie de elementos que confluyeron, a pesar del mismo Wilder), y realizar una gran película de evidente caracter moral y hasta respetuosa del catolicismo como "Ace in the hole" (cuando hacía cine serio era un director en serio), Samuel Wilder se especializó en su carrera en las comedias zafadas, ácidas e inmorales, como “Una Eva y dos Adanes”, “La comezón del séptimo año”, “Departamento de soltero” o “Bésame, tonto”, esta última condenada por la Iglesia. Aprovechó bien el terreno abonado por largos años de puritanismo para dar comienzo al escapismo de la lujuria, hoy desenfrenada. Consecuentemente con sus problemas con la censura eclesiástica, tuvo todo el apoyo de los medios liberales y de izquierda, que se horrorizan ante la sola palabra “censura”. La cita que presentamos, de un sarcasmo deplorable, exime de mayores comentarios.
“En todos mis guiones, después del título de la película figuran dos iniciales: CD. Cum Deo, en latín: una fórmula tradicional de encomendarse a Dios. No es que sea particularmente creyente, pero me parece la manera más barata de sobornar a aquella cosa que está entre las nubes”.
(Revista El Amante N 26 – abril 1994)



Manoel de Oliveira (1908)

Centenario realizador portugués que demuestra palmariamente que los años no traen la sabiduría, sino más bien, la chochez.
“Soy consciente de que como materia voy a desaparecer, a morir: no me preocupa. (...)
Lo que sucede es que me siento más cerca de Buñuel porque, como yo, es ibérico, menos frío; Buñuel mostró como nadie el deseo, la perversión y la crueldad del hombre...(...)He reflexionado mucho sobre Buñuel. Mostró la condición humana en todas sus caras de la forma más elegante, sutil e irónica que se pueda concebir. Afirmaba que no creía en Dios porque sentía horror ante la crueldad humana. No entendía que un buen Dios pudiera permitir tanta crueldad, pero, aunque se declaraba ateo, sí que creía en el misterio de la vida, en el misterio del ser humano”.
(Diario Clarín, 7 de abril de 2009)



Volker Schlöndorff (1939)

Realizador alemán muy promovido a raíz de su “El tambor de hojalata”, todavía perece confundido. Los modernistas no lo sacarán de ello.
-¿Es cristiano? ¿Tiene una religión?
-Todavía estoy trabajando en eso. Fui criado como protestante. Después fui a un colegio jesuita y quise mucho a los padres jesuitas, sobre todo porque me alentaron para que fuera artista y director de cine. Y eran extremadamente poco religiosos y gente muy abierta e inteligente. Cuando nació mi única hija, hace 13 años, la bauticé católica. Cualquier religión en la que crea, debería ser aquella con la que me educaron esos padres jesuitas. Pero yo soy demasiado viejo para ser un converso o algo por el estilo. No creo en la institución, creo en la fe.”
(Entrevista, 13 de noviembre de 2005, diario Clarín)


Woody Allen (1935)

Allen Stewart Konigsberg, el verdadero nombre de “Palito” Allen, es un ingenioso fabricante de frases ácidas y chispeantes, y un director por demás mediocre, hacedor en verdad no de cine, sino de “fotografías de gente que habla”. Muy prestigioso en los medios “intelectuales” de carácter progresista, en los snobs de moral laxa y cómoda biblioteca, lo interesante es que este judío que no cree en Dios parece tener algo así como una angustia producto de ese ateísmo, manifestada en sus películas en su reiterada referencia a Dios (hasta tiene una obra teatral titulada “Dios”). Búsqueda que lo lleva no a indagar en la verdad, sino a seguir haciendo películas, juntando billetes y repetirse hasta el cansancio en sus balbuceos sexuales y psicoanalíticos. Un crítico que es su defensor, dice bien que "las películas de Woody Allen reflejan la crisis de la sociedad, es un testigo excepcional del vacío y las preguntas sin respuesta de esta época" y admite que Allen Konigsberg no tiene respuestas a ninguna de las preguntas que se hace, no obstante lo cual lo declara un director maestro y genial. Pero es irresponsable Allen Konisberg porque le transfiere esas angustias, esas veleidades y esa nada a sus espectadores. Y ni siquiera lo hace con belleza. Pero sí puede decirse que el director es un “buscador de Dios”, en la medida en que se ciñe a aquello que decía Mons. Fulton Sheen: “Hay dos clases de personas en el mundo: los que han hallado a Dios y Le aman, y los que Lo buscan. Entre los segundos están incluidos los titulados comunistas y mojigatos, los pecadores sin arrepentimiento y los libertinos, los tiranos y sus viles esclavos” (Eleva tu corazón).
“Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa”.

“Para ti, soy ateo; para Dios soy la oposición”.

“En realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre Dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire”.

“¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?”

“Si Dios tan sólo me hiciera una simple señal, como hacer un ingreso a mi nombre en un banco!”

“Dios es o bien cruel o incompetente”.

“No quiero alcanzar la inmortalidad a través de mi obra; la quiero alcanzar no muriéndome”
(Frases tomadas de sus films)

“Aunque todos los políticos hicieran las cosas bien y no hubiera injusticia social ni económica, sufriríamos igual, porque hay problemas existenciales que son más profundos que los políticos. Y eso es lo que me interesa.(...) Si no tenés nada para comer, eso es muy importante. Pero cuando resolvés eso, te das cuenta de que aun no sos feliz. Tengo dinero, tengo trabajo, estoy casado, tengo hijos, y todavía no soy feliz. ¿Por qué? Esos son los temas que me interesan. La condición humana. No saber porqué estás acá, qué propósito tiene la vida, si es que tiene alguno. Si te morís y te vas para siempre y no queda nada, ¿qué sentido tiene todo?”
(W. A. Entrevista diario Clarín, febrero 2004)

“Influido por su formación familiar (ocho años en una escuela hebrea), al igual
que tantos otros intelectuales judíos, se plantea la duda de la existencia de Dios por el Holocausto –recuérdese la tragedia Primo Levi–, tal como se aprecia en sus primeras obras. “Si hay Dios, ¿por qué hubo nazis?”, manifestó a través de su personaje Mickey, en Hannah y sus hermanas (1986).
En efecto, éste sería el gran tema de su segundo Oscar de Hollywood al Mejor
guión original, siempre con su particular sentido del humor. Hannah and Her Sisters, fue, por tanto, su primera ‘comedia teológica’. En esta película, Woody Allen es un productor de TV obsesionado con el sentido de la vida. Su acercamiento al catolicismo dará lugar a los pasajes más cómicos de la trama. Pensando que no hay Dios, Mickey decide suicidarse: con el rifle ya en la sien se dice a sí mismo que en un universo donde no hay Dios, no quiere seguir viviendo. Pero, tras ver Sopa de ganso de los hermanos Marx, viene a convenir que “incluso en un universo sin Dios, uno puede dar sentido a su propia vida”.
(J. M. Caparrós Lera, Universidad de Barcelona. Woody Allen y las preguntas sobre Dios)

“Más adelante, en Delitos y faltas (Crimes and Misdemeanors, 1989) y en su
actual trilogía londinense (Match Point, Scoop, Cassandra’s Dream), su reflexión se
hace mucho más profunda. Habla de la mirada de Dios, de la justicia divina, y se inspira en Crimen y castigo, de Fedor Dostoievsky. ¿Cómo Dios permite tantas acciones terribles? La conclusión a la que llega es que Dios nos observa, nos está vigilando; pero se limita a mirar. Y llega a concluir: “Si Dios nos observa, quizá se limite a eso, a mirar”.
(Caparrós Lera, Ibidem)

“Con todo, el tema de la libertad y del misterio de Dios no parece entenderlo
bien; así como el problema de la justicia de Dios, si examinamos con atención su
filmografía”.
(C.L. Ib.)



Guillermo del Toro (1964)

Este mexicano que se cree torero pero no hace más que dar coces, dirigió las satánicas “Hellboy” y “El laberinto del fauno”, y trabaja actualmente en realizar “El Hobbit”, sin duda otra versión de sus enfermizas pasiones por lo escabroso y horrendo. Tiene un problema con la religión, evidentemente.

-Alguna vez dijiste que tu parte más frágil, el niño dentro tuyo, fue sólo alcanzado por los monstruos. Suena como una experiencia más positiva...
-Sí, amo a los monstruos. Si voy a una iglesia, miro más las gárgolas que los santos. La idea de lo normal no me interesa, me parece abstracta. Los monstruos representan una parte nuestra que deberíamos abrazar y celebrar. ¿Con quién preferirías salir a la noche? ¿Con el Dr. Jekyll o Mr. Hyde? Siento que todo lo que tratamos de negar sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas —el hecho de que somos falibles y mortales, que nos vamos a pudrir y que nuestras axilas apestan, que somos imperfectos, pecamos y nos equivocamos— es lo que nos hace más humanos. Es por eso que los monstruos son los héroes de mis películas.
-Te educaron como cristiano. ¿Seguís siéndolo o te convertiste en ateo?
-Sí, lo soy. Una vez que sos católico, lo sos siempre. Te arruina. Te sentís culpable 23 horas al día. Aún cuando dormís. Ir a la Iglesia me aburría, salvo cuando leían una parábola. Me interesaban las ideas transmitidas a través de historias de ángeles y demonios. Yo hago un poco lo mismo.
-¿Cuánto creés que el hecho de ser mexicano es relevante a tu sensibilidad artística? Existe esta idea de que los mexicanos entienden la muerte mejor que los demás. ¿Qué pensás de eso?
-Los mexicanos tenemos una gran desconfianza a las instituciones. Yo odio la religión organizada, la política organizada, la policía y los militares. Y si crecés con esa desconfianza, lo que te queda es la sensación de que todo se puede acabar en cualquier momento. Tenemos un gran sentido de la fatalidad. Sentimos que la muerte es importante porque es lo único que le da sentido a la vida.”
(Entrevista diario Clarín)


-¿Qué es lo que te da miedo?
-La política, la ley, los policías, el ejército, los bancos, la religión institucionalizada.
(...)
-Leí por allí que entre tus influencias literarias se encuentran dos argentinos, Jorge Luis Borges y Horacio Quiroga...
-Sí, así es. Quiroga es un genio, un tipo profundamente morboso, tiene un sentido absolutamente fatalista de la vida, no es una pose, realmente cree que el mundo está lleno de bestialidades. A mí me fascinan sus historias tanto como ver un accidente de autos; me quedo atrapado por sus imágenes.
(Entrevista en ADN Cultura, 25 de julio de 2009).


Lars Von Trier (1956)

Otro mediocre y provocador, éste de Dinamarca, como tantos otros integra este listado para dar a conocer de qué manera se aleja del buen arte el hombre que se aleja de Dios y la religión, y viceversa.

“-¿Ud. cree en Dios?
-No tengo una muy buena formación en cuanto a la Biblia, porque mis padres me prohibieron ir a clase de religión en el colegio. Y después me bauticé católico, pero como el Papa venía a Dinamarca, no tenía mucho tiempo y tenía que hacerlo de inmediato.”
(“Soy el Che Guevara del cine”.Entrevista en Clarín, 27 de setiembre de 2003).

“Hoy, la película Anticristo ha generado rumores acerca de su contenido gráfico y las escenas de sangre y sexo, sobre todo éstas últimas. Y es que Charlotte Gainsbourg - la protagonista- anduvo por ahí diciendo que estaban cerca de ser pornográficas.
Pero Von Triers solo sonríe… “Sí, hay sangre y sexo…” También confiesa que no es una persona religiosa “Lo intenté, pero no pude. Si creyera en algo sería en una especie de energía positiva…creo que la supervivencia es la bondad y la cooperación, pero no quiero ser uno de los amigos de Dios en Facebook.”
(Entrevista con el director Lars Von Trier, Revista Variety)


Wim Wenders (1945)

Sobre valorado director alemán, su visión de la religión es sentimental y mundana. En la película que él comenta incluye a Gorbachov como personaje humanitario, dentro de su cosmovisión ignorante y tediosa de la religión. Con un poco de humildad, pudo haber sido buen director. Nos queda la música de Ry Cooder en “París-Texas”.

-¿Tan lejos, tan cerca de quién?
-De El. De Dios. Yo pensé que era necesario expresar mi fe. A mí no me gusta la palabra de la religión: eso se convierte en secta. No es eso lo que siento. Digamos más bien que yo quería rendir cuentas de la espiritualidad. Es un poco como si después de hacer un largo viaje, hubiera por fin vuelto a casa. Es un regreso al punto de partida. En mi vida ya hice de todo: estudios de medicina, psicoanálisis freudiano, estudios de filosofía, militancia política hasta el punto de ir a la cárcel; tomé droga, todas las drogas...Por último filmé Hasta el fin del mundo en Japón, Australia, Moscú, París...un verdadero viaje de Dante, hasta el fondo del infierno. En resumen, yo ya había dado todas las vueltas posibles”.
(Revista Elle Nº 1, mayo 1994).

“No se puede ser cristiano sin ser socialista.(...) Estudié teología y eso imprime carisma. Y soy doctor honoris causa por la Universidad Católica de Friburgo. ¡Y no soy de derecha! Ser cristiano es ser revolucionario: es optar por la vida más allá de la tuya y de lo material”.
(Revista Ñ de Clarín, 21 de mayo de 2005)


Roland Joffé (1945)

Dado a la fama por su película “La Misión”, es evidente su falta de rigor en materia religiosa, además de en lo cinematográfico. Filma actualmente en Buenos Aires una película sobre la vida de Escrivá de Balaguer, “There Be Dragons”.Se presume una mirada muy liberal y “anti-fascista”, es decir, anti-franquista. Otro más que cae en el subjetivismo.
“Me maravilla el misterio de la vida. Cuando lo pensás bien, te das cuenta de que la vida es un privilegio tan extraordinario, y te hace pensar mucho en qué es lo que significa. Creo que hay una respuesta poco inteligente: que no tiene ningún significado. Pero una respuesta un poco más inteligente sería que tal vez no haya un significado, sino el que nosotros le damos”.
(Entrevista Clarín, 22 de agosto de 2009).


Peter Greenaway (1942)

Idem Lars Von Trier, además de que lo suyo no es cine sino regurgitación de jugos gástricos.
“Soy ateo como casi cualquier persona inteligente en Europa después de 2.000 años de Cristianismo. Respeto la capacidad cohesionadora de la religión, pero soy incapaz de creer sus cuentos. Por eso me interesa como mentira ejemplar la religión mormona: moderna y pensada para América”.
(Entrevista en Clarín, 25 de julio de 2003).


Willem Dafoe (actor)

Encarnó a Jesucristo en el blasfemo film de Scorsese. Sus declaraciones demuestran la seriedad de tal propuesta. Otra víctima en el Reino de la Libertad Religiosa.
“Recibí formación cristiana. No practico específicamente. Me interesa el Budismo. No soy budista práctico, pero todo el contenido del Budismo es lógico para mí. (...)
“La última tentación de Cristo” y “Mississippi en llamas” fueron más o menos el mismo año. Me llamaron para “Saigón, zona prohibida”. Las cosas se pusieron muy locas en Tailandia y volví totalmente loco. Me fui al campo. Estaba totalmente loco y recuerdo que recibí un llamado. Scorsese quería verme. Pregunté qué estaba haciendo, para qué quería verme. El protagonista. ¿Querés decir Cristo? Y dije Uau. Pensé que él estaba loco. Me encantó y pensé: sí, es perfecto para mí, porque es sobre un hombre común”.
(Reportaje diario Clarín, 27 de julio de 2002)



Jim Caviezel (actor)

Su imagen de Jesucristo en la pantalla es consagratoria y definitiva. Católico convencido y consciente de la obra que llevaba a cabo, su carrera ha quedado marcada y difícilmente encuentre otras producciones que enmarquen el sentido que su vida, a partir de “La Pasión de Cristo”, parece haber tomado.
“-¿Qué es lo que más te gustó de interpretar a tu Maestro y Señor?
-Por un lado me sentí honrado; por el otro le preguntaba "¿por qué escogiste a un pecador como yo?" Desde que fui escogido, he tratado de enfocarme en estar siempre agradecido por haber sido elegido para hacerlo. Lo que no creo que la gente pueda entender, es que nunca hubo un momento en que el papel fuera cómodo, y que terminar de realizarlo haya sido agradable. Hacerlo fue torturante.
-¿Qué sentiste al pensar que tenías que entrar dentro de la mente de Cristo, tal como San Pablo dice?
-Mi oración fue ésta: La única razón por la que hago esto es la conversión del mundo. No espero que la gente me vea, sólo deben ver a Jesús; eso es lo que pido. Y recé el Rosario incesantemente para que Nuestra Señora me guíe hasta su Hijo.Nadie, y lo digo en serio, nadie ha visto una Pasión como ésta.
Ésta es la Pasión más auténtica que hay. Y serán al menos dos mil millones de personas los que verán esta película. Ninguno de nosotros lo hizo por dinero; esto fue hecho por amor. Yo no me he llevado nada por esto. Mel no se ha llevado nada por esto. Cada uno donó todo su tiempo, y lo hizo por amor.
-¿Tuviste dudas al hacer la película?
-No. Es una película que tenía que hacer, incluso si fuera mi última película. Cuando Mel Gibson se reunió conmigo para hablarme del film, yo dije "¿quieres que yo represente a Jesús no es verdad?" Y él dijo: "Sí".
Al siguiente día, él me llamó e intentó dejarme fuera de esto. Y yo le pregunté: "Mel, ¿porqué estás tratando de sacarme de esto?" Él me dijo: "Porque esto podría ser el fin de tu carrera. Éste podría ser el fin de todas nuestras carreras. Necesitas entender lo que quiero hacer con esto". Y le dije: "Mira, la cosa es así: cada uno de nosotros está llamado a cargar su cruz. Si no cargas tu cruz, vas a ser aplastado por su peso. Mi respuesta final es sí". Y así sucedió”.
(Entrevista a Jim Caviezel, publicada por el periódico Our Sunday Visitor Noviembre 2003).


Nicolas Cage (actor)

Su verdadero apellido es Cóppola, pero parece que era demasiado italiano o demasiado conocido, ya que no demasiado católico. Educado como todo ítalo-americano en tal religión, parece que pudo más el idolillo en papel verde y con el signo masónico.
-¿En qué medida es importante para vos eso que llamás la dimensión espiritual, dimensión religiosa?
-Sea cual sea el camino hacia eso siempre es el mismo espíritu. Es lo único que puedo decir. No utilizo con frecuencia la palabra religión. Es una palabra muy dura. Yo prefiero ser enigmático y dejarlo en espíritu”.
(Reportaje Clarín, 2 de abril de 2009)


James Ellroy (escritor)

Sus obras han sido llevadas al cine varias veces. Una de ellas por parte de De Palma (La dalia negra). Todas estas películas se ven contagiadas de este pesimismo morboso. Otro ignorante que intenta dar cátedra.
-Ha dicho que cree en Dios.
-Ajá.
-¿Es una persona religiosa?
-No.
-En su propia teología personal, ¿qué piensa que hace Dios con todas esas víctimas de crímenes horrendos?
-No sé, espero que haya algún lugar para ellas, algún tipo de vida posterior benévola. No lo sé. Nunca voy a conocer a Dios en esta tierra, por eso trato de no inventar explicaciones.
-¿Y por qué cree en Dios?
-Simplemente creo eso, sé que existe. Comprendo que existe.”
(Entrevista en Revista Ñ Nº 167, 9 de diciembre de 2006).